El PAN con Anaya

La noche del 5 de junio se derrumbó la mítica imagen de Manlio Fabio Beltrones ante la sagacidad y brillantez de Ricardo Anaya, el joven presidente de Acción Nacional; quienes pudimos ver el debate transmitido por televisa y conducido por Joaquín López Dóriga aquel domingo por la noche, nos percatamos de la desesperación del presidente del PRI ante dos contundentes realidades: la primera es que el partido de Enrique Peña Nieto sufrió la mayor derrota electoral en términos de gubernaturas y alcaldías de toda su historia, la segunda realidad es que a este partido se le agotó el discurso, ya no tienen nada que ofrecer, el partido en el gobierno federal carece de resultados y de acciones concretas que le permitan construir una argumentación concreta para enfrentar los señalamientos de sus adversarios y para resolver los problemas que aquejan a México, esto es lo fundamental.

Ante estos hechos, el PRI quiere cobrar venganza y ha encontrado en los empresarios y el clero sus deudores electorales, he visto con mis propios ojos y escuchado que las y los diputados del PRI andan buscando quién se las pague y más que hacer una autocrítica de su comportamiento de cara a los problemas que afectan al país y que no han podido resolver como gobierno enfilan su cólera en contra de el sector productivo y religioso. La mañana del jueves en el momento en que mis compañeras y compañeros diputados del PAN presentamos las modificaciones para impedir que particulares y hasta terceros tuvieran la obligación de presentar la declaración 3de3 -propuesta hecha por el senador Manuel Cárdenas de Nueva Alianza-, me acerqué a tratar de convencer sin éxito a mis compañeros del PRI de que lo que habrían de hacer sería un error y que de nada serviría pedir dicha declaración hasta a la cocinera de los empresarios, las respuestas fueron de todo tipo pero llenas de ira: “que se jodan”, “que vean quien manda aquí”, “al PRI se le respeta” fue la respuesta más temeraria.

Llegó el momento y el presidente de la mesa directiva Jesús Zambrano puso a consideración de “el Pleno” las modificaciones a la minuta enviada por el senado, se abrió el tablero de votación, podríamos decir que el ambiente empezó a calentarse, camarógrafos y reporteros buscaban su mejor ángulo para captar lo que sucedería y los coordinadores de los grupos parlamentarios revisaban que no faltara nadie, el bullicio subió de tono y se comenzaron a ver en la pantalla que contiene el tablero los primeros votos, en el primer momento observé que había 198 votos a favor y 145 en contra, segundos más tarde todo cambió y el bloque que construimos entre el PAN, PRD, MC y Morena perdió la votación en la Cámara de Diputados con 20 votos de diferencia con la suma de Nueva Alianza y el Verde a favor del PRI y la mezquina ausencia de la totalidad de la bancada del PES.

El golpe a México se había consumado y los aplausos y celebraciones de todo tipo por parte de los pupilos de Peña Nieto eran elocuentes, era de sorprender el convencimiento que tenían, pero nunca de que la medida sería buena y efectiva para combatir la corrupción, de ninguna manera, lo que quería el PRI era mandar un mensaje de venganza colectiva asumiendo que este partido es más fuerte que la voluntad ciudadana, así piensan ellos, culpar de sus derrotas electorales a otros factores que no corresponden a los hechos es la prueba plena de no hacerse cargo de su responsabilidad en el ejercicio de gobierno, torcer las iniciativas de ley para lastimar a la sociedad es un error que pagarán en el proceso electoral del 2018 ahí estará el PAN regenerado por Ricardo Anaya que sabe como ganar elecciones, pero sabe más que el interés México está por encima de todo.

@JorgeLopez_M