La mariguana llegó a España mucho antes que al continente americano. Incluso mucho antes de que sus navegantes del siglo XVI descubrieran y colonizaran Filipinas, donde la cultivaron y exportaron. La mariguana la habían conocido desde que los árabes crecieron en poderío, dominación y conquista y llegaron hasta la península ibérica en el siglo VIII. Con ellos llevaron su cultura, su religión y costumbres. Entre ellas sus medicamentos, su ciencia y sus vicios. Uno de ellos era notable, el consumo de hachís, que es una pasta semisólida, resina de cannabis sativa. Comenzaron fumándola como un estimulante para entrar en combate y una vez terminadas las guerras, muchos de los soldados que se quedaban sin empleo se convirtieron en asaltantes, algo que sucedió desde el inicio de la humanidad y sigue ocurriendo muchos siglos después, hasta la fecha. Pero como el uso del estimulante ya se había convertido en adicción los antes militares y ahora delincuentes continuaron usándola. El sheik bandolero persa Hassan Ibn al Sabbah en 1090 fue famoso por la crueldad con la que trataba a las víctimas de sus asaltos. Él y los miembros de sus pandillas consumían hachís antes de cada atraco y entraban en un éxtasis de violencia, por eso se les llamó Los hashashins de donde derivó la palabra asesinos. Al invadir España, los árabes llevaron el hachís que siempre fue considerado una sustancia prohibida, por estar asociada con el crimen. Notables médicos como Avicena y Al Razi escribieron amplios tratados sobre hierbas medicinales y nunca mencionaron a la cannabis como una de ellas. Muchos años después su consumo está tolerado en los clubes que abundan por todo el país, pero nunca cayeron en la fantasía de decir que era con fines medicinales. Se ha permitido su uso con fines única y exclusivamente de voluntad propia, ni siquiera se menciona la palabra “uso lúdico”. Resulta interesante que otras sustancias como la morifna, la heroína y la cocaína comenzaron siendo medicamentos y después pasaron a ser drogas adictivas y, con la mariguana, se sabe desde el principio que es tóxica y ahora se pretende presentarla como fármaco. Es también llamativo que las drogas han estado siempre acompañando a las guerras. Los soldados de Napoleón regresaron a Francia usando el hachís después de haber conquistado Egipto. Hubo una guerra por tener el control del opio entre China y varios países europeos que se aliaron en su contra. En la primera y segunda guerras mundiales la morfinomanía alcanzó proporciones descomunales. Durante la guerra de Vietnam se hizo mundial el uso de la mariguana, en consecuencia nació el movimiento hippie y reapareció con fuerza el consumo de heroína. Y ni qué decir de las confrontaciones entre países sudamericanos y los Estados Unidos por el control de la cocaína. Resulta claro que el manejo de estas sustancias plantea grandes conflictos, cuando es imprescindible seguir cultivando opio y coca, porque de ellas se obtienen fármacos reales como la morfina y la cocaína de amplio uso médico como analgésicos y anestésicos. No es lo mismo con la mariguana que nunca hubo de cultivarse como medicamento. Al menos no hasta ahora, cuando todo parece indicar que bajo la idea de que sirve para calmar muchos males, veremos un resurgimiento de la yerba, ahora ya autorizada, legalizada y mundialmente aceptada como lo que no es y nunca había sido pero ahora será, un fármaco.