Roger Keith Barrett / Hombres (y mujeres) que no tuvieron monumento - LJA Aguascalientes
21/11/2024

  • Para mi querido Ñel, porque sabe que no todo en la vida es la victoria de Wolfsburg.
  • “Eso era todo lo que quería hacer de niño: tocar bien la guitarra y hacer el indio. Pero demasiada gente se me puso por medio”

 

Roger Keith Barrett, más conocido como Syd Barrett, a los quince tuvo su primera guitarra eléctrica, fabricó su propio amplificador e inició su primer grupo, Geoff Mott and the Mottoes. En la Cambridge High School, conoció a Roger Waters, que era dos años mayor que él, y a David Gilmour que le enseñó a tocar los primeros acordes de guitarra. Ahí nació The Abdabs, formado por Roger Waters, Rick Wright, Nick Mason y Bob Klose, grupo al que Syd acabaría uniéndose.

Syd Barrett propuso un nuevo nombre para la banda, The Pink Floyd Sound, en memoria de dos viejos músicos de blues, Pink Anderson y Floyd Council. En el Thompson Private Record Company, un estudio de grabación situado en el sótano de una casa en Hemel Hampstead, la banda grabó sus dos primeras canciones: “Lucy Leave” (una versión de “Gloria”) y otra versión de Slim Harpo, llamado “I’m a King Bee”. Kevin Ayers, amigo de Syd desde el Technical College de Cambridge, recuerda que en aquella época, Barrett se llegaba a meter cuatro viajes de LSD al día en cualquier cosa, preferentemente en una cuchara o en un terrón de azúcar.

Norman Smith, ingeniero en el estudio de los Beatles, cuenta que el único que se mostró indiferente y contestatario con los Beatles fue el propio Barrett cuando Norman los llevó al Estudio 2. Fue en la primavera de 1967, el día de la noche en la que los Beatles grabaron ‘Lovely Rita’, del ‘Sgt. Peppers’. Syd sólo dijo que aquella música era una basura. Aquella noche, Barrett grabó ‘Scarecrow’ de ‘The piper at the gates of dawn’, un disco que a pesar de su poco futuro comercial fue un éxito.

Pero Barrett era, día a día, dosis a dosis, un fantasma al que algo no le funcionaba bien en la cabeza. En algunas actuaciones, simplemente, se quedaba quieto y Pink Floyd, sin remedio, tenía que suspender la actuación. Pink Floyd salió de gira por Estados Unidos con Jimi Hendrix y Kevin Ayers. A Hendrix le conseguía Chas Chandler, su manager, heroína. A Syd, Mandrax o pastillas para adelgazar, que combinaba con LSD. Barrett desafinaba la guitarra a propósito y ya no podía cantar. Ni siquiera podía mover sus labios. En enero de 1968 se decidió definitivamente que Syd Barrett no iba de gira ni tocaba en directo. Tampoco se le esperaba en el estudio de grabación. Cuando Pink Floyd grabó su segundo álbum, ‘A saucerful of secrets’, sólo le dejaron tocar algo de guitarra en ‘Set the controls for the heart of the sun’. Lo mantenían apartado de la sala del Estudio 3.

Encerrado en su propia locura, Barrett decidió ser médico y regresarse a Cambridge. Dos años después los miembros de su viejo grupo le convencieron para que volviera a Abbey Road para grabar lo que quisiera. De aquellas sesiones saldría el genial y de significativo título, ‘The madcap laughs’. Intentó una nueva banda en 1972 llamada “Stars”, con la que fracasó en su primera presentación en vivo, de la que no se guarda grabación alguna. En 1974, a petición de muchas personalidades del rock, como David Bowie, regresó a los estudios Abbey Road en una sesión de cuatro días, que dejó grabaciones carentes de voz con secuencias de acordes y blues, ninguna con título, excepto una llamada “If You Go”.

En 1975 el álbum Wish You Were Here fue un homenaje del grupo a Syd, alejado de la prensa y de la escena del rock. Cuando el grupo se encontraba grabando el álbum y estaban terminando las mezclas, llegó un tipo gordo y mal afeitado a la sala de grabación al que nadie reconoció. Era Barrett, totalmente irreconocible, sin cabello y las cejas afeitadas. Cuentan las leyendas que la canción en la que estaba trabajando el grupo era “Shine On You Crazy Diamond”, muy influenciada por Syd Barret y que contiene su nombre en las iniciales.

Durante unos años vagó por hoteles de Londres. Una vez que se gastó todo el dinero regresó a Cambridge, a vivir con su madre.Ya no saldría de allí hasta su muerte, a excepción de unos pocos meses en 1982, en que regresó a Londres. En esa salida, hizo algo que requirió un nuevo tratamiento psiquiátrico. Syd volvió a Cambridge desde Londres, caminando 80 kilómetros.

Syd vivía como un ermitaño en Cambridge y comenzó a pintar. Cuadros abstractos con estrellas, cuadros que pintaba escuchando obsesivamente a Bo Diddley, su guitarrista favorito, y muchos discos de jazz viejos. Era un prisionero de su propia mente acompañado de 25 guitarras que guardaba de sus viejos tiempos y que nunca tocaba. Barret se plantaba frente a la televisión y estaba cada día más gordo. Quizá fuera prisionero de una ansiedad existencial crónica. Quizá era simplemente un loco no peligroso, aunque perpetuamente vigilado primero por su madre y, luego, por su hermana Rosemary, que vivía cerca de la pequeña casa de Syd, en St. Margaret Square, donde viven unos franceses que no sabían quién era el anterior morador.


Según su hermana, en sus últimos años de vida, Syd ni siquiera sabía que era un músico y que había sido el fundador de un grupo como Pink Floyd. Murió con la risa esquizofrénica de un demente. Cuando murió, el 7 de julio del año 2006, su hermana se encontró con que en la cuenta de banco había algo más de dos millones de euros, dinero que entraba periódicamente procedente de los derechos de autor y venta de discos de Pink Floyd.


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