Así lo dije: “Si es verdad que la religiosidad popular es la cultura popular; y que no serán los divididos colores partidistas en contienda los que priven como campeones de los pueblos mantenidos en suspenso electoral, tendremos que los comicios para reposición de la diputación federal del Distrito I se jugará más por las adhesiones y lealtades populares a sus raíces, valores, creencias y emblemas de pertenencia, adoptando al candidato que mejor los represente. Será esta inclinación de la cultura popular la que defina el entuerto. Y si no, al tiempo” (Lja. Las banderas de la elección suplente. Sábado 22 de agosto, 2015).
Desde luego que fue una apuesta heterodoxa respecto del análisis electoral, rigurosamente instrumentado por el INE. El cual parte de la base poblacional estimada en Aguascalientes, con un total de 723,043 Hab. / Censo de 2010. Y cuya proyección población fuera: – A partir del primero de enero del 2014, de un millón 260 mil 165 habitantes, de acuerdo con las últimas proyecciones del Conapo, de los cuales, 614 mil 453 serán hombres y 645 mil 712 mujeres, lo que confirma que el índice de masculinidad seguirá siendo bajo, de 105 mujeres por cada cien varones. Así lo corrobora la Junta Local del Instituto Nacional Electoral, que se dijo preparada para esta elección extraordinaria, anotando que “la elección estaría determinada en su mayoría por mujeres y jóvenes de entre 20 y 24 años de edad. La lista nominal de los electores fue de 277 mil 868 ciudadanos, siendo el rango de edad con mayor porcentaje el de 20 a 24 años con el 15.27 por ciento, seguido del rango de 25 a 29 años con el 13.64 por ciento, y el de 30.34 años con el 11.89 por ciento” (Fuente: Lja. La ruta hacia la elección extraordinari. Lunes 7 de diciembre de 2015. Política, p. 5).
Las coaliciones predominantes fueron las de PAN-Nueva Alianza con el candidato Gerardo Salas y José de Jesús Valdez Gómez como suplente; la coalición PRI-PVEM con Gregorio Zamarripa Delgado como candidato y Marte Eduardo Robles Sandoval como suplente. Por su propia cuenta, el Partido del Trabajo con Miguel Ángel de Loera como propietario y Jesús Rangel de Lira como suplente. No participaron con candidato los partidos Movimiento Ciudadano y el PRD.
Mi otrora compañero de trabajo y presente amigo, David Pérez Calleja, en ejercicio de su análisis electoral al que ha dedicado sesudos estudios, publica este miércoles 9 de diciembre, su columna Valor Público, bajo el título Elección Extraordinaria: el abuso de la partidocracia. Referente a la cual, encuentra que dos asuntos políticos partidistas fundamentales en el ámbito nacional, estuvieron en juego en esta contienda desde lo local. El primer tema quedó determinado por la estrategia electoral pactada entre “la partidocracia de izquierda”, integrada por los dirigentes de los partidos del Trabajo (PT), la Revolución Democrática (PRD) y del Movimiento Ciudadano (MC), que determinó generar condiciones electorales para que sus militantes “voten todos a favor de la sobrevivencia del Partido del Trabajo”, para lo cual el PRD y el MC se abstuvieron de presentar candidatos propios y hacer “bolita”. La meta consistió en allegarse los votos suficientes para garantizar la continuidad del registro del PT como partido político nacional.
El segundo tema estratégico, consistiría en resolver una vieja pugna entre líderes del magisterio nacional, cabe la cual el Panal, Partido Nueva Alianza, antepuso la mira de evitar que “Rafael Ochoa Guzmán, exdirigente nacional del SNTE, que en abril de 2008 dejó de participar en el Panal y se afilió al MC, y enemigo declarado de Elba Esther Gordillo, accediera a la curul 500 de la Cámara de Diputados por la vía plurinominal postulado por el Partido del Movimiento Ciudadano”. Su pírrica victoria dependería del triunfo del PRI en el Distrito 1 contendido en Aguascalientes. Para cumplir esta jugada de pizarrón, el Panal ofreció ir en coalición con el PAN, ofreciéndole “un arreglo muy conveniente”, al tiempo que le cobraba la factura a su disidente, el señor Ochoa. Palabras y análisis de David Pérez Calleja, con las que ensaya de allanar el terreno electoral, y explicar la provechosa derrota del PRI, que deja a los partidos triunfantes un codiciado botín de guerra.
Esta explicación estructurada desde el punto de vista cimero de las cúpulas partidocráticas de izquierda, abona sin duda a la decisión estratégica de los partidos involucrados, cueste lo que costare, de superar la tendencia histórica del PRI, de obtener triunfos, en elecciones cerradísimas, como ésta, haciendo recurso único al voto duro de su militancia. Y estadísticamente la suerte estaba echada, por este lado de la balanza, ya que el precedente de la votación ordinaria pasada, alcanzó si acaso, un 38% de participación de la lista nominal y en la extraordinaria que acaba de pasar, participó únicamente el 37% del padrón electoral. El cálculo no era malo, pues cumplía la proyección y expectativa acostumbrada. Sin embargo, el punto de quiebra, ya está visto por nuestro citado analista, intervinieron en contrario los dos temas originados por sendos pactos innombrables de alianzas ‘non sanctas’, de izquierdas, centros y derechas, todas en la misma canasta electoral. De manera de que si esto es así, el triunfo central que logra el PAN, suma para su nomenclatura tres diputaciones federales, y resto de partidos e intereses coaligados, no obtienen obviamente ninguno -de suma de prerrogativas completa-, pero sí comparten posiciones electorales que, al final, les reditúan, la permanencia en el gracioso encanto de la burguesía partidocrática con cargo al Erario.
La interpretación heterodoxa que postulo, como elección de lealtad a los símbolos y banderas de color local, tendría una variopinta cartografía. El PAN aglutina: Jesús María, cuyo santo patrono es Santiago Apóstol, fiesta de los Chicahuales, y San Isidro Labrador; Calvillo. El Señor del Salitre, en la fiesta de la Ascensión; San José de Gracia, abandera al Evangelista San Juan, el Señor de Esquipulas y recientemente El Cristo Roto, como religiosa ficción. Y añade a Rincón de Romos con el Señor de las Angustias. Si bien observamos un esquema más bien cristológico y discipular del Maestro Jesús.
El PRI logró concitar la fusión de Cosío. Con su emblemático San José; Tepezalá con su abanderado el Señor de Tepezalá y la Virgen del Perpetuo Socorro. Pabellón de Arteaga exaltando a la Virgen de Guadalupe, y San Francisco de los Romo cuya figura emblemática es la de, San Francisco de Asís. Un esquema mariológico central con acento en la humildad y imitación al Hijo de María.
Nueva Alianza conquistó el castillo emblemático del magisterio disidente con Asientos. Nuestra Señora de Belén y el Señor del Tepozán. Con (Palo Alto), la Reina de México y Emperatriz de América. Y el PT que aseguró el Llano, como tierra fatigosamente labrada, durante años de bregas electorales.
No sé si la visión partidocrática de la contienda explique el tapiz local de colores, preferencias, emblemas y sentimientos aglutinados desde lo local, o sí mi punto de vista de la religiosidad popular explique en parte las inesperadas alianzas que casan intereses impensados, pero que al final agregan a la identidad territorial ligas solidarias comunitarias que las papeletas electorales no traducen, en una primera instancia, pero que sumadas a los emblemas partidistas, dibujan un tapiz harto diferente que sí trasluce las lealtades primordiales. [email protected]