Tras la excelente síntesis de los resultados electorales del pasado proceso electoral en Aguascalientes que Noé García Gómez hace a modo de introducción, se asoman varios aspectos interesantes de prácticas que se llevan a cabo por los diferentes actores políticos, su forma de hacer campañas políticas y los medios que utilizan para ello.
Se detalla también lo que, a su forma de ver, las leyes y las instituciones electorales deben de ser y hacer, con premisas puntuales de las modificaciones que deben hacer a los procesos de elección.
Comienza con la crítica del inicio, fuera de norma, de las precampañas por parte de servidores públicos que aprovechando, el cargo hacen promoción de su persona para aspirar estar en el ánimo de los electores. Lo anterior suele estar en la orilla de la delgada línea que separa la obligación de informar a la sociedad sobre el quehacer gubernamental y la promoción personal con fines electoreros. Ésta práctica sin duda cambiará la dinámica de la comunicación “gubernamental” tras la reforma legislativa que permite la reelección, dado que ahora no sólo los alcaldes y diputados buscarán saltar de cargo, sino que buscarán permanecer en ellos para lo que buscarán estar presentes en los medios de comunicación y en las redes sociales, a lo que se sumarán los regidores y síndicos. A eso hay que sumar a los delegados de las dependencias federales.
En cuanto a las redes sociales, hay que dar la razón a los argumentos que describe García Gómez, pero también hay que reconocer que las redes sociales son una de las mejores herramientas para comunicar, sobre todo con gran parte del electorado que son personas que se encuentran en un intervalo de edad de entre los 18 y los 40 años y que son los que hacen gran uso de ellas.
De manera personal, no veo la manera en que, como Noé García sugiere, se realicen acciones para evitar la guerra sucia en tiempos electorales, pues acotar el uso de las mismas podría poner en riesgo una de las cualidades y ventajas que nos ha dado el adelanto de las tecnologías y las comunicaciones que es la libertad de su uso sin la censura política, por lo menos en nuestro país.
Cuando se hace uso de la guerra sucia electoral, regularmente se da porque quienes desarrollan los memes y hacen circular videos es porque los propios protagonistas han dado material para la producción. Desde infortunadas declaraciones, demostración de ignorancia sobre algún tema que aborden y propuestas ocurrentes, hasta la denuncia de malas prácticas como la entrega de despensas, compra de votos y credenciales de elector; y algunos más bochornosos como las intervenciones ilegales de llamadas telefónicas y conversaciones por mensajería instantánea en las que se da cuenta de envío de recursos financieros de dudosa procedencia y grescas entre actores políticos acompañados de sus respectivas huestes.
Por lo que hace a las encuestas, de cualquier tipo, es sabido que la mayor parte de ellas se presentan al público con los resultados en favor de quien la pagó. Incluso existen encuestas sesgadas por los propios equipos de campaña y que les son presentadas a los candidatos o jefes políticos, cuyo mal se ve reflejado en las pésimas decisiones de estrategia tomadas, uno de los mejores ejemplos es el ocurrido durante el sexenio con el gobierno del estado.
Aquí les comparto el link a un resumen del libro Como mentir con estadísticas de Darell Huff por demás interesante que sin duda servirá mucho a quienes para hacer política están acostumbrados a la simulación (http://goo.gl/a1qm2U).
Hablando de las candidaturas independientes, es cierto que hay que darles un trato más equitativo a la hora de repartir recursos de todo tipo para el desarrollo de sus campañas. Una de las principales desventajas que tienen frente a los partidos políticos es la falta de estructuras de promoción y defensa del voto que son parte de las masas clientelares que han forjado por años en base la persuasión y pago de las mismas, que obviamente un candidato independiente difícilmente formará dentro de los tiempos electorales. Prueba de ello es el poco número de posiciones políticas ocupadas por esa vía y gran parte de quienes las ocupan han pertenecido previamente a algún partido político de los de siempre.
Para finalizar y dar paso a una opinión personal: existe quien piense que los partidos políticos y sus campañas no deben ser financiados por el erario, sin embargo se tendría que advertir el riesgo que implicaría para engrosamiento de la corrupción y la impunidad del sistema político del país. Por lo que deberíamos de pensar en hacer las cosas de manera diferente, sí con el uso de recursos públicos, pero con gran certeza de cómo se distribuyen a los partidos políticos y cómo los utilizan, certeza que puede darse sólo con un sistema totalmente transparente.
Disminuir los costos de las campañas, prohibiendo el uso de cualquier tipo de souvenir electoral y fomentando la realización obligatoria de debates públicos en el corazón de las colonias con un formato que permita la verdadera discusión de ideas y propuestas; y el convencimiento y compromiso de frente al electorado y aplicar lo que en alguna ocasión les dijo Andrés Manuel López Obrador a los candidatos de Morena de darles únicamente un par de tenis, sombrero y la bendición a los candidatos, siempre y cuando no sean tenis de ocho mil pesos como los que usa su hijo.
@aguileralespron