En la universidad escribí un ensayo que hablaba acerca de mi relación con la televisión. Lo recuerdo como algo genial, pero seguro si lo leyera pensaría no tan favorablemente. Había una frase con mucha fuerza, veo televisión para no estar solo. Mucho tiempo fue mi compañera en casa. También de tardes en casa con mis hermanos. Parte de la rutina, aquel sonido de fondo que nunca me dejaba abajo. Así aprendí el idioma inglés; un día estaba en el baño y dejé Fox, estaban dando Angel, me sorprendí que estaba entendiendo todo a la perfección sin ver subtítulo alguno. El tema de la continuidad era genial, en la prepa estaba viendo Gilmore Girls y la misma serie me acompañó a la universidad. Era como tener un pedacito de tu pasado contigo. Un amigo que entró a la misma carrera que tú. Otras se quedaron en la etapa anterior. Buffy no me acompañó. Esos eran tiempos que conocías, allá por julio, la mayoría dejaban de transmitirse y si todo salía bien volvían por octubre. Hoy en día es algo diferente.
El año pasado tuvo experiencias terribles cerca de estas fechas, en muchos sentidos. Estaba viendo Girls y se acababa de estrenar Daredevil. Total que ya hay Daredevil de nuevo, y digo ¿tan rápido?. Lo mismo pasa con la entrega anual de House of Cards, una especie de tradición de inicio de año que relaciono con días llenos de lluvia, un eco del frío y siempre relajados. Lo triste es que en meses próximos no será tiempo de Mad Men, esa costumbre ya terminó. ¿Pueden creerlo? Es un amigo que no volveré a ver, pero siempre vivirá en las cajas de DVD que no compraré porque son algo caras.
Nunca fui fanático pero cuando terminaron las tres películas de Lord of the Rings recuerdo que tanto prensa como entusiastas decían que era triste el final de dicha tradición anual. Iba en tercero de secundaria y ya se hablaba de que vendría la aventura de Bilbo Bolsón. Esa llegó hasta 2012. Lo que sí sentí como el fin de una era fue la última de Harry Potter, más que con los libros o más bien fue vida más allá de los libros. El fin, no habrá más. Hace unos meses las volvieron a repetir por Warner Channel y fue una experiencia agridulce, uno pienso que las cosas sucedieron ayer pero más bien los años se sienten más ligeros. Soy de esos que Harry tenía su edad, es decir, los leí en el momento adecuado. Si todavía hubiera películas, el Potter sería un godín en el Ministerio de Magia en una relación comprometida.
Bocadillo: La siguiente semana, si el dinero alcanza, toca hablar de Batman vs Superman, que aunque cada semana se la chinga en cuanto a prensa lo que diga o lance Marvel, ha generado un buzz positivo y la posibilidad de ser algo grande. Ojalá sea grandiosa. ¿Ya les dije que me encantó Man of Steel?
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