Participar en la política es difícil / #PolíticaForDummies - LJA Aguascalientes
25/04/2025

El ideal de la política y de los regímenes democráticos es que los ciudadanos participen, de manera informada, activa, permanente y gratis. En la actualidad los mecanismos de participación ciudadana no implican alguna remuneración a los ciudadanos que participan, es por mera voluntad, lo que parecería loable.

Sin embargo aquí está el dilema de la modernidad: pugnamos por la participación de los ciudadanos, la clase política incentiva a los ciudadanos a participar pero nada más con discurso. Por otro lado hay ciudadanos capaces de participar, ávidos por hacerlo, exigir cuentas, marchar, manifestarse y promover plebiscitos o referéndums, sin embargo, esos ciudadanos no tienen una calidad de vida estable como la de la clase política.

Existen ciudadanos, coordinadores de colectivos ciudadanos para generar gobiernos más transparentes, participativos o incluyentes, que sufren para llevar alimento a su casa pero que están participando activamente y defiendo los derechos de los ciudadanos. Los políticos ven una cara de la moneda, la de un ciudadano comprometido con la política, pero no ven la de un ciudadano con necesidades económicas.

Las instituciones, la clase política y los funcionarios públicos en muchas ocasiones tienen un discurso en común: los ciudadanos no participan, los ciudadanos no se informan, los ciudadanos son unos huevones, los ciudadanos no se interesan. Es un discurso común, muchas veces creíble cuando percibimos al ciudadano mexicano con una generalidad: es huevón.

Sin embargo la reflexión profunda de las instituciones no llega hasta el día a día de los ciudadanos, incluso de los más interesados en participar: trabajar para llevar de comer a la casa es más importante que participar en la política, por donde lo vean. También estudiar es más importante. Y lo que sucede es que los mecanismos de participación ciudadana existentes son mecanismos que implican demasiado tiempo y trabajo sin remuneración para los ciudadanos. Las asociaciones civiles y los colectivos no reciben ni un peso para participar, al contrario, los ciudadanos interesados colaboran con sus ingresos.

Una propuesta es financiar a las organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles o colectivos ciudadanos para incentivar la participación de los ciudadanos, lo que me parece una buena idea. Los partidos políticos que son los principales promotores de la participación de los ciudadanos reciben financiamiento público en cantidades millonarias y su función social de involucrar a los ciudadanos no ha sido efectiva, para muestra los niveles de confianza nulos hacia los partidos políticos.

Por lo que reducir el financiamiento a partidos y darlos a las asociaciones civiles u otro tipo de organización que incentive la verdadera participación de los ciudadanos es una buena opción, así ciudadanos que decidan dedicar su vida a participar, vigilar a los gobiernos, calificarlos en transparencia u observarlos para que ejerzan bien el gasto tengan una remuneración y poder llevar alimento a casa.

Otra opción es facilitar los mecanismos de participación ciudadana. En pleno 2016 parece hasta estúpido no utilizar las tecnologías de la información para incentivar la participación de los ciudadanos. Un ciudadano común y corriente no puede dejar de trabajar por asistir a una manifestación, sin embargo al llegar a su casa y desde su computadora sí puede firmar una petición para hacer presión social en la plataforma change.org. O también puede estar en su teléfono y votar una consulta ciudadana que el gobierno realice mediante mensaje de texto, o puede estar en el baño y participar en otra consulta de presupuesto participativo desde su tableta.

Lo más complicado en política es participar de manera libre y voluntaria, porque si hay algo que no se recupera es el tiempo, a pocos ciudadanos les interesa dedicar la mayoría de su tiempo en las actividades políticas, no porque en realidad no les interese sino porque hay otras prioridades en su vida, sin embargo, si las instituciones y los gobiernos locales y nacionales logran generar mecanismos accesibles y fáciles para los ciudadanos, no es pérdida de tiempo sino participación ciudadana activa.


Muchos tienen el anhelo de participar en la política, pero cuando se topan con la pared de las necesidades económicas y familiares, además de encontrarse con procesos burocráticos lentos, se desalientan. Por otro lado, para la clase política las cosas funcionan bien así, mientras los ciudadanos no participen pueden tener el balón de su lado sin que nadie se los quite, por eso figuras que en realidad inviten a los ciudadanos a participar de manera sencilla resultan molestas, las frenan, las bloquean o las mandan a la congeladora. A la clase política como la conocemos no le gusta que los ciudadanos participen, no le gusta la tecnología, no le gusta que los ciudadanos usen la tecnología, mucho menos son amigos del internet, como afirma Manuel Castells.

Desgraciadamente hoy apelamos a los actos de buena voluntad, a los políticos a que abran la llave de presión para que los ciudadanos participen de manera más sencilla y a la buena voluntad de los ciudadanos que quieran entregar su vida por mejorar la vida política sin recibir nada a cambio (claro está la excepción que confirma la regla: Pedro Kumamoto).


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