El regreso de los asesinos invisibles / Análisis de lo cotidiano - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Un grupo de asesinos invisibles está de regreso. Se creía que ya había sido vencido y desaparecido, pero no fue así. Volvieron y ahora son más peligrosos que antes, han causado más muertes y daños a la humanidad que en sus años anteriores. Y lo peor es que son muy difíciles de identificar, complicados de atrapar y extremadamente duros de matar. Estamos hablando de los agentes infecciosos, virus, bacterias y parásitos. Cuando el mundo médico creía que los padecimientos más importantes eran el cáncer y las enfermedades degenerativas como el Alzheimer, resulta que no; que han regresado las infecciones. El dengue, vieja enfermedad ocasionada por virus ha reaparecido con singular violencia, pero para complicar el asunto llega acompañado de dos parientes que no conocíamos: el chikungunya y el zika. Antes ya habíamos sufrido con el ébola y las gripes aviar y porcina. Para recordarnos su letal presencia ahora están destruyendo salud y vidas el A1H1 y el A1H3. Los laboratorios farmacéuticos han entrado en una carrera desorbitada para encontrar antivirales y antibióticos efectivos. Como hace 35 años ocurrió con el Sida, un virus nuevo que entró en escena destruyendo vidas y honras. Parecía incontenible hasta que después de dos décadas se encontraron los antiretrovirales. Poco después aparecieron los Rotavirus atacando niños y algunos adultos sin misericordia. Nuevamente a buscar antivirales. La amenaza ha sido tan feroz que ha llegado hasta los premios Nobel. Resulta que durante las últimas tres décadas los galardones fueron entregados a investigadores en el campo de las neurociencias, la inmunología, la biología molecular y la fisiología intracelular. Pero el Nobel del 2015 fue entregado a la doctora Tu YouYou de China por encontrar un medicamento contra la malaria o paludismo que se creía controlada y que fue temible ¡hace un siglo! Pero la sorpresa es mayor, los doctores Satoshi Omura de Japón y William Campbell de Irlanda recibieron la distinción por crear un fármaco contra los gusanos intestinales, una enfermedad claramente relacionada con la pobreza, la insalubridad y la desnutrición. Estas lombrices también son emisarios del pasado muy remoto. ¿Qué está ocurriendo, vamos hacia atrás? Pues no, la marcha hacia atrás no existe, lo que sí es una realidad, es que las viejas enfermedades nunca han desaparecido. Por ahora estamos seguros de que gracias a la vacunación han desaparecido la viruela, la poliomielitis y otras. ¿Podremos estar seguros? Desde luego que no, los asesinos invisibles están de regreso, debido a nuestra mala alimentación? A la contaminación? A la intensa migración mundial? Al abuso de los antibióticos? Seguramente que no es una sola causa, y sí posiblemente todas ellas juntas. ¿Y la solución? Primeramente agradecer a los investigadores Nobel que continúen con su entusiasmo encontrando nuevos fármacos. Además, procurar la salud por todos los medios, con vida sana, nutrición excelente, evitación de malos hábitos y sobre todo una optimista actitud ante la vida. Optimismo, felicidad y generosidad. Esos recursos nunca han fallado.


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