Otra del baúl de los recuerdos / País de maravillas - LJA Aguascalientes
23/11/2024

No sé quién me lo regaló, ni cuándo. Ni siquiera sé por qué tardé tanto entre que lo vi y lo saqué; a lo mejor porque la ilustración de la portada me pareció demasiado realista (cuando a mí me gustaban los dibujos más estilizados y asociaba ese tipo de arte con cosas “serias” y “aburridas”) o porque el título me parecía propio de una historia muy sencilla (me sonaba a Los tres cochinitos o a Los tres osos) mientras que la letra era muy pequeña y era libro gordo, dividido en cuatro partes de varios capítulos cada una. Pero el chiste es que llevaba un buen tiempo en el librero cuando al fin me animé a darle una oportunidad.

El principio me resultó antipático: comenzaba hablando mal de los magos y de la gente que creía en la magia. No es que yo en ese entonces siguiera creyendo en las hadas ni mucho menos, pero me pareció de mal gusto. Pero el personaje al que algunos confundían con un mago, y que en realidad era un científico, sí me cayó bien. Así que seguí leyendo, sólo por darle una oportunidad al buen doctor Gaspar Arneri. Y un par de páginas después… ¡la rebelión! ¡Cañonazos! La gente estaba espantada y acudía al doctor Arneri en busca de consuelo, cuando él mismo estaba a punto de llorar (eso lo recuerdo de memoria). Y entonces, gracias al catalejo del doctor Gaspar, nos enteramos que la revuelta había sido sofocada: los tres gordinflones, los gobernantes corruptos y mala onda del país. Para la página tres, yo ya no tenía salvación: tenía que seguir leyendo hasta el final. Y así me encontré con un héroe que era equilibrista en un circo, una niña que era idéntica a un robot, un príncipe melancólico que más parecía secuestrado por sus tutores… Sufrí, me emocioné, odié a los gobernantes jijos que maltrataban a su pueblo y gocé como loquita el final, del que sólo diré que es feliz (por si un día quieren ustedes leerlo).

El libro se llama, como quizá ya hayan supuesto, Los tres gordinflones. Y supongo que es un libro de propaganda soviética: publicado por la editorial Progreso, que tenía su sede en Moscú (pero impreso en Cuba en 1974, por lo menos mi ejemplar de humildes hojas de papel revolución), es una historia sobre el pueblo que, unido, jamás será vencido; y que cuando esto pase, los poderosos van a temblar. A mí me disgusta la literatura panfletaria (esa que le da más importancia a la agenda política que a la historia, la creación de los personajes y situaciones, la belleza del lenguaje), y justo por eso me complace informar que este libro no entra en esa odiosa categoría. Por el contrario, los temas revolucionarios se funden a la perfección con la trama y, más interesante todavía, se desarrollan de un modo que es apto para niños sin por ello ser menos estrujante, por decirlo de alguna manera: el hambre es canija, la guerra es tremenda, los rebeldes enfrentan la posibilidad de morir.

La primera vez que leí Los tres gordinflones apenas me fijé en el nombre del autor. En esa época no me interesaban mucho cosas como autor, editorial o colección, siempre que la historia estuviera buena o las ilustraciones me gustaran. O, mejor todavía, que cumpliera con ambos requisitos. Cuando lo releí años después, sí puse atención en el autor: Yuri Olesha. Supuse que era uno de esos autores especializados en literatura infantil e imaginé que tendría publicados muchos libros sobre revoluciones, socialismo y esas cosas. Incluso busqué otros libros sobre él en las librerías a mi alcance (fue años antes de internet, por eso no lo goglee); pero al no encontrar nada lo olvidé.

Ahora, para escribir este artículo, volví a seguirle la pista a Olesha. Así me enteré de que era descendiente de nobles polacos, pero que eligió quedarse en la Unión Soviética. Que escribió mucho pero publicó poco debido a la censura estalinista. Que murió en 1960, a los cincuenta y nueve años, y que se le considera uno de los grandes autores soviéticos, de los pocos que siguieron haciendo literatura durante los años de gran censura, en lugar de volcarse a escribir panfletos. Por cierto, me enteré también de que Los tres gordinflones fue escrita en ¡1924! (sí, con todo y su robot humanoide que crecía a la par que el príncipe). La mala noticia es que sólo hay otra obra de Olesha publicada en español: la novela satírica (no escrita para un público infantil) Envidia (editada por El Acantilado). La buena noticia es que hay una edición más o menos reciente y más o menos accesible de Los tres gordinflones, nada menos que en editorial Siruela. Ojalá llegue a muchos hogares. En serio que es una gratísima lectura (y no sólo para los más pequeños).


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