2016: Año nuevo, problemas… los de siempre
Omar Williams López Ovalle
Todo parece indicar que la agenda de asuntos públicos en este país para este año está cargada de los asuntos de siempre. Uno de ellos, con el que quisiera llamar poderosamente la atención de nuestros lectores, es la desaparición forzada de personas, que sigue tan vigente y preocupante. Y es que este crimen está caracterizado por la privación de la libertad de una o varias personas por parte de agentes del Estado o grupos o individuos que actúan con su apoyo, seguida de la negativa a reconocer dicha privación o su suerte, con el fin de sustraerla de la protección de la ley. El asesinato de la persona víctima de desaparición forzada, frecuentemente tras un cautiverio con torturas en un paradero oculto, pretende favorecer deliberadamente la impunidad de los responsables, que actúan con el fin de intimidar o aterrorizar a la comunidad o colectivo social al que pertenece la persona. Los efectos de la desaparición forzada perduran hasta que no se resuelve la suerte o paradero de las personas, prolongando y amplificando el sufrimiento que se causa a familiares o allegados.
Todo parece indicar que al caso Ayotzinapa se ha sumado ahora el caso de cinco jóvenes de Tierra Blanca, Veracruz. Quienes fueron detenidos por policías estatales de aquel estado y entregados al parecer por unas monedas a la delincuencia organizada, las autoridades de Veracruz, durmiendo el sueño de los justos con una retórica de incompetencia total. No es gratuito que tanto el expresidente Felipe Calderón como el presidente Enrique Peña reclamen acremente a los gobernadores del país una actuación más comprometida con la seguridad en sus estados. En ocasiones el ciudadano de a pie tiene la sensación de que en materia de seguridad pública se tiene un discurso como de Alicia en el País de las Maravillas, porque todas las autoridades por un lado muestran primeros lugares en sus estados en materia de seguridad -quien sabe de dónde saquen sus indicadores- y la realidad, nos muestra que vivimos en un país inseguro y violento.
La organización internacional Human Rights Watch elaboró en el año 2013 el documento, Los desaparecidos en México. El persistente costo de una crisis ignorada, en dicho documento hace recomendaciones bastante serias y dignas de tomar en cuenta por el Estado mexicano; entre ellas, destacan las dirigidas a los agentes del Ministerio Público federal y de los estados: 1) Llevar a cabo investigaciones completas e inmediatas de todos los presuntos casos de desaparición, incluidos los documentados en el presente informe, para que se juzgue a todas las partes responsables por estos delitos de conformidad con la legislación nacional y el derecho internacional. 2) Abstenerse de transferir de la justicia penal ordinaria a la jurisdicción militar los casos en que se acuse a militares de haber participado en una desaparición forzada u otras violaciones de derechos humanos. 3) Poner fin a la práctica por la cual se exige a las familias de las víctimas que recaben pruebas de la desaparición de sus seres queridos, como la posible participación de miembros de las fuerzas de seguridad. 4) Capacitar a equipos de expertos en la exhumación e identificación de restos humanos, para que estos puedan ser convocados rápidamente cuando se descubran fosas comunes u otros cuerpos no identificados. 5) Desarrollar, con la colaboración de funcionarios vinculados a la seguridad pública, un protocolo nacional para la búsqueda oportuna y exhaustiva de personas cuya desaparición haya sido denunciada. Estas acciones deberían realizarse sin demora, con la intervención de todas las fuerzas de seguridad y demás autoridades.
En el ámbito local, la agenda está cargada de una alta dosis de efervescencia política, el límite temporal del poder ha llamado a sus puertas al actual gobierno estatal: -Ejecutivo y Legislativo- y municipal. Los distintos partidos políticos comienzan a seleccionar a las mujeres y hombres que participarán en las contiendas no sin gritos y sobresaltos de por medio, y con las nuevas reglas de equidad de género, que todo parece, que adquiere carta de naturalización.
Por otro lado, surge un esquema novedoso, los independientes, a quienes por desgracia el actual Congreso del Estado intentó torpedear con reglas electorales que impendían en la realidad acceder a dichas candidaturas. A salvado este punto el Tribunal Federal Electoral. Quedará pues esta mancha antidemocrática en los trabajos de la actual legislatura. En este punto quisiera sólo hacen una breve reflexión para finalizar, tiene que ver con la participación activa de la clase empresarial local, y con ello, quizás vale la pena preguntarnos ¿cuál es el motivo de los empresarios para participar abiertamente en los procesos electorales? Todo parece indicar en una primera aproximación, que algo no se está haciendo bien, y se ven obligados a saltar de sus empresas a la arena pública.
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Los problemas de siempre, las promesas de siempre
Fernando Aguilera Lesprón
Los problemas que vivimos en el país serán una constante en tanto los políticos y gobernantes sigan siendo insensibles a la laceración que provocan al pueblo. Los mismos problemas todos los años. No. Son más problemas cada año.
¿Por qué si todos conocemos los problemas, no se resuelven? Porque como sociedad sólo reaccionamos cuando el problema nos afecta de manera directa, mientras sea una generalidad nos conformamos “mal de muchos consuelo de tontos”.
Omar Williams exhibe la desaparición forzada, que es un ejemplo del desprecio que tiene la clase gobernante por los ciudadanos de a pie, que viven la realidad de otros problemas paralelos como es la violencia generada por el narcotráfico y la impunidad de la que gozan los delincuentes gracias a la corrupción, que es una constante dentro de los cuerpos de seguridad de Estado.
Y es que los ciudadanos somos consecuentes con nuestros políticos, los perdonamos y olvidamos muy pronto, no sólo sus promesas sino sus errores, omisiones y corruptelas.
En lo cotidiano existen problemas que no son menos importantes como los problemas de alto impacto; como por ejemplo las pésimas condiciones con las que se presta el servicio de transporte público permitida por una amañada relación concesionarios-gobierno.
Unidades viejas y maltratadas que circulan gracias a la falta de supervisión de las autoridades muy a pesar de que la ley se los prohíbe, operadores que realizan su trabajo sin la capacitación necesaria y bajo condiciones poca dignas y muy retiradas de los derechos humanos, usuarios que no tienen certidumbre de si pasará su autobús o si será posible abordarlo, o lo imposible que resulta utilizarlo para las personas con alguna discapacidad física permanente o temporal.
Que me dice del trato de los ciudadanos que trabajan en una ventanilla de atención en la administración pública municipal, que del otro lado del mostrador olvidan su condición de ciudadanos y tratan despectivamente a sus pares gracias al poder que les da un gafete. O de lo insuficiente que es el sistema público de salud y del trato que da la mayoría de sus empleados. ¿Está usted de acuerdo con la educación que recibe su hijo en la escuela pública? Seguramente no.
Y es que los partidos políticos de siempre y la mayoría de sus políticos sólo piensan y actúan en favor de su interés dejando atrás el bienestar de los ciudadanos a los que les piden los nombren sus representantes. En cuanto llegan al confort que les da los jugosos sueldos y los bonos (a veces derivados de hacerse de la vista gorda) se les olvida las necesidades y problemas de los ciudadanos, a quienes les deben la posición. Políticos que viven de la política.
Falta que los ciudadanos nos empoderemos en lugar de dar ese beneficio a los políticos de siempre, es momento de construir una tercera vía que sea sensible a los problemas de todos los días y que no pierda piso en cuanto llega al poder. Como ha sucedido con los partidos políticos tradicionales que han tenido la oportunidad de hacer las cosas de forma diferente pero que siempre terminan haciendo los mismo. Una tercera vía que sea consciente de que los problemas de todos son sus problemas y solucionarlos es su deber y no sólo una promesa de campaña.
@aguileralespron