El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de las Naciones Unidas recientemente dio a conocer la publicación de su informe sobre Desarrollo Humano 2015 y que se titula El trabajo al servicio del desarrollo humano, cuyo mensaje central consiste en enfatizar que el trabajo, y no sólo el empleo, es fundamental para el progreso humano, por lo que invita a fomentar el trabajo equitativo y decente para todos.
El informe sostiene que el acelerado progreso tecnológico, el avance de la globalización, el envejecimiento de las sociedades y los desafíos ambientales están transformando el significado actual del trabajo y la forma en que se lleva a cabo; este panorama ofrece oportunidades para algunos y enormes retos para otros, de manera que los beneficios de esta evolución no se distribuyen por igual. Asimismo, el documento examina los vínculos que existen entre el trabajo y el desarrollo humano e invita a los gobiernos a hacer frente, mediante adecuadas políticas públicas, a aprovechar las oportunidades del nuevo mundo.
Al trabajo lo definen como un concepto más amplio que el empleo o el puesto de trabajo, y lo más importante, que puede contribuir de manera significativa a reducir la desigualdad, garantizar el sustento y empoderar a los ciudadanos.
El trabajo permite a las personas participar en la sociedad y les confiere un sentido de dignidad y valía personal. Asimismo, el trabajo que implica atender y cuidar hogares y personas, con todo lo que ello implica, fomenta la cohesión social y refuerza los vínculos entre las familias y las comunidades. El trabajo, insiste el PNUD, puede aportar al desarrollo humano cuando se adoptan políticas dirigidas a ampliar las oportunidades de trabajo productivo, remunerado y satisfactorio, mejorar las competencias y el potencial de los trabajadores y garantizar sus derechos, seguridad y bienestar.
La cubierta del informe del PNUD 2015 hace énfasis en todas las actividades del ser humano que pueden considerarse como trabajo. El círculo de figuras humanas que representan a trabajadores de diversas actividades, incluidos el trabajo creativo y el voluntario, no sólo nos recuerda que su participación contribuye al progreso en materia de desarrollo humano; también refleja la interdependencia de estas actividades entre sí, sino también las sinergias mutuas que entre ellos aportan a la sociedad en su conjunto.
Antonio Molpeceres, representante residente del PNUD en Chile, afirma que lamentablemente hay casos en los que el vínculo directo entre trabajo y desarrollo humano no siempre es virtuoso: “No promueve el desarrollo cuando existen situaciones de explotación y de peligro, cuando no se garantizan ni se protegen los derechos laborales, cuando no se han tomado medidas de protección social y cuando la desigualdad de oportunidades y la discriminación en el empleo aumentan y perpetúan la desigualdad socioeconómica”.
En el informe mundial, la oficina del PNUD en Nueva York entregó los resultados actualizados del Índice de Desarrollo Humano (IDH) para 188 países y territorios. El IDH se calcula a partir de un conjunto de indicadores como las tasas de alfabetización, los años de escolaridad, la esperanza de vida al nacer y el ingreso per cápita. A partir de este índice se busca medir el éxito de los países en promover el desarrollo de las capacidades de las personas.
En el mundo, el líder en Índice de Desarrollo Humano (IDH) es Noruega, con 0.944, cuando la unidad es el máximo a obtener. En América Latina, México (con 0.758 y lugar 74) se encuentra ubicado debajo de Argentina (40), Chile (42), Panamá (60) y Costa Rica (69) entre otros. Nuestro rezago tiene mucha relación con nuestra desigualdad y la presencia de múltiples vulnerabilidades padecidas por la población, particularmente aquellas que se desprenden de la pobreza y la discriminación.
Aguascalientes, de acuerdo con la proyección, se encuentra entre los primeros diez con un IDH de 0.772; arriba de 800 milésimas se encuentran la Ciudad de México y Nuevo León; debajo de 700 los estados de Oaxaca, Guerrero y Chiapas.