A los clásicos brindis de ¡¡Salud!! que suelen escucharse en bares y restaurantes durante la Feria Nacional de San Marcos, el día 25 de abril de 2009 se agregó un brindis insólito. Por la salud, se suspendió la Feria. El aviso oficial se dio el domingo 26 antes de que iniciara la corrida de toros y causó gran sorpresa porque hasta ese momento nadie sabía que se había iniciado una epidemia de alcance mundial. La enfermedad alcanzó niveles de pandemia porque se presentó en los cinco continentes y aún cuando su distribución fue universal la verdad es que fue poco letal ya que murieron 19 mil personas en todo el orbe y en México hubo 20 fallecimientos. Cuando se dio el impactante aviso en Aguascalientes habían perdido la vida dos personas. Los comerciantes y los feriantes se resistían a creer la insólita decisión porque las pérdidas serían millonarias en uno de los eventos que más ingresos aporta a la economía estatal. Sin embargo, la orden era tajante y procedía directamente del presidente de la República, Felipe Calderón, y del secretario de salud, José Ángel Córdova Villalobos. Como era de esperarse, se creó una neurosis colectiva de miedo al contagio que hizo que en las farmacias se agotaran la existencias de cubrebocas, guantes de látex y gel desinfectante. Las medidas cautelares en los aeropuertos y aduanas terrestres y marítimas se volvieron acuciosas, incluso con cámaras térmicas para detectar fiebre en los viajantes, suspensión de vuelos y altas restricciones para recibir turistas en Estados Unidos y Europa. A algunos de nosotros la fobia nos tocó en España, cuando asistíamos a participar en un congreso internacional y vivimos la experiencia paradójica de ser recibidos con abrazos y besos por parte de los organizadores del congreso y por otra, la suspensión de visitas programadas a la Universidad Complutense de Madrid, sin ninguna explicación. También en Madrid se realizó con espectacular dramatismo la cuarentena de un grupo de muchachos que regresaban de visitar la zona maya. Fueron recluidos en un hospital, sin derecho a contactar con familiares, con gran regocijo de la prensa que hacía guardia frente al sanatorio, para tomar fotos de los chicos que a hurtadillas asomaban por las ventanas. Una excursión de turistas mexicanos fueron interceptados en Beijing y enclaustrados en condiciones poco humanitarias, con grandes molestias y las respectivas reclamaciones del consulado mexicano, que no tuvieron ninguna respuesta, hasta que las autoridades sanitarias chinas decidieron permitir su salida, porque ya era suficiente la observación. El tema como todo asunto de relevancia internacional, siempre tiene dos puntos de vista. Por una parte un gran reconocimiento a nuestras autoridades civiles y sanitarias que tuvieron la firmeza de implantar una campaña de prevención severa en todo el país y que seguramente redujo la morbilidad y la mortalidad. Y la dura crítica a la medidas que ocasionaron severas pérdidas económicas en una nación paralizada, tanto en el turismo como en la productividad diaria. Un año después, Francia otorga al secretario de Salud, Dr. Córdova Villalobos, la Legión de Honor por su brillante actuación al reducir la diseminación de la enfermedad, que en un principio se dijo había nacido en México y después se demostró que se había originado en Estados Unidos. Desde luego, en esa doble óptica no faltó quien dijera que era un reconocimiento a las enormes compras que hizo México del fármaco tamiflu, que era producido por el laboratorio francés Roche. Y que además provocó compras en todo el planeta. La polémica siempre ha existido. La medicina preventiva siempre está sometida a opinión y debate. Los médicos estamos convencidos de que sí funciona.