Supuesto electoral alternativo / Opciones y decisiones - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

Incursioné en una esfera de análisis electoral, a todas luces heterodoxo y alternativo, para tomar distancia crítica del camino hipertrillado y, a no dudar, rectamente ortodoxo de leer las elecciones desde la óptica de las encuestas como medio estadístico insustituible, para poder arrojar un haz de luz sobre el aparentemente inasible y enigmático comportamiento de los resultados electorales. El estado del arte, en esta materia predictiva, ha logrado indiscutiblemente aciertos dignos de reconocer y celebrar, pero también ha tenido fallos y descalabros que han amenazado su credibilidad anticipativa.

Díganlo, si no, las predicciones de las encuestas más prestigiosas en lo nacional, que fracasaron estrepitosamente frente a la lectura de las elecciones federales del domingo 2 de julio de 2006; que fue la más competida en la historia de la República Mexicana. En dichas elecciones, el candidato del PRD, del PT y Convergencia, Andrés Manuel López Obrador, perdió las elecciones ante el panista, Felipe Calderón Hinojosa por apenas 0.56% de votos. López Obrador rechazó los resultados y dijo ser víctima de un fraude y una campaña de desprestigio en su contra, en la que fue señalado como Un peligro para México. (Fuente: CNN. ( http://goo.gl/iorQAO ). Las subsiguientes de 2012, finalizan con una diferencia porcentual mayor a la esperada, Sobre todo después de la silbatina en la Ibero que dio luz al #YoSoy132. Al fin, el 30 de agosto de 2012 se declara triunfador al candidato presidencial Enrique Peña Nieto para el período 2012-2018, con el 38.21% de los votos, contra el 31.59% obtenido por Andrés Manuel López Obrador, y un más lejano 25.41% de Josefina Vázquez Mota, contendiente por el PAN. Un diferencia porcentual de 6.62 puntos, muy lejano de aquel medio punto porcentual anterior, en que fue inevitable la judicialización del proceso. Aquello de voto x voto, perdió momentum en esta ocasión.

La fiesta de las predicciones y encuestas está por comenzar, me refiero a las elecciones del estado de Aguascalientes, que renueva su gubernatura, el congreso local y las presidencias municipales, es decir su equipo completo en los tres ámbitos de gobierno. Para cuya lectura, he decidido -para decirlo de manera pedante- escoger un punto de vista divergente. Sea, un ensayo de aplicación de relectura electoral desde la cultura popular. Sé que en ello, me puede ocurrir como en las faraónicas y anticipadas tardes de toros, en las que aun figuras egregias del toreo reciben la rechifla y el pataleo del respetable, al no ver satisfechas sus altas expectativas. Sí, eso puede suceder. Pero, también suele acaecer que al resonante triunfo del matador, ruja el estruendo incontenible del respetable, que eleva a excelsitudes la figura del triunfador.

En fin, lo que importa en abono de una mejor interpretación y lectura electoral es arriesgar un enfoque, así sea divergente, pero que al final contribuya a un mejor entendimiento de algo que depende esencialmente de un factor humano imponderable: su libertad de elegir, con base en sentimientos, percepciones, emociones o pasiones presentes o concomitantes en el instante mismo de su toma de decisión. Factor al que se pueden añadir los colores y afectos con que ve matizada su realidad, díganse valores éticos o axiológicos, que tienen raigambre en sus creencias, actitudes, lealtades primordiales, visión del mundo y de manera enfática, su propia ética militante, inscrita en su entorno inmediato; dicho en suma, la adhesión a la cultura popular de pertenencia.

Por ello, aventuré mi hipótesis de trabajo, que describí como sigue: -Contra la visión partidocrática de la contienda, si es verdad que la religiosidad popular es la cultura popular; y que no serán los divididos colores partidistas en competencia los que priven como campeones del electorado mantenido en suspenso, tendremos que los comicios de este año, para relevo institucional de gobierno, alcaldías y cuerpo legislativo, se jugará más por las adhesiones y lealtades populares a las raíces propias de la población electora; sus valores, creencias y emblemas de pertenencia, eligiendo al candidato que mejor los represente. Será, entonces, esta inclinación de la cultura popular la que defina el entuerto.

De aquel primer ensayo, que ya hice en las pasadas elecciones intermedias, que debieron ser replicadas en el Distrito I, debido a la impugnación interpuesta por actos indebidos de intervención del titular del ejecutivo, que mereció sólo la amonestación del H. Congreso local. Nos topamos con que los municipios del interior, extra cápite, se agruparon en bloques más mariológicos (azul y blanco) contra bloques más cristocéntricos (rojo y verde), teniendo como resolución final, el triunfo desde lo local que se colorearon de mariológicos, en detrimento de sus contrarios más cristocéntricos. (Así lo dije: Lja. Sábado 12 de diciembre, 2015. Lealtades desde Lo Local).  

En la construcción de este enfoque heterodoxo, es importante incluir la precisión de que dicho conjunto de municipios extra cápite, dista mucho de ser “población de municipios rurales” versus municipio hiper-urbano, me parece inadecuada e incorrecta. Más bien habremos de plantear Un macro-centro urbano dominante de diez poblaciones micro-urbanas subalternas. Éste sería nuestro núcleo semiótico de análisis, para empezar. Quedan por establecer las hipótesis dependientes.

Es verdad que aun especificando una hipótesis principal, queden sembrados inevitables supuestos, ya que es prácticamente imposible partir de cero, o exhibir un punto de partida absolutamente virginal, en donde las ideas fundantes no provengan a la vez de otros conceptos precedentes o pre-existentes. Siempre la definición de un punto de partida, supone un punto anterior de llegada, pues históricamente nuestras prácticas cognitivas surgen de una experiencia nocional previa, y por ello son acumulativas. Lo que implica el reconocimiento humilde y llano de no pretender en todo descubrir el hilo negro o el agua tibia.


Digo, pues, que las hipótesis dependientes de la principal, ayudan a esclarecer aquellos supuestos que, a la hora de la verdad, resultan ser determinantes y, no en raros casos, demoledores de la hipótesis principal. Pero, aun llegado este caso, no fue en sí inútil el intento, puesto que colaboró a falsear o refutar un punto de vista que, al final, se contrastó con la realidad, en tanto que hipótesis inadmisible o inverosímil, y por ello descartada. Aun en este supuesto, el conocimiento de la realidad se robustece y se hace menos incierto.

Por consiguiente, me toca desarrollar aquellas líneas subalternas a la hipótesis principal, las que debido a su foco de atención menos general, más específico, hacen más plausible y pertinente el objeto de investigación a tratar. En nuestro caso, ya dejé planteada una de las variables dependientes de mi hipótesis, que consiste en la declaración de identidad entre la religiosidad popular y la cultura popular; entendido lo cual puede resultar satisfactoria una primera discriminación de los municipios participantes, los 10 del interior, en tanto que “mariológicos” y “cristocéntricos”. Entendiendo por ello que, sus respectivas banderas y emblemas de identidad se relacionan con el tipo de santo, santa o figura divina a la que tributan su respeto y adhesión.

De esta primera línea hipotética dependiente, podemos inferir que la población electora predominante en las pasadas elecciones intermedias, sobre todo la reposición de la elección en el Distrito Federal I, resultó ser un bloque de poblados micro-urbanos identificados con sus campeones y santos adscritos a la mariología, y que resultaron triunfadores sobre el bloque restante de municipios más inclinados a las advocaciones cristocéntricas. En esta lectura, no resulta nada accidental que los colores del partido finalmente triunfante sean los del azul y blanco, y los del perdedor se vistan de rojo y verde. Quien guste de atribuir este signo a la casualidad y a una chiripa ocurrente como la del burro que tocó la flauta, bueno que así lo tenga; pero, la única propuesta que yo le haría, consistirá en pedirle que nos ilustre con una explicación convincente.

Estando así las cosas, debo construir mi marco teórico, añadiendo algunas líneas de variables dependientes que sean inherentes a mi variable independiente. Tales como: – primera, tratándose de un núcleo hiper-urbano, es decir de la elección municipal capital, será cosa menos que imposible segmentar su población en grupos mariológicos o cristológicos, como en los otros diez núcleos mini-urbanos. Habrá que plantear la discriminación de la población electora, bajo la óptica de sus diferentes deciles de ingreso, de sus tipos de vivienda, de su diseminación en el territorio y, en cuanto sea posible de inscripción en determinados polígonos de pobreza o afluencia. A ello podemos sumar el predominio relativo de sus gustos musicales, que también definen preferencias de edad, educación, posición y situación de clase, que al final define los bloques sociales con base en su cultura popular. Hipótesis que seguiremos construyendo.

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