- Son transformaciones que llevan muchos años porque se necesita cambiar la mentalidad, llevamos siglos con consignas ya muy interiorizadas, dice Norma Blazquez Graf
Para sensibilizar, capacitar y difundir el panorama sobre las relaciones entre género y ciencia en México, el trabajo de las redes es fundamental y las estrategias para hacerlo incluyen los seminarios, talleres y diplomados, así como publicaciones, proyectos de investigación y propuestas de políticas públicas.
“Ha sido un trabajo colectivo de muchos años que empieza a cristalizarse. Siempre digo que me ha costado aprender que estas transformaciones llevan muchos años porque se necesita cambiar la mentalidad, son procesos que no son fáciles de asimilar porque llevamos siglos con consignas ya muy interiorizadas. Yo creo que este es un momento muy valioso porque se están juntando muchas fuerzas.
“Algo que ha sido muy importante en las redes internacionales, regionales y ahora las nacionales en Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) es que tenemos que buscar una dinámica para interactuar más entre redes porque hay un potencial impresionante”, dijo Norma Blazquez Graf, coordinadora de la Red Mexicana de Ciencia, Tecnología y Género.
Para impulsar la presencia de las mujeres en la ciencia y la tecnología se tiene un diálogo con instancias del gobierno e instituciones científicas como Cocacyt, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, y la Academia Mexicana de Ciencias.
Durante su presentación, la exdirectora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señaló que según estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el 33 por ciento de los científicos en el mundo son mujeres, y en México, de los 23 mil 316 integrantes del Sistema Nacional de Investigadores, 35.8 por ciento son mujeres, y de estas, solo el 21 por ciento son nivel III.
Perspectiva de género en todas las áreas
Martha Pérez Armendáriz, directora del Grupo Mujer y Ciencia comentó que los estudios de género deben ser visualizados desde todas las áreas del conocimiento.
En la actualidad, dijo, resulta complicado encontrar trabajos de género en las ciencias sociales y las humanidades.
“Una propuesta muy concreta que yo haría al respecto es que debería de crearse algo como el Medline (base de datos de bibliografía médica) que usamos mucho para las ciencias de la vida o de la salud, porque para las ciencias sociales cuesta mucho trabajo encontrar publicaciones. Creo que hay que pensar en acciones de esta naturaleza”, sugirió la investigadora de la UNAM.
Resaltó la importancia de que las instituciones incluyan el concepto de estudios de género porque sólo está presente en ciertas áreas.
“Se necesita que haya líneas de acción dentro de las instituciones en todas las áreas, que vayan hacia esos grupos de matemáticas, biólogas, geofísicas, agrónomas que también están interesadas en participar”, dijo la titular del Laboratorio de sinapsis eléctricas de la Facultad de Medicina de la UNAM.
La doctora en ciencias reconoció que las autoridades científicas ya empezaron a tomar acciones directas en cuanto a la percepción del campo de ciencia y género en nuestro país.
Afectan maternidad esquemas universitarios
La educación y la maternidad son dos derechos humanos de las mujeres, pero el segundo en muchas ocasiones no se ejerce porque los esquemas en las universidades no son los adecuados, dijo la directora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, Margarita Velázquez.
“Cuando uno ve las estadísticas, por ejemplo, ¿quiénes son las (profesoras o investigadoras) eméritas?, generalmente fueron mujeres que no se casaron o que no tuvieron hijos (…) cuando un profesor me dice: ‘es que la alumna se embarazó y es su problema, se puede ir seis meses de licencia pero no le doy la beca esos seis meses’, yo siempre digo, no es problema de la alumna ni del alumno, es problema de la institución que tiene que asegurar que esa alumna pueda ejercer ese derecho a la maternidad y a la educación sin ningún problema”, señaló la doctora en ciencias sociales.
La también coordinadora técnica de la Red Género, Sociedad y Medio Ambiente reconoció que se tiene que trabajar no solamente en las condiciones en las que se encuentran las estudiantes sino también en cómo se califica o se evalúa la carrera académica desde la perspectiva de género.
“Tener un hijo debería de representar años de antigüedad. En Francia cuenta en la carrera magisterial, un hijo cuenta tres años, me parece, te dan tres años de antigüedad más, en lugar de que se penalice”, explicó la investigadora durante la sesión de preguntas y respuestas del panel El poder de las redes de investigación, que se realizó a finales de abril en la octava Cumbre de Género 2016.