Un poder fáctico es el que se ejerce al margen de los cauces formales y se sirve de su autoridad informal o su capacidad de presión para influir políticamente. En otras palabras que no sean de Wikipedia, un poder fáctico es un poder que se ejerce fuera de las instituciones del Estado, fuera de los partidos políticos o del Poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial o alguna institución dentro del Estado. Ese poder fáctico usa su autoridad informal, dicha autoridad se puede ganar con dinero, con reputación o por historial, esa autoridad la utilizan para ejercer presión políticamente.
Vamos aterrizando un poco la idea, esos poderes fácticos juegan al margen de los protagonistas políticos, no utilizan los reflectores y mediante ejercicios de coerción influyen políticamente. Un poder fáctico puede ser un medio de comunicación, un grupo empresarial, un empresario, un grupo Universidad, que en muchos estados existe, alrededor de las figuras que han administrado la universidad pública o en el peor de los casos un poder fáctico puede ser un grupo delincuencial.
Estos poderes fácticos usan sus recursos y reputación para influir a ciertos personajes políticos de manera positiva o negativa. Un empresario constructor es un poder fáctico cuando paga una parte de una campaña política y en gobierno solicita a su patrocinado que le dé licencias o que no detenga sus construcciones, así el gobernante con las manos atadas no se entromete en el trabajo del constructor.
Por otro lado el poder fáctico de un grupo encabezado por personajes cercanos a la universidad pública como en Puebla o Jalisco puede presionar de distintas maneras, con apoyo estructural, económico o con el músculo que significan los estudiantes de la Universidad. Así hace unos años la universidad pública presionó al gobierno del panista Emilio González para que aumentara el presupuesto dedicado a la universidad. O también presionó al gobierno estatal para que actuara a favor de la paz.
Los poderes fácticos existen y existirán, algunos de una manera más formal y en materia legislativa los llaman lobby, el lobby de los petroleros, de las televisoras, de los agricultores, etc. Este lobby se dedica a cuidar los intereses de su grupo. Por ejemplo las televisoras con el apagón analógico tuvieron distintas reuniones y los legisladores tuvieron reuniones con ese lobby tan poderoso para aplazar el apagón. Así sucedió. Los poderes fácticos no están en la nómina ni se mantienen con recurso público, pero aun así rigen la vida pública de un país.
En un caso reciente Cuauhtémoc Blanco fue electo alcalde de Cuernavaca, entre dimes y diretes los trascendidos afirman que un exfutbolista, Serrato, convenció al Cuau de tomar la candidatura, que todo iba a ser sencillo. Blanco, en un primer lugar confundido porque aún era jugador de futbol, decidió lanzarse, con un discurso ciudadano, independiente y de hartazgo, discurso exitoso que lo llevó a la presidencia municipal.
Después de llegar a la presidencia municipal su rostro cambió, algo andaba mal, Blanco parecía una inocente palomita dentro de una jauría de lobos. Hizo una solicitud formal para delegar el gobierno al síndico. Muchos afirman que es un títere, algunos otros periodistas serios afirman que no es una inocente palomita. La violencia en Morelos ha tomado un aire agresivo y potente, Blanco se negó a formar parte del mando único, en una decisión que sorprendió a propios y extraños.
El gobierno estatal señaló que alrededor de Blanco hay personajes ligados con el narcotráfico, incluso el hermano de Joan Sebastian ha sido señalado. Por ahí podemos entender la negativa de Blanco por formar parte del mando único, el poder fáctico del narcotráfico ha infiltrado su gobierno, si es de confirmarse las relaciones de su gabinete y planilla con el grupo delincuencial de Los Rojos. Días después Blanco acepta formar parte del mando único y se le asignan nueve soldados para guardia personal. La cosa se le salió de las manos.
Y así entenderemos el actuar de muchos otros alcaldes que infiltrados por el narcotráfico actúan de manera ilógica y con la vista muy gorda. Sin embargo, el narcotráfico está rompiendo una línea muy delgada, la de estar fuera del Estado o dentro del Estado. Algunos expertos han llamado a México el narcoestado, es arriesgado pero en algunos municipios y estados así sucede. El narcotráfico puede que haya dejado de ser poder fáctico para pasar a estar dentro de las instituciones formales, infiltrado y con autoridad formal, lo que sería más grave.
En política y en la democracia moderna los poderes fácticos resultan ser buenos, siempre y cuando no lleven escondidos intereses malévolos, actos corruptos, fraudes e infiltración del narcotráfico, lo que evidencia la ausencia de instituciones fuertes y consolidadas, como suele suceder en México. Por otro lado, de manera positiva los poderes fácticos sirven para defender las causas de organizaciones que no están representadas en la política, lo que es bueno.