En México, tenemos una manera muy peculiar de darle diferentes usos al lenguaje, entonces vocablos que tienen una significación propia designada adquieren un sinfín de usos para expresar emociones y hasta para darle sabor a las conversaciones.
Como el español de México es polisémicamente picante y jacarandoso, para los extranjeros es difícil comprender o llevar al hilo una plática pues hay que acostumbrarse a las variaciones de sentido que adquieren, según sea el caso, algunas palabras.
La polisemia son los diversos significados que podemos darle a una palabra, derivado del uso y las costumbres de un lugar determinado, así el vocablo puede emplearse con una variante distinta y hasta adversa a su significado en sí debido a cómo los lugareños le han otorgado valor con respecto a equis o ye situación lingüística. Como por ejemplo, el vocablo madre, su infinidad de usos y significados en el habla de los mexicanos, todos los días.
Sin embargo, estamos tan acostumbrados a escuchar las variaciones lingüísticas de los vocablos que ya no percibimos si así se emplea en el español usual o sólo en nuestro lugar de origen. A cuántos de nosotros nos ha sucedido que, hasta que un visitante nos pregunta el significado de lo dicho, caemos en la cuenta de que le estamos dando una nueva acepción a las palabras. Esta nueva aplicación nos hace únicos y en ocasiones nos identifica con nuestro lugar de nacimiento sólo por cómo empleamos el lenguaje.
Esto ocurre con la palabra el verbo agarrar el cual, es polisémicamente rico en acepciones y usos como veremos a continuación.
Agarrar, según el diccionario de la Real Academia Española, significa asir fuertemente, coger o tomar, pues deriva de la palabra garra, por lo tanto algunas de sus acepciones usuales son disparatadas pues nada tienen que ver con su etimología.
Cuando estamos narrando un hecho acontecido solemos decir “me agarró desprevenido” lo cual nos lleva a la sorpresa, en ese momento no esperaba eso y bien o le invadió la sorpresa o la tomó de tal forma que no lo imaginaba. También se usa como “me agarró por sorpresa” lo cual no quiere decir que le puso la mano en una pompa, sino que se asombró o hasta se asustó en ese momento.
Uno de los usos más fascinantes es cuando se emplea en una plática antes del discurso directo, y sucede justo cuando en la parte más interesante de la plática se cambia el tono de la voz y la respiración para pronunciar: “entonces agarró y me dijo…”, esta frase nos anuncia el clímax de la conversación antes del desenlace como cuando en las telenovelas pronuncia “y entonces me dijo (puntos suspensivos) estoy embarazada” ¡qué riqueza de uso! y cómo le da sabor a una conversación, es casi como comer palomitas en el cine antes de que llegue el último acto del paradigma de Sigfield.
Un uso familiar es el que hacen las madres con los hijos cuando estos van a ayudarles a cargar algún objeto pues, como sabemos, es indispensable el hacer a los chicos serviciales y acomedidos por ello amablemente les piden “agarra eso, hijo” lo cual indica que el coso que está cerca de ellos debe ser portado para llevarlo a casa o depositarlo en otro lado.
Con el sentido de coger, también se emplea agarrar para chismear sobre equis o ye persona, como cuando hablamos de la salud: “Fulano agarró una gripa tremenda” lo que refiere que el pobre hombre se encuentra enfermísimo en ese momento, o bien, durante el tiempo en el cual transcurrió la acción. No olvidemos mencionar que para dicha interjección utilizamos una entonación ascendente descendente que lo hace más reiterativo, algunos utilizan gesticulaciones para acompañar lo dicho y es muy particular el ver que se llevan la mano a la frente al tiempo que ponen cara de pobre hombre.
El mismo sentido adquieren las parranda pues solemos decir “agarró una borrachera”, aquí hacemos referencia al hecho que en tiempo futuro se producirá y se contará en días posteriores en primera persona “agarré una cruda” donde es evidente el dilucidar que en el pecado se lleva la penitencia aunque, como dicen por ahí, “lo bailado nadie se lo quita”.
Y ni qué decir del “agarró y se fue” pues aquí queda la incógnita de cuál fue su destino, a dónde fue a parar y sobre todo, qué fue lo que se llevó con él pues “agarró y se fue”.
También podemos escuchar la interjección con respecto a los Ninis pues se dice “se agarra de cualquier cosa para no ir a la escuela” para lo cual, podemos comprender que quizá esta asiéndose fuertemente de la cama, la puerta, una silla para no moverse y no ir a estudiar aunque podemos comprender la realidad, se excusa con miles de pretextos para no hacerlo.
Ahora con las elecciones no podemos dejar de mencionar el “agarró hueso”, es decir, por plurinominal o palanca, consiguió un puesto en el gobierno, sin embargo, es comentado entre la gente por el hecho de, como buen político, haber sacado las garras para obtenerlo.
Por otro lado, en la jardinería también se utiliza al hablar de las plantas “ya agarró el guayabo”, esto indica que enraizó, va a crecer pues está dando frutos y pronto se podrá recolectar la cosecha.
Por último no podemos dejar de mencionar el “agárrense porque ahí les voy” frase por demás reconocida para denotar que una persona está más que lista para emprender lo que se ha propuesto, como cuando un hombre se envalenta para impresionar a un público, disfrutar una fiesta, conquistar a una chica u obtener un puesto más alto. En las películas mexicanas de la época de oro podíamos ver que se ajustaban la corbata, el traje de charro o hasta hacían alusión con las manos para una pelea.
“Agárrense porque hay les voy” es quizá una interjección que más nos distingue a los mexicanos entre los hispanohablantes y usted ¿Cuál es el uso lingüístico que le da al verbo agarrar?
Laus Deo