- Un vistazo a uno de los after hours legales de la ciudad de Aguascalientes
El Eterno, muchos tal vez no conozcan o hayan oído hablar siquiera de este antro trasnochador de Aguascalientes, lo cierto es que desde el jueves a partir de las dos de la madrugada este centro nocturno, que en un principio pareciera estar destinado a la comunidad gay, ahora se llena de todo tipo de personas que tienen como propósito seguir la fiesta y no encuentran mejor lugar en esta ciudad.
El Eterno es un pequeño centro nocturno ubicado casi en el cruce de avenida López Mateos y la calle Poder Legislativo, a unos pasos del parque Miguel Hidalgo, en el barrio de la Purísima. Abre sus puertas alrededor de las 8:00 o 9:00 de la noche como cualquier otro local de su tipo en Aguascalientes, la diferencia es que la gente comienza a entrar pasadas las dos de la mañana, una vez que han cerrado todo lo demás.
Todo parece indicar, y existe un acuerdo entre la comunidad, que El Eterno es un antro destinado a la comunidad gay; así lo indican sus colores, gran parte de su público y pintas en las paredes como “Este baño sí es de jotos pero la que esté de puerca o sobándose, cachetadas le van a sobrar”, el cual se puede leer cada que entras a los incómodos baños de caballeros.
Aunque el sitio es un punto de encuentro para la comunidad LGBTTI de la ciudad, ahora es visitado por personas que se pueden identificar o no con cualquier etiqueta; no es raro ver a una pareja de heterosexuales bailando Spanish Girl, éxito musical en el playlist del sitio (Ella es mi mar mi montaña, ella es mi tempestad y mi calma, ella es un sueño de mujer, oh, oh, oh, Spanish girl), a un lado de un “cholo” que besa a un travesti, o a uno que otro funcionario público de cualquier nivel disfrutando de su noche de descanso con sus compañeros mientras una pareja de lesbianas se toma fotos en su celular porque de verdad, en El Eterno cualquier combinación es válida.
El lugar es simple, al entrar hay un salón de aproximadamente 20 metros de fondo por 10 de ancho con piso que parece ser de mármol y mesas de marcas cerveceras a los costados para permitir que la gente utilice la parte central como pista de baile; al fondo: una gran barra donde los meseros luchan con las personas que se paran ahí para ir por las cervezas que sus clientes les han pedido, a un costado de la barra hay un pasillo que dobla para toparte, primero, con el baño de los “jotos” que termina usando cualquier persona de género masculino, después con un par de baños, uno para las mujeres que nacieron siendo mujeres y otro para las mujeres que nacieron varones y los varones que gustan de vestirse de mujeres.
La dinámica que sigo cada que voy al Eterno es la siguiente: generalmente me quedo de ver a las 10:00 de la noche en casa de algún amigo que viva en el centro para precopear, ese ritual de personas inteligentes termina a las 11:00 o 12:00 de la noche y de ahí nos vamos a alguno de los cientos de bares que hay en Aguascalientes y donde permanecemos hasta que nos corren, aproximadamente a la una y media de la madrugada, entonces hay de tres sopas, una es que hayamos guardado “pisto” en la casa del amigo, la segunda que aterricemos en alguna fiesta a “gorrear” y la tercera ir a El Eterno.
Una vez que la decisión fue tomada y que llegamos a las puertas del Eterno, hay que pagar un cover de 20 pesos y comprar una cubeta de seis cervezas a casi 300 pesos o una sola en 35, recordemos que el antro tiene que pagar cuantiosos impuestos al municipio para seguir abierto hasta las cinco de la mañana, por eso es tan caro.
Lo siguiente es una serie intercalada de baile, chistes, charlas y encuentros con conocidos, a la par que cuidas que nadie te robe tu dinero ni celular pues, como bien dice Carmen, vecina mía y mesera de El Eterno, “aquí la gente es buena, pero hay que cuidar tus cosas”; dicho comprobado con un par de amigos a quienes les han desaparecido sus pertenencias aprovechando que su atención estaba centrada en el espectáculo de los parroquianos.
Cuando El Eterno cierra, como a las 5:00 de la mañana, el sueño y el cansancio es tal que nadie, salvo quienes se encontraron a alguien, quiere continuar la fiesta, por eso decenas de taxis y vendedores de burritos se reúnen para ofrecer sus servicios y productos a los trasnochadores. Como yo generalmente ya estoy muy gastado, suelo huir a mi casa sin comer nada hasta la mañana siguiente cuando la cruda y el hambre se combinan de tal forma que me hacen despertar, ir a buscar comida y empezar a compartir chismes de lo que en las primeras horas de ese día sucedió en El Eterno, que entre amigos apodamos con cariño El Entierro.