Estimado lector, siempre que escucho una frase como la que elegí para la columna de hoy me pregunto, ¿la gente la entenderá?, ¿estará contextualizada en el tiempo y en la moda de aquel entonces? Es curioso escuchar a un joven preguntarle a otro sí le cayó el veinte cuando quiere corroborar si su interlocutor comprendió lo que quiso decir; así la frase de ¡Santos (lo que usted disponga decir o escribir), Batman! Haciendo alusión a lo que Robín decía a Batman en aquella vieja serie de televisión cuando el joven maravilla detectaba algún problema. Seguramente las personas mayores de 35 comprenden bien la frase, el resto tal vez.
Así el encuadre entonces. ¡Santos problemas, Batman! El obispo de ciudad Gótica está en el ojo de las declaraciones polémicas y al parecer le tiene sin cuidado.
Cambie de escenario el panorama y llévelo a su ambiente laboral, imagine que usted tiene un compañero difícil por no decir nefasto, de esos que dividen a los colaboradores, unos dicen que es el mejor de todos, otros más críticos señalan los errores y con fundamento le muestran la realidad; así pasan los años y este personaje no cambia, al contrario, su conducta empeora. De pronto el director general decide renunciar y nombran a un nuevo líder, características diferentes al anterior; más humano, sencillo pero enérgico y con ganas de sacar adelante a la empresa, comienza a conocer al personal y al darse cuenta del colaborador en cuestión pide que cambie de actitud o de lo contrario la empresa prescindirá de sus servicios.
Mi personaje parece salido del guión de La ley de Herodes de Luis Estrada, el padrecito que más que una guía espiritual para la sociedad es el ser más mundano e insensible de toda la congregación. Recuerda aquel periodicazo y publicación de la revista Proceso del 16 de septiembre de 2014 donde José María de la Torre llamó “invertidos” a los homosexuales y exigió a los diputados locales que en lugar de analizar “iniciativas guajiras” busquen erradicar la pobreza y “superar” la educación. Qué tal la nota de La Jornada el 29 de septiembre de 2014, cuando la misma persona dijo que “si se permiten las bodas entre homosexuales, mañana van a permitir que un señor se case con un perro y puedan heredar a los perritos”, cuando el Congreso local estaba analizando una iniciativa de ley para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. Espere, si es defensor o simpatiza con José María de la Torre, o es el mismo José María de la Torre, siga leyendo, deme el beneficio de la duda. Para qué regresar en el tiempo, para entender los escándalo y reflexionar sobre las estridentes declaraciones del señor que vive en el obispado de Aguascalientes. Le sigo, aquel 7 de octubre de 2015 afirmó que “La sífilis es hoy una medalla de premio, son honorables y van a ser reconocidos los sifilíticos y los gonorreicos… Oye, espérate es una enfermedad contagiosa. Eso provoca daños en la sociedad. Así que por más que quieran a una persona enferma, no le pueden decir que está en salud”. Nada más dígame usted, estimado lector, se imagina a Jorge Bergoglio haciendo declaraciones como éstas.
En estos últimos años cuando la iglesia católica se ha vista envuelta en escándalos de pederastia sobre todo, de homosexualidad y hasta coludida con el narcotráfico, lo menos que necesitan son personajes como éste, que si bien sus declaraciones son desafortunadas dejan mal parados a los líderes católicos. Para contrarrestar este panorama, la cúpula decide hacer cambio de líder, atinada decisión por cierto, por lo menos desde la perspectiva mediática y seguramente los fervientes devotos, los verdaderos católicos no me dejarán mentir, la llegada de Francisco era necesaria, ni siquiera el cardenal Wojtyla se hubiera imaginado la titánica labor de sacar al flote la embarcación que todos, que muchos de ellos hundieron. Llegó Jorge, sencillito y carismático, y junto con él la fe renovada de miles de personas, a limpiar la casa, esa es su misión, lo malo es que habitaciones pequeñas como ésta tienen telarañas tan afianzadas a las paredes que será difícil quitarlas. Con la Feria Nacional de San Marcos llega una nueva de José María de la Torre, ahora le acusan de haberle retirado al Colegio Portugal la administración de estacionamientos que se habilitan en los patios de esta institución de educación de orientación católica y del auditorio del mismo.
¡Santos problemas, Batman! Este colaborador no deja de meterse en problemas, ¿qué vamos a hacer? No te preocupes, joven maravilla, el comisionado Jorge lo tiene todo bajo control, pronto, más pronto de lo que te imaginas, veremos dejar el cargo a este pintoresco personaje. ¿Tú crees que en verdad esté transfiriendo los fondos de las becas a las cuentas del obispo y del obispado para su resguardo? No estoy seguro, Robín, pero no me extrañaría si fuera verdad, recuerda, estamos frente a una personalidad muy peculiar, después de tantas declaraciones te puedes esperar cualquier cosa. Por el bien de todos, Batman, por el bien de la imagen de la iglesia católica, el comisionado debería hacer algo. Sí, ¿cómo qué? Tal vez mandarlo a Chiapas, a ver si el espíritu de Samuel Ruiz lo capacita o por lo menos lo guía.
Es mucho pedir, joven maravilla, date por servido con que le den unos cursos de buenos modales, que lo enseñen a ser un buen guía y que deje el vicios de los reflectores, hasta este columnista cayó en el juego y le dedicó su jueves completito.
Tienes razón, Batman, ya no vamos a leer “De imágenes y textos”.
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