Intentaré escribir lo que ahora amablemente estás leyendo dejándome guiar por la luz de la razón sin permitir que el torrente visceral que siento hervir en mi interior domine mis impulsos. Es difícil, debo confesarlo, cuando sientes que las ideas se atropellan entre sí, que buscan salir sin freno, que corretean traviesamente en los sinuosos caminos del pensamiento, quieren salir, exigen salir y pretenden manifestarse, anhelan hacerse escuchar, pero es hora de clamar a esa bella dama llamada Prudencia y solicitarle su intervención y en atención a esto, pero también al más estricto sentido común, pero sobre todo, e insisto en esto, intentando dejarme guiar por la luz de la razón, te propongo las siguientes líneas, son sólo una humilde, pero convencida, defensa de nuestra máxima institución musical: la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, que por segunda vez en esta administración ha sido mancillada, la otra fue aquella charlotada que alguien supuso que sería una digna presentación de la ópera Carmen de Bizet y terminó por ser un verdadero desastre.
Probablemente pensarás, apreciadísimo lector, que estoy exagerando y que llevo las cosas demasiado lejos, y posiblemente tengas razón, no lo dudo, pero ejerciendo digna y responsablemente mi derecho de expresarme, pero también movido por la pasión que me genera la música y claro, por el amor que le tengo a la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, no puedo menos que indignarme por ser convocada esta entidad musical a presentarse en un concierto con el grupo de los Ángeles Azules hoy viernes 15 quién sabe a qué hora y quién sabe en dónde, da igual, de cualquier manera no iré. Pero por Dios, ¿alguien podría explicarme, por favor, qué tipo de payasada es esta?, explíquenme porque, de verdad, no entiendo.
Me enteré de esto porque una buena amiga me dijo vía Whatsapp: “¿ya viste?, la Sinfónica va a tocar con los Ángeles Azules”, hasta ese momento yo ignoraba quiénes eran esos ángeles azules, había visto publicidad de ellos en la calle, pero nada más, nunca los había escuchado, pero entendí que no se trataba exactamente de una expresión musical que fuera compatible con el repertorio para el que existe una orquesta, filarmónica o sinfónica, da lo mismo. Después me puse a investigar quiénes eran y mi indignación fue, para decirlo en términos musicales, “in crescendo”.
Y es que es comprensible, a ver, dime tú, amigo lector que al ocuparte de echar un vistazo a estas líneas entiendo que compartes conmigo mi encanto por la música, dime, ¿qué pingos tiene qué hacer la Sinfónica con un grupo de esas características?, no tengo nada en contra de los Ángeles Azules, ni siquiera los conozco, tampoco tengo algo en contra de quienes gustan de esa música, finalmente los gustos de cada quien podemos compartirlos o no, pero siempre respetarlos, mi indignación es que son dos argumentos musicales no solamente diferentes, sino que los entiendo hasta antagónicos, y no quiero entrar en detalles de qué es buena y qué es mala música, el punto es de qué manera un lenguaje musical me transforma, para bien o para mal, y saca lo mejor o lo peor de mí, de eso ya me he ocupado en otras ocasiones y lo haré, con toda seguridad, en alguna próxima ocasión. Sólo quiero decirte que me resulta algo que por incompatible resulta absurdo, es como si yo fuera a la playa con saco y corbata y me presentara en un museo o sala de conciertos con traje de baño y aletas en los pies, así de disparatado me parece esto.
Entiendo que el Instituto Cultural de Aguascalientes no tiene mucho o nada que ver con este asunto, aun cuando la Sinfónica es una entidad de este organismo, es, en todo caso, el Patronato de la Feria, no sé, creo que es al Patronato a quien debemos señalar con dedo acusador. Pero pensándolo bien, al Patronato suelen gustarle este tipo de chistes mal contados, no hace mucho salió de ahí un merolico barato con acento extranjero y creo que eso bastó para apantallar a las ingenuas autoridades, en este caso de RyTA. No sé de qué país de América del Sur venía, yo creo que en su país no lo aguantaron y se vino para acá, a este parroquiano que pretendía hacer radio le dieron asilo en Alternativa FM y contribuyó al derrumbe de las frecuencias radiofónicas de Radio y Televisión de Aguascalientes, después se fue, es decir, llegó, destruyó y se fue, desde entonces la radio estatal es una caricatura de lo que fue en sus orígenes, pero sé que él trabajaba en el Patronato de la Feria, el hecho es que hizo destrozos en lo que un día fue radio cultural.
Pero regresando al tema, y todo esto ¿para qué?, seguramente quienes gustamos de la música culta no estaremos ahí, y quienes comparten el gusto por los Ángeles Azules no creo que con esto se sientan motivados a escuchar a la OSA en sus conciertos de temporada, es decir, como gancho, definitivamente no va a funcionar, ni siquiera podemos justificarlo diciendo que es un mal necesario, simplemente me parece un capricho, así, sin más. En alguna ocasión, el maestro Luis Herrera de la Fuente estando en Aguascalientes para dirigir a nuestra Sinfónica me comentó en una charla informal que nosotros tenemos en la OSA una fina pieza de cristal cortado que debería tratarse con mucha delicadeza y con mucha dignidad, y mira, amigo lector, lo que está sucediendo, el maestro ya murió, por fortuna no se enteró ya de esta atrocidad. Él mismo, que en su momento mostró su indignación por la presentación de Juan Gabriel en el palacio de Bellas Artes.
Recuerdo aquel malogrado intento de llevar al “gran público” la Ópera Carmen, seguramente algún entusiasta dijo: ¡Qué mejor ambiente para montarla que el ruedo mismo y una auténtica lidia! Cuando lo supe y aprovechando una providencial situación del clima, cancelé mis boletos y solicité el reembolso pues ya vislumbraba lo que sería y fue: un espectáculo deprimente en agravio de los que amamos y apreciamos la ópera. Hasta aquí de remembranzas.
Sobre el asunto de Los Ángeles Azules VS la OSA solo me queda decir que entiendo perfectamente y comparto tu malestar, pero en tierra de ciegos el tuerto es rey, y en tierra de ciegos y sordos las tortas de caviar ahogadas pueden parecer un experimento muy cool igualito que el “concierto sinfónico” de los Ángeles Azules.