El mercado laboral en el país se ha caracterizado por ser puntualmente discriminatorio, debido a que, llegados los 40 años, las oportunidades de trabajo disminuyen drásticamente, dejando a las personas en una situación grave de marginación laboral.
En el caso de Aguascalientes, el INEGI reporta la existencia de poco más de 153 mil habitantes de 60 años y más. Dicho rango de población, además de permanecer en condiciones de pobreza y olvido, el mercado laboral, desde hace varios años los dejó de tomar en cuenta y el sistema de pensiones, en el mejor caso de que la tenga, hacerla efectiva está condicionada a muchas trabas.
El actual sistema económico que domina al mundo no considera aspectos como que a mayor edad, mayor experiencia, mayor responsabilidad y formalidad en el trabajo, sin embargo, son menores las oportunidades de integrarse de lleno a las actividades productivas.
En ocasiones, el propio estado de salud de los adultos mayores los excluye de realizar algún tipo de tarea productiva, ya que sus limitaciones motrices, la falta de confianza en sí mismos, incluso su estado emocional depresivo, les impide siquiera buscar alguna oportunidad de trabajo.
Hoy en día es una realidad que las empresas prefieren contratar fuerza laboral de entre 18 y 29 años, fuera de ese rango máximo de edad, las oportunidades van disminuyendo al grado tal que, en muchos casos los ancianos se ven obligados a pedir dinero en las calles, o ingresar a una casa de retiro por esa falta de oportunidades.
Un anhelo es lograr un México incluyente en donde existan programas dirigidos a personas de 60 y más años de edad, que buscan mantenerse en actividad constante.
Hay empresas que bajo el eslogan “socialmente responsables” dan la oportunidad de autoempleo a personas de la tercera edad, siendo las actividades más visibles, la de los llamados “cerillos” en los supermercados.
El régimen laboral de estas personas en realidad es muy cuestionable, porque las leyes laborales en el país no contemplan los esquemas bajo los cuales los adultos mayores desempeñan funciones laborales sin paga, obteniendo sus ingresos de las propinas que los compradores les otorgan por empacar mercancías.
Sin embargo, este tipo de actividades resultan positivas para quienes las desempeñan, no sólo por el ingreso que reciben, sino porque, en una sociedad tan materializada y de consumo como la nuestra, el sentirse productivo constituye un fuerte aliciente emocional para obtener un cierto nivel de bienestar personal.
Sería importante que más empresas se abrieran a la contratación de adultos mayores, que pudieran destinar un porcentaje de su plantilla laboral a emplear a personas de 60 años y más, desarrollando tareas como: anfitriones, administrativos, atención de servicio a clientes, ventas, agentes de reservaciones, animadores, asesores financieros, cajeros, contadores, meseros, secretarias, recepcionistas, hostess, operadores telefónicos, mensajeros, personal de limpieza y seguridad, administradores de condominios, ayudantes generales, supervisores, promotores, asesores, y una gran cantidad de tareas que los adultos mayores pueden perfectamente desarrollar pero que el mercado laboral los excluye.
Además, y lo más importante: para obtener la pensión, en el esquema más rentable al que se pueda aspirar, se debe cotizar ante el IMSS mil 250 semanas y tener más de 60 años, pero si el mercado laboral comienza a marginar a los 40, ¿cómo será posible lograr el tan anhelado retiro?
Magnífico artículo.
En países de primer mundo, no son marginados y ocupan una importante fuerza laboral.
Y dice el gobierno, sociedad que NO hay discriminación.
Que hace el poder legislativo y el ejecutivo?