En distintos lugares del país se ha trabajado sobre los foros de debate para el análisis del consumo de mariguana, lo que dará paso a una legislación que transforme el tremendo problema que padecemos en México por la política prohibicionista sobre las drogas y la pésima estrategia de seguridad que ha desatado la violencia cruda en nuestro país.
Es así que los temas de la violencia, las drogas y el actuar legislativo pueden o no echar a perder el ánimo de mucha gente que se ha venido involucrando activamente desde distintos sectores y, que si bien es cierto, hay distintas opiniones y posturas al respecto de legalizar el consumo de al menos la mariguana, quizá el acuerdo común es el hecho que estas personas logran entender la articulación entre las drogas y la violencia, la corrupción y el crimen organizado.
Ya el presidente Enrique Peña Nieto ha advertido a la ciudadanía: En lo personal, no estoy de acuerdo con la legalización de la mariguana. Mensaje que fue leído también por el Congreso Legislativo, por su mismo partido y una cantidad de sectores que tienen que responder a la línea que él marque. Pero incluso el mismo presidente responde también a una línea de otros sectores de poder económico que le van designando lo que puede o no impulsar o apoyar.
Entonces estos foros ¿serán o no de utilidad para responder a una acuerdo nacional en torno al consumo de drogas? Si bien es cierto que la legalización de la mariguana en términos de consumo, distribución y producción no terminará con el crimen organizado ni pondrá fin a la violencia desmedida que día a día cobra la vida a 50 personas en todo el país, sin duda alguna levantar la política prohibicionista dará un vuelco a los grupos criminales y a quienes desde su puesto político se han venido enriqueciendo en esta “flexibilidad” del Estado mexicano que permite la operación de tantas mafias.
Es muy probable que tanto gasto de recursos, esfuerzos, movilizaciones y palabras termine con lo que ya sabemos que dirá el Gobierno Federal, los foros dieron como resultado de este gran debate: Todo uso de productos farmacéuticos a base de mariguana quedan permitidos. Eso no será nada nuevo, el temeroso gobierno peñista no va a contrariar la política acusatoria que los Estados Unidos ha impuesto a México, señalándolo como un productor que ha envenenado a la sociedad y desatando la ira y el racismo de personajes como Donald Trump, que a final de cuentas representa una voz y un sector que efectivamente mira la migración mexicana con tanto odio.
El gobierno mexicano no puede quedarse con los brazos cruzados ante la frágil situación que padece el país, pero tampoco puede hacer nada ante las presiones de los vecinos del norte, entonces hace que hace. Porque el uso farmacéutico de la mariguana ya está permitido por las convenciones internacionales, así lo reconoce la Oficina de las Naciones Unidas contra las drogas y el delito, así lo declaró a finales de enero Antonio Mazzitelli representante de UNODC. Por lo tanto el gobierno mexicano sólo se pondrá al día en materia de cumplimiento de acuerdos internacionales, pero lo saldrán a presumir con bombo y platillo, pues lo que verdaderamente le urge a la administración de Peña Nieto es credibilidad debido al fuerte impacto negativo que hay en la economía mexicana y que el gobierno a toda costa se ha resistido a reconocer. Ya transcurre el cuarto año de este periodo presidencial y el prometido bienestar de las reformas no se siente, y para hablar con sinceridad, ni siquiera se ve de lejos. Algo urgente hay que hacer para legitimar este gobierno tan malo.
En los medios oficiales y masivos poco escuchamos del desastre ocurrido el pasado mes de enero en términos de violencia, donde hubo un incremento del 10% en los homicidios cometidos, fueron algo más que mil 400 averiguaciones previas por este delito, aunque otros estados como Campeche, Veracruz y Colima registraron un 300% más de homicidios, situando a Colima como el segundo estado más violento sólo por debajo de Guerrero, según cifras oficiales del sistema nacional de seguridad pública. Quienes han estudiado y analizado los temas de seguridad y violencia señalan que los primeros meses de un año son los más bajos pues será después del mes de junio que se da una alza en el comportamiento delictivo y la violencia que esto genera. Es pavorosa la situación, lo que se avizora es muy delicado y no vemos estrategias de combate a la violencia que estén respondiendo a la par a las bandas delictivas, incluso lo que vemos es una rebatinga en distintos estados por los recursos de la seguridad pública, por la impartición de tareas y desde luego por las responsabilidades.
Aguascalientes no es nada distinto el panorama antes descrito, el Congreso local, el peor que hemos tenido, evade a toda costa el tema, por ahí hay una propuesta del PRD para la legalización de la mariguana, pero ahora están más ocupados en seguir flotando y no hundirse en las próximas elecciones. En general, en este Congreso el conjunto de todos los partidos ha evadido todo tema, no quieren pagar ningún costo político, ese es su acuerdo implícito, silencioso, nada les importa las demandas ciudadanas, la justicia social, los derechos humanos, lo único que quieren es saltar a devorar el siguiente presupuesto público.
En el país un millón 700 mil alumnas y alumnos de primaria han fumado mariguana, datos de la encuesta nacional de consumo de drogas en estudiantes. Es en serio el problema de las adicciones en México, no se puede negar la relación entre el consumo y la persecución militar, policía y el acoso de los grupos delincuenciales hacia quienes consumen. Este esquema de seguridad sin duda suma mucho a la violencia a la militarización del país, a la corrupción y la ruptura social, a las violencias y esta vez lo que ofrece el Gobierno Federal no es ni una aspirina a su propio sistema en descomposición.
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