El debate de la equidad de género / Política for dummies - LJA Aguascalientes
21/11/2024

La equidad de género, la tolerancia, los nuevos roles, el feminismo, el machismo, la tolerancia y la paridad ha puesto el tema en la agenda internacional y hay razones para debatirlo: el lenguaje, la participación política, el falso machismo, los roles y los extremos. Quisiera hablar un poco de cada uno, sin olvidar que estamos en un espacio político, donde explicamos comportamientos sociales, culturales y políticos que afectan nuestro entorno.

En primer lugar el lenguaje ha sido históricamente masculino y otorgado la propiedad de las palabras al género masculino, muchos afirman que así está bien porque la RAE lo confirma, la Real Academia Española es una sociedad lingüística conservadora, arcaica y en su mayoría masculina, sus decisiones en este tema si pueden someterse al peligroso sesgo. Se trata de no determinar que una cierta profesión, palabra o estado forzosamente sea masculino cuando claramente no debe existir un monopolio de las palabras y pongo dos ejemplos para explicarme, una mujer que estudia una ingeniería no puede ser, por más que suene cacofónico una ingeniero o un ingeniero. Una mujer debe ser una ingeniera, porque en su condición de mujer es obvio que no es un ingeniero. Lo mismo ocurre con la presidencia de la República, a mi parecer resulta ofensivo denominar a una presidenta, presidente solo porque la RAE lo permite o suena mejor. En ese mismo sentido las alumnas entonces son alumnos, las licenciadas, licenciados, porque así nació nuestro lenguaje: masculino.

En cuanto a la participación política es un caso peculiar, durante décadas, siglos e incluso milenios, la mujer estuvo sometida y nunca fue protagonista en las decisiones políticas porque se creía que la mujer no tenía capacidad para gobernar, administrar y que no tenía derecho a hablar, porque su opinión era una opinión estúpida por el simple hecho de ser mujer, así se pensaba de los esclavos, de los negros o de los indígenas. Sin embargo, con el paso de los años las mujeres buscaron sus espacios y redignificaron la figura femenina, descubriendo que las diferencias entre hombres y mujeres son físicas, de manera radical, pero no de capacidad intelectual, capacidad de negociación o de gobernar, si bien también estas características son diferentes, ninguna es mejor que otra.

Debemos de partir de una reflexión, la diferencia existe y la debemos entender, marcar, defender y hasta hacer énfasis en las mismas, por la salud de la humanidad, sin embargo no podemos afirmar que la opinión femenina o la capacidad de gobernar es mínima, por el simple hecho de ser mujer, y así se ha hecho durante siglos y sigue ocurriendo. Por eso con afán de justicia y de otorgar a cada género lo que se merece y se mereció durante tantos siglos, la legislación privilegia posiciones para las mujeres estableciendo igualdad de condiciones para participar, lo que nos lleva a un segundo debate: ¿Establecer una cuota de equidad de género es suficiente? ¿Llegarán mujeres capaces para gobernar? Pues así en un principio fue con los hombres, ninguno era capaz de gobernar, la experiencia y el conocimiento los hizo capaces o algunos incapaces.

No se trata de contrarrestar a los géneros y afirmar que el femenino es mejor que el masculino o de proponer mecanismos golpistas de disminución y discriminación, se trata de otorgar espacios de poder, oportunidades de ganar elecciones, abrir la puerta a las mujeres, puerta que históricamente estuvo cerrada, si la ciudadanía elije mujer u hombre, ese es otro problema, será el mejor candidato sin importar género, los espacios hay que otorgarlos.

En cuanto a la política, las mujeres sufren tipos de violencia casi invisible, por ejemplo, disminuir la participación de las mujeres es hacer reuniones nocturnas, cuando las responsabilidades de una mujer como ama de casa, como madre, son diferentes a la de los hombres, en el ámbito cultural mexicano, también hacer reuniones en burdeles desincentiva la participación de las mujeres, poco a poco la clase política lo ha comprendido y ha ido transformando estos hábitos.

Sobre el falso machismo y los roles quisiera comentar algo breve, la cultura mexicana es la cultura del machismo, debemos migrar a un modelo de familia y educación social y cultural donde los roles de género no se marquen tantas distancias, es decir, los hombres también lloran, el azul no solo es de hombres, a los hombres les puede gustar el color rosa, a los hombres no se les encarga a los hijos, también son sus hijos, los hombres no son la completa autoridad. El padre y madre se complementan con sus características, sin embargo no hay actividades exclusivas para cada uno de los géneros.

Por último quisiera reflexionar que no se trata de llevar esta discusión a los absurdos y a los extremos, se trata de reconocer diferencias, reconocer derechos, elevar la dignidad tanto de los hombres como de las mujeres, elevar la masculinidad y la feminidad con sus diferencias, pero reconocerlos complementarios y capaces de competir, no se trata de minimizar un género, se trata de maximizar la humanidad.

 


@caguirrearias

 


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