Hablemos de autos. Los nacidos a mediados-finales de los 80 recordarán las famosas guayín, o station wagons, que más que nada eran unos coches enormes con ventana en la cajuela. Aquellos millennials que vieron el mundo a finales de los noventa disfrutaron de las minivans o los típicos vehículos de soccer mom, siendo la Voyager de Chrysler el pináculo de dicha moda. Desaparecieron en la oscuridad para dar paso a las SUV, reflejos de tiempos de bonanza económica. Tal vez una CR-V de Honda haga lo mismo (y tenga la misma cantidad de personas) que un Gol o un Tiida, pero las familias suelen elegir el vehículo grande y en boga. Y uno recuerda con nostalgia, yo me he llegado a preguntar: “¿ya no venden camionetotas?”. No es que mi sueño sea comprarme un Dodge con acabados madera y gran parte trasera, pero tampoco me remite a algo especial un vehículo que no me ha tocado, como las SUV, que de hecho van de salida.
Esta misma nostalgia y una audiencia consumista hace posible que nos traguemos cosas por el mero recuerdo. Ya para dejar ir el tema automotriz, es por eso que a un coche coreano Dodge le pone Dart para levantar los recuerdos de los consumidores y chantajearlos así para la compra. Esta semana, ante su crisis económica y creativa, Nintendo anuncia una caja con memoria flash en forma del NES (Nintendo de 8 bits) con 30 juegos de al menos hace 25 años, para vendernos lo mismo una vez más. Yo estaré ahí el día uno para comprarlo. Se las compro completita. Apelan a mi nostalgia, a la cultura pop y a que lo que nos olía rancio hace 10 años y se vendía a 50 pesos en los tianguis, hoy es ofrecido en una versión capada pero con un tufo positivo a retro, no a podrido. Nintendo se convierte así en una compañía, un holding, más bien de licencias y personajes. Su ego japonés les hacía guardar celosamente sus marcas luego de bodrios noventeros como la película de Super Mario Bros, pero ante la necesidad de generar ganancias han llegado en menos de tres años a McDonald’s, Yogurth Land, Vans, anaqueles de supermercado con peluches y mochilas (Chenson, marca local) e incluso a nuestros celulares.
Hablo en serio cuando afirmo que para un gamer, hace siete años era imposible encontrar mercancía oficial hasta de licencias populares como Pokémon. Pura piratería en ese agujero apestoso llamado Plaza de la Computación. La crisis y la nostalgia han hecho que hoy tenga unos portavasos con los iconos de Super Mario Bros cuando ni siquiera tengo tantos vasos o invitados.
Bocadillo: Hablando de nostalgia y disfrutar las cosas por sus referencias y no por su valor, hay una serie excelente (¿ven?) en Netlfix llamada Stranger Things, la cual toma elementos de los Goonies, ET y Cementerio de Mascotas, así como Mr Robot se basa en Fight Club. Sútil, preciso. De hecho cada reseña de la crítica gringa acerca de Stranger Things habla de Spielberg, Amblin y Stephen King. JJ Abrams lo hizo con Super 8, pero las reseñas dicen que Stranger hace mejor el trabajo.
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