- 46 a 40 gana Lorena Martínez en proyección sin indecisos / Ríos Alba aventaja 46 contra 36 en expectativas de ganador
- ¿Cómo es que un propositivo y elocuente Alejandro Vázquez Zúñiga no va arriba de candidatos que han mentido?
Estamos en condiciones de informar que la elección del 5 de junio para la gubernatura, la ganará Lorena Martínez Rodríguez, candidata de la coalición Aguascalientes grande y para todos, 46 a 40; mientras que en la alcaldía capitalina, se la llevará José de Jesús Ríos Alba con una ventaja de 46 contra 36.
El párrafo anterior es básicamente como los medios de comunicación hemos hecho uso de las encuestas para empujar las preferencias de los ciudadanos y cuando escribo medios, soy incluyente, al considerar a quienes se presentan como líderes de opinión difundiendo sus postulados a través de las redes sociales.
La forma en que hoy leemos, la prisa con que pasamos la mirada sobre las imágenes y dejamos de lado el significado del texto o, casi siempre, abandonamos a las primeras líneas ya con un juicio sobre lo que se nos quiso decir, ha logrado que en esta elección, candidatos y partidos compren followers y bots para apuntalar las impresiones que les convienen en los electores; pero para “estar en condiciones” de que lo apuntado en el primer párrafo estuviera más cerca de la verdad, habría que vestir lo que las imágenes y frases relámpago nos indican. Así, para “informar” que la candidata ganará la gubernatura sería indispensable subrayar que los números son resultado de la proyección de una encuesta elaborada por Proyecta y que arroja los resultados de contabilizar sólo el total de votantes seguros y descarta a los indecisos, y lo señala, en la portada de este diario está con letras rojas sobre los gráficos, pero lo que se va a leer es que ese 46.2 contra 40.9 es el pronóstico sobre lo que pasará el domingo; lo mismo con el segundo gráfico en donde el título indica cuáles se cree que son las expectativas que sobre el ganador se tienen, de acuerdo a la revisión de un estudio de Espacio Muestral, no que esa va a ser la votación… No podría apostar cuántos lectores regresarán a verlo de nueva cuenta antes de demandar a este diario que sea objetivo o se apegue a la verdad, y es que como señala Roy Campos: “Normalmente, un ciudadano cree más en las encuestas cuando la opinión mayoritaria coincide con la suya, no importa quién ni cómo haga la encuesta, la credibilidad está más ligada a las preconcepciones que a la metodología, y cuando algún estudio muestra algo que le gusta, no importa si es poco serio y sin sustento, le asigna la mayor credibilidad que al resto e incluso pasa a ser su defensor”.
A mediados de abril, Roy Campos comenzó a través de su cuenta de Twitter a difundir una serie de postulados acerca de la función y uso de las encuestas, con mucho sentido del humor, pues los encuestadores y sus productos no se encuentran en su mejor momento ante la opinión pública, sin importar que quienes realicen estos estudios indique, como señala @RoyCampos: “Saber con certeza quién ganará una elección y, más aún, con qué porcentajes lo hará no es materia de encuestas; quien quiera saber eso que consulte los horóscopos o a los astrólogos, porque los encuestadores miden otra cosa”, apuntala esta opinión con una diferencia, indicando que en general las encuestas son útiles (e interesantes) para hacer diagnósticos, mas no pronósticos; sin embargo, la experiencia de la reacción de la difusión de estos resultado apunta a que se tendrá que seguir haciendo esta aclaración y mil veces, pues al final de la jornada electoral, más de uno señalará cuál de las casas encuestadoras “le atinó” al resultado.
En otro apunte de esta serie, Campos indicó “Creer en las encuestas, creer en los encuestadores y creer en quien analiza las encuestas son cosas distintas; en el primer caso son sólo números, en el segundo es la descripción fría que se hace con ellos y en la tercera es la interpretación política y social, en esta etapa es donde se presentan adivinadores que son los que después culpan a las encuestas, son ellos quienes deberían asumir su falta de rigor al querer seguir pronosticando”, es decir, no se trata de una cuestión de fe, una más de la serie de Roy Campos: “Dentro de las muchas cosas que pueden influir en un ciudadano para decidir su voto, las encuestas son por mucho las menos importantes, no pueden competir con candidatos, campañas, spots, regalos, costumbres, familia, amigos, etcétera”, y sin embargo la clase política sigue empleándolas como arietes.
Incluso la autoridad electoral, que no ha sabido cómo abordar el uso de estos estudios, pues ante el incesante empleo de las encuestas como propaganda ha establecido lineamientos severísimos para que los medios de comunicación podamos presentar el análisis de los datos, y en algunas ocasiones linda en el ridículo, pues demanda que se presente al detalle la metodología de la encuesta comentada, sin importar que haya sido registrada ya ante la autoridad electoral, exigencia que tendría sentido si pudiera tener efecto sobre los cientos de sondeos que aparecen en Facebook y Twitter, que sin control alguno, sí declaran vencedores y vencidos.
A las 23:59 del día de hoy da inicio la llamada “veda electoral”, un espacio que la autoridad concesiona con los partidos políticos para que dejen de atosigar a la ciudadanía con su campaña, ¿importa?, no; los partidos políticos e independientes se las arreglarán para violar ese contrato y aprovechar esa tregua, una de esas vías serán los sondeos, sobre los que no hay ningún control; otra es la prohibición de publicar encuestas hasta el momento en que se cierren las casillas, este texto ha tenido el propósito de meterse en camisa de once varas, como editor, no podía dejar pasar la oportunidad de experimentar el seguro escarnio del que será víctima el periódico ante las acusaciones de “vendido”, de que nos “compraron”, que vendrán de quienes no están de acuerdo con lo que leímos de las encuestas, así como las alabanzas y palmeos en la espalda de quienes coinciden con los resultados.
Tampoco quería dejar pasar la oportunidad de emitir mi opinión acerca de la preminencia de las cosas que sí creo que influyen más que una encuesta, esa serie de percepciones que hacen que me pregunte ¿cómo es que un propositivo y elocuente Alejandro Vázquez Zúñiga no va arriba de candidatos que han mentido?, ¿si aspirantes como Mauricio González o Jesús Quiñones han deliberadamente mostrado su falta de compromiso con la transparencia, que les da ese porcentaje?, o bien, cómo es que siempre nos quejamos de que no hay suficientes debates ni propuestas, pero al candidato a la alcaldía capitalina que con mayor consistencia ha hecho un uso inteligente de los micrófonos eso no le redunda en un mayor porcentaje. Lo mismo que la candidata Lorena Martínez, que previo a la veda, prefirió que los dirigentes de la coalición formaran un frente para presentar un resumen de sus propuestas, mientras que otros decidieron invitar a un expresidente para que viniera a decir chambonamente que ya se veía como titular del DIF, pero el contraste en las declaraciones no se reflejan en los números presentados, mucho menos en el ánimo con que el electorado estará a favor o en contra de unos gráficos, porque hemos aprendido a leer con mayor velocidad, pero olvidado la profundidad.