Colegio de Estudios Estratégicos y Geopolíticos de Aguascalientes, A.C.
La Habana, Cuba. 12 de febrero de 2016. El papa romano, Francisco, y el patriarca ruso, Cirilo, se funden en un abrazo fraternal. El obispo de Roma dice: “Finalmente, hermano”. De esta manera, casi mil años de enemistad entre estas dos ramas del cristianismo desaparecen como la nieve al calor de los rayos del sol.
Horas después, bajo la mirada de un ícono de Theotokos (la Virgen María con el Niño Jesús en los brazos), los dos jerarcas religiosos dan a conocer la siguiente declaración, la cual, entre otras cosas, celebra el papel de Cuba en la reconciliación ecuménica: “un símbolo de esperanza del Nuevo Mundo y de los dramáticos acontecimientos de la historia del siglo XX”.
Las escenas arribas descritas sirven como prefacio al presente artículo, el cual pretende analizar los recados y movimientos diplomáticos acaecidos en la tropical Habana, la alpina Múnich y los campos de batalla de Siria.
Rusia, bajo el embate de las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos y la Unión Europea, vapuleada por los bajos precios del petróleo y librando una guerra aérea en Siria, necesita aliados en el mundo.
Vladimir Putin -gracias a la influencia de Iván Ilyin, un filósofo político y religioso, que consideraba a “la ortodoxia, el patriotismo, la ley, y la propiedad privada como las bases”1 de un Estado ruso fuerte- cree que la Iglesia ortodoxa es parte fundamental de la Svyatavya Rus, la “Santa Rusia”2.
Al mismo tiempo, Francisco, cuya visión vanguardista se parece “a la de los jesuitas en el siglo XVI, los franciscanos en la centuria XIII o a Pablo en el siglo I”, se da cuenta que “las políticas conflictivas, practicadas por los Estados Unidos y sus aliados, no están funcionando con China, Rusia, o en el Medio Oriente”. El siervo de siervos cree que esto equivale a un “choque de civilizaciones”3.
Por lo tanto, puede decirse que el patriarca ortodoxo viajó a Cuba con la anuencia del presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin. Asimismo, los hermanos Castro Ruz, Fidel y Raúl, quienes fueron educados en sus niñez por jesuitas y que, gracias al papa Francisco, pudieron salir de su ostracismo, colaboraron para empatar la visita pastoral que el vicario de Cristo haría a México con el tour de América Latina realizado por Cirilo I.
De esta manera, los hermanos Castro Ruz le devolvieron el favor a Francisco, lograron que Cuba sirviera, como en el caso de Colombia, como plataforma diplomática, y, además, fortalecieron los lazos con su viejo aliado de la Guerra Fría: Rusia, pues Raúl entregó la presea José Martí al patriarca ortodoxo y asistió a la liturgia en la catedral de Nuestra Señora de Kazán.
Mientras tanto, en la capital bávara, Múnich, el ambiente era de expectación por una probable tregua en la guerra en Siria. Sin embargo, las esperanzas fueron desinfladas por los amagues de Arabia Saudita y Turquía de intervenir en Siria y por la continuación de la ofensiva aérea rusa.
Es precisamente la participación de Rusia en la guerra civil en Siria la que atrae los reflectores: El exembajador de la Unión Americana en Moscú, Michael McFaul, publicó en su cuenta de Twitter que “Putin está ganando Siria”4.
El dicho del antiguo diplomático fue corroborado por el presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento alemán, Norbert Roettgen, quien, desde Múnich, afirmó: “Rusia, gracias al uso de la fuerza armada, ha fundamentalmente mejorado su posición diplomática y política”.
En el mismo tenor, se expresó Marc Champion, quien en Bloomberg aseveró categórico: “Desde ahora. Los términos de la tregua muestran la impotencia de los Estados Unidos en Siria”, y agregó: “Rusia puede no ser el jugador dominante en el Medio Oriente, pero cuando se trata con Siria, en verdad lo es”5.
De esta manera, el Vaticano mueve sus piezas, sacando a Cuba del confinamiento diplomático, coincidiendo con Rusia en la necesidad de proteger a los cristianos en el Medio Oriente y proporcionándole un intermediario honesto, y, en el caso de México, suministrando consuelo espiritual a una nación que padece una crisis de confianza.
Francisco, el diplomático misericordioso, con su actuación en el tablero de ajedrez mundial, nos recuerda las palabras del Evangelio: “Mirad, que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, astutos como las serpientes, e inofensivos como las palomas” (Mateo 10: 16).
Aide-Mémoire.- Jorge Mario Bergoglio ha devenido en un J´Tatic, pero en el ámbito global.
1.- Myers, Steven Lee. The New Tsar: the rise and reign of Vladimir Putin. Alfred A. Knopf, New York, 2015, p. 279
2.- Van Herpen, Marcel H. Putin’s Wars: The rise of Russia’s new imperialism. Rowman & Littlefield, New York, 2014, p. 34
3.- http://goo.gl/lWYNvQ
4.- http://goo.gl/GgI9ZB
5.- http://goo.gl/UwKCx2