El 11 de enero de este año, la Infanta Cristina, o sea la princesa por ser hija del Rey Juan Carlos y la Reina Sofía de España, fue protagonista de un hecho histórico. Estuvo sentada en el banquillo, acusada de malversación de fondos. Le asignaron un asiento junto a varias personas y ella ocupó un sitio en la última fila. Su calidad de Infanta no le valió para un lugar preferente. Cuestionado al respecto, el supremo juez dijo, “…ante la justicia no valen los títulos nobiliarios, todos somos iguales…” A juzgar como van las cosas, lo más seguro es que la hija de los Reyes, se quede sin dinero, tenga que pagar una elevadísima multa y hasta tenga que pasar un tiempo en la cárcel. La princesa con su esposo y otros funcionarios de la Corona, estafaron seis millones de euros, que equivalen a ciento diez millones de nuestros pesos. Lo cual viéndolo bien no es nada, comparado con las cantidades que han desviado nuestros gobernadores y otros funcionarios nacionales. Sobre todo si lo comparamos con los tres mil millones que desapareció el exgobernador de Coahuila Humberto Moreira. Con este hecho España reafirma su papel internacional de nación donde la justicia realmente funciona. Recordemos el caso del juez y magistrado Baltazar Garzón, un andaluz que alcanzó fama internacional por haber desenmascarado redes de narcotráfico en toda la nación ibérica, malos manejos en la gerencia del club de fútbol Atlético de Madrid, los crímenes del franquismo, los homicidios del ex dictador chileno Augusto Pinochet, las desapariciones efectuadas por los militares que gobernaron Argentina, los actos terroristas de ETA y muchos casos más de gran resonancia mundial. Algo que nadie había hecho, ni en Europa ni en América. Ahora las leyes y los organismos encargados de ejecutarlas se han anotado un nuevo golpe sensacional. Detienen a un mexicano, el exgobernador Humberto Moreira que estaba viviendo en Barcelona. Fue detectado por triangular depósitos vía México a Bermudas, a Estados Unidos y finalmente a España, por un total de 246 millones de euros. La acusación es blanqueamiento de capitales. Está en prisión y sin derecho a fianza. De manera que la acusación y juicio de estos dos personajes nos permite darnos cuenta de que la justicia sí puede aplicarse, de que sí existen los jueces valientes y justos, de que sí hay naciones en las que su pueblo aplaude y estimula la legalidad. Y si queremos un ejemplo más, basta recordar que el rey Juan Carlos se vió obligado a abdicar, después de varios escándalos de inmoralidad. O sea que no solamente no se perdonan los atracos financieros, tampoco se permiten las exaltación de las deshonestidades. Siendo como ha sido desde hace quinientos años, España la gran maestra de México, ¿no será este un buen momento para que aprendamos a aplicar las leyes?, ¿a exigir que nuestros delincuentes sean llevados a juicio, ¿que los funcionarios que sustraen los fondos públicos, los reintegren y además paguen su felonía con cárcel? Las relaciones diplomáticas, comerciales, académicas y culturales entre México y España están en un gran momento. Es una magnífica oportunidad para aprender de la Madre Patria, el ejercicio de la legalidad.
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