Centro Wells Fargo, Filadelfia, Unión Americana. 24 de julio de 2016. El coordinador de campaña de Hillary Clinton, Robby Mook, dice al programa Estado de la Unión de la CNN, conducido por Jake Tapper, que “los expertos nos dicen que actores estatales rusos penetraron al Comité Nacional del Partido Demócrata, robaron esos correos electrónicos, y otros expertos están diciendo ahora que los rusos revelaron esos correos electrónicos con el propósito de favorecer a Donald Trump”.
El estratega demócrata agrega: “No creo que sea coincidencia que esos correos electrónicos fueron revelados en la víspera de nuestra convención aquí, y creo que eso es preocupante”. Tapper concluye: “Eso es una acusación muy fuerte”.
La escena arriba descrita sirve como prefacio al presente artículo, el cual pretende analizar el escándalo provocado por la divulgación de correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata y la posible participación de una potencia extranjera, Rusia.
En 1959, el escritor de sátiras políticas, Richard Condon, publicó el thriller político The Manchurian Candidate –“El candidato manchú”, en español-. La trama era que un grupo de soldados estadounidenses habían sido tomados prisioneros durante la Guerra de Corea (1950-1953) y habían sido sometidos a un lavado de cerebro, en Manchuria, por parte de sus captores chinos y soviéticos.
Uno de los cautivos norteamericanos pertenece a una encumbrada familia y su madre es una agente soviética. El soldado estadounidense es controlado por los miembros de la agencia de espionaje soviética, la KGB, cuando le muestran la carta de la “reina de diamantes”. El objetivo del “candidato manchú” es ejecutar un golpe de Estado en la Unión Americana e instalar a su padre, quien sería un títere de la Unión Soviética.
El libro de Condon ha sido llevado a la pantalla grande en dos ocasiones: en 1962 con las actuaciones de Frank Sinatra, Laurence Harvey y Angela Lansbury; y 2004, con la participación de Denzel Washington, Liev Schreiber y Meryl Streep.
Hasta aquí es la ficción. Sin embargo, donde la realidad posiblemente se empata con el mito es a partir del viernes 22 de julio de 2016, cuando el portal Wikileaks publicó cerca de 20 mil correos electrónicos pertenecientes al Comité Nacional del Partido Demócrata (CNPD), en los cuales se expone el favoritismo desplegado por la cúpula de ese instituto político a favor de Hillary Clinton y en detrimento de Bernie Sanders.
La consecuencia inmediata de la revelación fue la renuncia de la presidenta del Partido Demócrata, Debbie Wasserman Schultz, quien debía presidir la Convención Nacional Demócrata a celebrarse en Filadelfia, Pennsylvania.
Sin embargo, durante el transcurso del domingo 24, los demócratas, por diferentes medios, intentaron hacer aparecer al candidato republicano, Donald Trump, como la versión siglo XXI del “candidato manchú”.
El precitado Mook basó su acusación en que la revelación de Wikileaks ocurre cuando ha habido “cambios a la plataforma Republicana para hacerla más pro-rusa”1. Al inquirírsele al estratega demócrata sobre qué tipo de evidencia respaldaba su imputación, éste respondió: “Bien, necesitamos que los expertos hablen sobre estos. Ha sido reportado en la prensa que los hackers que penetraron al CNPD estén posiblemente trabajando en coordinación con Rusia”.
¿Cuál es la base de la acusación demócrata de que Rusia está detrás de las revelaciones de Wikileaks? Primero, un artículo del New York Times revela que en abril del año en curso apareció un gusano electrónico llamado “Fancy Bear”, también llamado “APT 28”, el cual “parece ser operado por la G.R.U.”2. La G.R.U. son las iniciales del Departamento Central de Inteligencia. Es decir, la inteligencia militar de la Federación Rusa.
Otra parte de la acusación son los antecedentes profesionales del mismísimo Vladimir Putin. Es sabido que el jefe del Kremlin recibió su formación profesional como miembro de la KGB, la agencia de seguridad del Estado soviético. El presidente ruso está orgulloso de su pasado como espía. “Mis ideas sobre la KGB estaban basadas en historias románticas acerca del trabajo de los agentes de inteligencia”3. Putin, “en su corazón, es un bolchevique. Él sabe que puedes conquistar vastos territorios sin grandes ejércitos”4.
¿Cómo respondió Donald Trump? Mediante su cuenta de Twitter, el candidato republicano dijo que “la nueva broma en el pueblo es que Rusia filtró los desastrosos correos electrónicos del CNPD, los cuales nunca debieron de haber sido escritos (estúpidos) porque le gusto a Putin”. Asimismo, el magnate sugirió a Putin formar una alianza para destruir al Estado Islámico. “¿No sería agradable si nos juntáramos con Rusia y le pateáramos el trasero al Estado Islámico?”.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, manifestó desde Laos, en donde se reúne con su contraparte estadounidense John Kerry, que “no quiero usar palabras de cuatro letras”. En el idioma inglés, la mayoría de los insultos se componen de palabras con cuatro caracteres.
Lo que es innegables es lo siguiente: Hillary Clinton quería proyectar la imagen de una “Convención de la esperanza”. Esto no fue posible porque los partidarios de Bernie Sanders mostraron su repulsa a la presunta candidata demócrata y acusaron al senador por Vermont de haberse “vendido” al clan Clinton. Además, Donald Trump, según una encuesta revelada por CNN, tiene el 44 por ciento de las preferencias electorales, mientras que la abanderada demócrata tiene 39 puntos.
¿Hay un acuerdo tácito entre Donald Trump y Vladimir Putin? O ¿Es una fábula urdida por el Partido Demócrata para tratar de salvar la pésima imagen y el mal arranque de campaña de Hillary Clinton? ¿Qué más veremos u oiremos en la lucha por ser el próximo ocupante de la Casa Blanca?
Aide-Mémoire.- Los recientes atentados terroristas en Alemania y Francia presagian una tormenta antimusulmana.
- – Clinton’s campaign manager: Russia helping Trump http://goo.gl/pKUEe0
- – As Democrats Gather, a Russian Subplot Raises Intrigue http://goo.gl/VmUfuF
- – Roxburgh, Angus. The Strongman: Vladimir Putin and the Struggle for Russia. I.B. Tauris, New York, 2014, p. 15
- – Kaplan, Robert D. In Europe´s Shadow: Two Cold Wars and a Thirty-Year Journey Through Romania and Beyond. Random House, New York, 2016 p. 154