Otra mirada del evangelio / Un cuarto propio - LJA Aguascalientes
24/11/2024

Jesús según Saramago

Hay quien me niega el derecho a hablar de Dios y yo digo que tengo todo el derecho del mundo. Quiero hablar de Dios porque es un problema que afecta a toda la humanidad

José Saramago

Sin duda la literatura, la política y diferentes luchas sociales fueron tocadas por las palabras del escritor portugués José Saramago, hacer posible lo imposible era su labor, pues para algunos la literatura como mera expresión del arte no puede ser política porque eso hace que sea menospreciada y hasta descalificada, al ser política se vuelve denuncia y eso ya no pertenece a la élite cultural sino a la plebe del movimiento estridente.

Pese a las corrientes que luchan por mantener a la literatura en una cúspide inaccesible para los pueblos, escritores como Mario Benedetti y José Saramago, ambos ya fallecidos en mayo del 2009 y junio del 2010 respectivamente, lograron conjuntar estos tres elementos que hacen de sus cuentos, poesías, ensayos y novelas un material invaluable para quienes estamos en los movimientos políticos, pero también para quienes desde la literatura buscamos romper la estática y la hegemonía que priva.

Dios no es de fiar

Si bien es cierto que antes de estos dos autores ya otras y otros escritores han logrado conjuntar estos elementos de crítica política expresados en la literatura, ellos se distinguen por su abierto cuestionamiento a la religión católica, el escritor portugués fue duramente criticado principalmente por la Iglesia católica y sus tentáculos quienes no concebían el otorgamiento del premio Nobel de Literatura que en 1998 era entregado al creador de Ensayo sobre la ceguera.

A pocas horas de su muerte el periódico oficial del vaticano Osservatore Romano publicó que Saramago fue un ideólogo antirreligioso -cosa que no era necesaria- además, señaló que el escritor recién fallecido con lucidez se ubicó del lado de “las malas hierbas” en el trigal del evangelio.

Lo interesante sería saber cuáles son las palabras que tiene que decir la Iglesia católica, si para José Saramago que escribió y asumió ser ateo y que lo hizo sin fingir, sin mentiras, siempre encaró las duras críticas del más crudo oscurantismo mundial y ni a su muerte lo dejaron de maldecir, insisto lo interesante es saber ¿qué tiene que decir la iglesia de personajes como Marcial Maciel y todos esos racimos de sacerdotes pederastas que ha encubierto? quienes dijeron, declararon y juraron ante su dios de mármol creer y respetar su preceptos, proteger al débil, dar cobijo al desamparado, vivir fuera de la lujuria y toda esa sarta de mentiras en que se ha convertido la palabra de dios. A todo eso ¿qué tiene que decir la iglesia? Porque su silencio parece aunque incómodo bastante solapador. De hecho la reciente visita de Jorge Mario Bergoglio, jerarca católico, dejó asombrado al país aunque los medios de comunicación hicieron un trabajo casi perfecto para conservar el orden, definitivamente hubo muchas plumas que preguntaron ¿y la secta Maciel? ¿Y la justicia para los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa no mereció ni una palabra contundente, explícita? Pero eso ya lo imaginábamos, pues Francisco venía a intentar mejorar la popularidad del presidente mexicano Enrique Peña Nieto. Cosa que tampoco pudo hacer, no como se quería.   


El autor de El Evangelio según Jesucristo escribió con una mirada que para los católicos develaba la otra verdad, una distinta a la que ellos como institución religiosa, como imperio moralista, han fundamentado como única. Y esa fue la osadía principal de José Saramago, escribir en forma de novela lo que él pensó fue la vida y las palabras de Jesucristo, sus diálogos con dios y con el diablo, sin distingo alguno, la vida entre María y José incluyendo el aspecto sexual donde, por cierto, José resultaba un macho que usaba el cuerpo de María únicamente para satisfacer sus deseos sexuales, nada extraño en las relaciones del binarismo de género. En dicho libro también describe la pérdida de la virginidad de Jesucristo con Magdalena, cosa que ocasionó bastante cólera entre la jerarquía católica y los grupos ultra conservadores que calificaron la novela del portugués como una blasfemia. Por otro lado, algunos años antes:

Ausencia de dios

Saber que Dios se muere, se resbala,

que Dios retrocede con los brazos cerrados,

con los labios cerrados, con la niebla,

como un campanario atrozmente en ruinas

que desandara siglos de ceniza

Mario Benedetti

Benedetti, escritor uruguayo, decía “yo soy ateo, no creo en dios ni nada que se le parezca”, y aunque en sus novelas la presencia de dios es una breve señal, lánguida, pero vengativa, castigadora, en sus poemas tiende a mencionarlo afirmando su inexistencia, provocando nuevamente la ira de la Iglesia católica.

El dios vengativo del que habla Saramago parece ser el mismo de Benedetti, así lo plasma en su novela La Tregua al final en el doloroso desenlace amoroso, la protagonista muere y el narrador dice que dios no le dio la felicidad para esa vida vacía que tenía, tan sólo le había dado una tregua, es decir un breve tiempo de calma antes de desatar nuevamente un ataque fulminante. Un dios bélico, vengativo, caprichoso marca el fin de la afamada novela, La Tregua.

Padre nuestro que estás en el exilio

casi nunca te acuerdas de los míos

de todos modos dondequiera que estés

santificado sea tu nombre

no quienes santifican en tu nombre

cerrando un ojo para no ver las uñas

sucias de la miseria

Un padrenuestro latinoamericano

Un poema articulado por ideas de raza, clase, geografía y las visiones de izquierda de Benedetti, el símbolo de la plegaria religiosa cuestionando la pobreza, el saqueo, el olvido, el colonialismo y la inmutabilidad de dios, hacen una denuncia por la crueldad del proceso de evangelización.

El compromiso que ambos escritores establecen con la literatura política y los movimientos sociales lleva incluso a que varios intelectuales duden de que la poesía de Benedetti sea una verdadera obra de arte, al igual que algunas novelas de Saramago escritas sin ninguna puntuación. Algunos, los más lanzados pasan estos aspectos por alto, lo que no pueden entender es el sentido político de ambos escritores, su declarada filiación con la izquierda, el pronunciamiento de sus palabras ante actos de injusticia que han marcado la sociedad del siglo XX y lo que va del XXI, no perdonan su expresa solidaridad con quienes protagonizan las causas sociales, porque para esos intelectuales las formas son más importante que el fondo, que el contenido, sin embargo, para Saramago y Benedetti la literatura fue otra forma de organización social y justicia.

Sin duda se quedan en la reflexión otras escritoras y escritores sociales, pero quise traer especialmente a ellos en estos días en que se desata la hegemonía católica, quise hacer eco, a propósito, de sus palabras, porque creo firmemente indispensable traer otras voces que rompan la uniformidad.

[email protected] | @Chuytinoco


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