La virtud de la impotencia: el azaroso destino de los individuos - LJA Aguascalientes
15/11/2024

  • Libro de Alejandro Vázquez Ortiz obtuvo el Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2015
  • El sinfín de pequeñas tareas domésticas, el ocio, la compulsividad en las compras; las posibilidades de vida del ser humano son temas de las historias que reúne el volumen

 

Que es un subibaja, un carrusel, que la vida es una tómbola, que hay que jugársela, que equis descubra sus fichas. Nuestra lengua está llena de metáforas que unen la vida con el juego. Juego, sí, pero con una reglas tan confusas que cuando observamos más de cerca caemos en la cuenta de que nos autoestafamos, que es el juego el que nos juega y conocemos La virtud de la impotencia, como Alejandro Vázquez Ortiz ha titulado al libro ganador del Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2015, publicado por el Fondo Editorial Tierra Adentro.

No es tan difícil de detectar ni la caracteriza la extrañeza más bien diríamos que es una epidemia silenciosa: la desnutrición espiritual. Los síntomas van del hartazgo al vacío nervioso de la ansiedad. La provoca esa serie de quehaceres que se vuelven imprescindibles para funcionar: tirar la basura, poner la lavadora, barrer. Se entiende que cuando el protagonista de “VISVISA” recibe un folleto de la compañía Viva su vida, que ofrece hacerse cargo de todo lo que no le permita al cliente hacerse dueño de su tiempo, contrate sin más el servicio. Muy bien, ahora sólo quedan el trabajo y el tiempo para el ocio, aunque también la compañía puede hacerse cargo de los aburridos detallitos laborales y de las distracciones familiares que no corresponden con nuestro antojo. Una vez que nos apoderemos de él en todos sus minutos, tendremos frente a nosotros la pregunta ¿para qué es verdaderamente nuestro tiempo?

 En 1912 el doctor Hermann Niedermeyer publicó un manifiesto que llevaría a muchos a viajar a Colombia para someterse al tratamiento de la locura voluntaria. Ya que ni la siquiatría ni el sicoanálisis pueden curar nada, afirmó Niedermeyer, ¿por qué no elegir voluntariamente la locura? Si lo que le detiene es la pregunta ¿para qué?, sepa que ésta no es un fin, sino una herramienta que sirve  para ir a esa región donde nada es lo que es.

El audaz proceso del desmembramiento de la psique se realiza siguiendo únicamente seis pasos, pero recuerde el lector de “Cómo volverse loco en 6 sencillos pasos” que toda medicina incluye su particular enfermedad.

La ciencia decide que a veces el bicho es más importante que el humano. En un viceversa kafkiano, en el cuento “La garrapata”, Alejandro Vázquez Ortiz succiona la idea de que el hombre fertiliza al bicho. Al volverse indestructible, aliena a su alimentador que se vuelve apreciado no por sí mismo, sino por el insecto al que le sirve de capullo.

Cuento ontogénico y siniestro, toda la acción se desarrolla en el lóbulo de la oreja de Antonio Romero Frost, y que señala al mismo tiempo que la sangre compartida nutre y genera lazos irrenunciables sin importar si estrechamos brazos o patitas.

Persiguiendo mutaciones se llega a las que hacen temblar a cualquiera: las del azar. “Deja de decirle a Dios qué hacer con sus dados” es una puesta en abismo, la imprevisible ramificación de una tirada. El menú del destino se sirve al calor de una pistola: “Era la manera en que sostenía el revólver lo que les hizo creer que iba en serio”. Y es verdad, cuando una mujer entra armada a una cantina buscando a un hombre, a cualquier hombre, para que se convierta en el futuro padre del hijo que está a punto de dar a luz, no queda sino trasladar a la forma femenina aquella advertencia de Romeo: “no tientes a un hombre desesperado”.

No hay bola de cristal para asomarse al futuro, lo único que queda son los dados con los que cuatro amiguetes le disputarán al azar un sí o un no. Cada tiro de dados es una vida y sus posibilidades, una vida y sus negaciones, una vida y lo imposible, una vida y todas las soluciones abriéndose al infinito, para afirmar que por las curvas de una mujer, se detiene el tiempo.


Créase o no, el consumidor es el peor enemigo del capitalismo. Sus gustos caprichosos, la duda que le asalta en el momento de adquirir algo, el impulso que se estrella contra la resistencia en cuanto se recuerda que ya tenemos algo igual, o que no necesitamos ese objeto, convierte a la mercadotecnia en un mero arte adivinatorio.

El capital, por otro lado, es libre, se transforma y se mueve: “Ellos convierten el maíz en películas, las películas en armas, las armas en tabaco…”. La decadencia del capitalismo, de acuerdo al doctor Stegmüller, puede remontarse, se puede contradecir el materialismo histórico para alcanzar un crecimiento del 7.9, ¿cómo? pues es muy fácil, con el CL-92: “la revolución técnica más asombrosa que la humanidad haya vivido”.  Antiparábola, “CL-92”  es la historia de nuestra historia.

Alejandro Vázquez Ortiz (Monterrey, Nuevo, León, 1984) realizó estudios en filosofía y literatura en la Universidad Complutense de Madrid; obtuvo el Premio Ciudad de Getafe de Relato Corto en 2009. Publicó Artefactos (Ed. An. alfa. beta., 2012). Forma parte del Centro de Escritores de Nuevo León de Conarte.

 

Con información de la Secretaría de Cultura


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