Hemos visto o leído a lo largo de toda esta semana las consecuencias que ha provocado en materia económica y el impacto que sigue generando en prácticamente todos los países del mundo, la oficialización del ya popular Brexit: la salida de Gran Bretaña del bloque de naciones que integran la Unión Europea.
Durante los primeros días de la semana quedó demostrado que ni los mismos ingleses alcanzaron a entender o dimensionar cuál sería el alcance de esta decisión quizás muchos ya conscientes se han manifestado en las últimas horas en contra, ha habido incluso quién habla de la posibilidad de convocar a nuevas votaciones.
Lo que viene por lo pronto es un reacomodo de ésta que es una de las principales potencias económicas en el ámbito mundial, Inglaterra deberá formalizar su salida de este bloque. Algunos especialistas han marcado un tiempo de por lo menos dos años, es decir de aquí al 2018 para que el Brexit quede finalmente consumando.
Hay que hacer énfasis en que Gran Bretaña es uno de los 7 países más poderosos que concentra los principales bancos y aseguradoras del mundo, quienes ahora evaluarán su salida de aquella nación tras esta determinación, lo que se irá dando también de forma gradual según aseguran quienes han profundizado del tema.
Lo que es cierto es que no hay un antecedente inmediato de una decisión así, sin duda esto ha tambaleado la fortaleza de este bloque de países del viejo continente al salir a la luz que es ahora Escocia, nación que pertenece a la Gran Bretaña, quienes también están evaluando su permanencia en la comunidad europea.
Por lo pronto en México la incertidumbre económica internacional generó un impacto inmediato que se buscó mitigar a través del anuncio del secretario de Hacienda Luis Videgaray, de un recorte al gasto federal arriba de los 31 mil 700 millones de pesos.
De entrada, la Federación recalcó que más del 90 por ciento de estos recursos afectarían al gasto corriente de la actual administración, sin embargo hoy sabemos que esto también afectó a otros rubros importantes como son el educativo, el social, el de salud y también el campo.
Así, nuevamente la debilidad de nuestra economía queda de manifiesto y obliga a las autoridades federales a tomar cartas en el asunto con decisiones que como ésta, pretenden amortiguar las consecuencias de acciones internacionales que podrían afectar- más- a los mexicanos en su día a día.
Otra de las consecuencias en el corto plazo se dio a conocer ayer, la que tiene que ver con el sistema de ahorro para el retiro de los 54 millones de trabajadores con una cuenta de Afore.
La inestabilidad que generó el resultado del referéndum en Reino Unido en las diferentes bolsas de valores del mundo, donde las afores tienen invertidos parte de los activos que administran, provocó pérdidas contables prácticamente inmediatas sobre el saldo de los recursos administrados por las afores, lo cual podría verse reflejado al cierre del mes de junio.
A lo anterior hay que agregarle que pese a las promesas y compromisos de la autoridad económica, finalmente la Secretaría de Hacienda y Crédito Público anunció una nueva alza en los precios de la gasolina y el diésel, aplicables a partir de julio.
La gasolina Magna tendrá su primer aumento en este 2016, para quedar en 13.40 pesos por litro, es decir un incremento de 24 centavos, y la Premium que costará 14.37 pesos por litro, 34 centavos más, mientras que el costo del diésel se mantendrá sin cambios (13.77 pesos por litro).
El motivo del incremento en los precios, dijeron las autoridades, es la recuperación reciente en el costo del crudo, además de la estacionalidad que “típicamente se observa en los precios internacionales de las gasolinas”, informó Hacienda.
Lamentablemente el tema económico de México se pone sobre la mesa de las preocupaciones de todos y es que como ya es costumbre, seguro será el grueso de la población y especialmente a los que Hacienda nos mantiene cautivos, quienes habremos de pagar los platos rotos.
Por lo pronto no nos queda más que mantenernos atentos a lo que ocurre en el mundo, y en nuestro país, a las determinaciones que tendrán que tomar nuestros gobiernos en lo sucesivo, deseando que la balanza se incline hacia el otro lado para que los que más tienen aporten en proporción y los más humildes dejen de ser los más afectados.