- El Estado tiene una obligación de apoyar y difundir la cultura, eso no implica estirar la mano para que te den algo
- El talento y una disciplina personal son elementos esenciales para ejercer cualquiera de las artes
“El teatro, y la actuación en general, para mí ha sido y será siempre la columna vertebral de mi vida”, señala la actriz mexicana Karina Gidi, quien tras seis años de trabajo teatral en Incendios, se despide de su personaje, cargado de emociones y sensaciones que jamás creyó que podría ejecutar en escena.
Destacó haber hecho un análisis interno de su evolución como hacedora escénica en el cual tras 20 años de ser actriz ha logrado una madurez importante que se refleja en cada nuevo personaje, tanto en cine como en teatro y televisión: “Cuando comencé mi trabajo, construyendo personajes, lo hacía de un modo más epidérmico, es decir, buscaba que hubiera una variedad en lo plástico y más preocupada de la forma que por el contenido”, ahora, de los últimos doce años a la actualidad siente que está más preocupada por construir una poética que exprese exactamente lo que pretende decir, aunque en ocasiones se da licencias y descansos de esa poética, por lo que considera que ha logrado vencer esos errores egocéntricos en los que muchos artistas caen.
Durante esos años de trabajo ha logrado entender que el actor tiene un poder de transformación importante en la sociedad, por lo tanto si como actriz no se toma ese compromiso y esa seriedad en cada personaje, todo se vuelve un encadenamiento de personajes bien construidos pero no con un efecto completo en el espectador, con lo que se convierte únicamente en lo que ella llama “un viaje egomaniaco”. En cambio, lo que Gidi busca siempre es pensar en que las ofertas de trabajo que hay tengan un fuerte sentido de lo que pasa en la sociedad: “para mí un personaje tiene más relevancia y me genera más deseo de habitarlo y trabajarlo cuando hay un fondo social o bajo experiencias del público”, pues considera que las artes escénicas tienen un poder transformador potente aunque sea a pequeña escala, de ahí su regla de nunca desdeñar el dar una función para un público de menos de cien personas que a uno teatro de más de mil: “me parece que los cambios que se dan a pequeña escala valen y significan mucho porque de poco en poco se puede avanzar mucho”, recalcó que históricamente se tienen casos de cómo el arte ha tenido una incidencia directa en movimientos sociales.
El efecto de Incendios en Karina Gidi
De sus proyectos con mayor impacto habló de Incendios, una obra de teatro estrenada en 2009 y que tras seis años en temporada se despidió de ella con ocho funciones en Sao Paulo, Brasil, en septiembre pasado: “esta es la más larga en presencia en el escenario, además de que es con la que más he viajado”, su éxito mundial fue por efecto de un conjunto de virtudes: un texto afortunado, una dirección muy comprometida con un discurso humano, social y sincero, así como mucha entrega por parte del equipo; para la intérprete, el resultado fue un flechazo al corazón del espectador: “la verdad es que me siento orgullosa de haber sido parte de él”.
Esta obra fue presentada en Colombia y Brasil, donde los resultado fueron muy similares a México en la forma de recibir la historia y de expresar sus emociones, contrario a lo que sucedió en Rumania y Estados Unidos; en Rumania los observó muy puestos con su emoción pero muy inexpresivos a la hora del final: “creo que la obra causó un efecto en ellos aunque su forma de manifestarlo fue mucho más ecuánime, más moderada”, en Estados Unidos sintió como si fueran turistas, pues el espectador norteamericano vivió la obra como en tercera persona, es decir, la veían y decían “qué cosas tan horribles pasan en esos países feos”, únicamente los que son de primeras generaciones de migrantes la percibieron con emoción y con enfoque muy personal.
El obstáculo más fuerte a vencer fue el volumen emocional que demandaba el personaje: “yo no pensaba que tendría dentro de mí el poder para llenar esas palabras, es muy grande lo que le ocurre al personaje, pues son cosas que yo solamente he podido sentir en imaginación y es una vida a la que yo no puedo equiparar a la mía pero que al mismo tiempo sabía que tenía que honrar”, pues se trata de historias que sí ocurren que van desde tragedias hasta un caos social y de guerra.
Además del volumen emocional, otro de los retos internos fue la edad del personaje porque transcurren como 50 años en la obra, su personaje empieza de 14 y acaba de 64 años; era un reto importante, ya que aunque el público es generoso al mirar esa realidad creada, también pende de un hilo pues no se puede decepcionar al público porque al tronar la burbuja dejas de ser el personaje y te conviertes en un actor mal hecho.
Sorprendida porque en Aguascalientes se cuenta con dos instituciones educativas de nivel superior enfocadas en las artes escénicas, Karina Gidi destaca que cada vez en el país hay más interés en la profesionalización de las artes y de producir proyectos propios sin necesidad de los apoyos gubernamentales, lo cual ha permitido que el público asiduo al teatro o al cine se renovara con nuevas expectativas y consumo de espacios alternativos.
“Sin duda el Estado tiene una obligación de apoyar y difundir la cultura para que no sea una cosa elitista sino que se generalice, sin embargo, el que salgas de la escuela y sólo te pongas a estirar la mano para que te den algo, a mi parecer eso es más una cosa de ego”, ya que el considerar que sólo por el gran talento y carisma serán llamados por un productor sólo te convierte en un intérprete, mas no en un artista.
“Hay una diferencia entre lo que es ser intérprete y querer ser artista, si tu fin es el primero entonces no hay problema de que te la vivas del Estado pero si tu aspiración es ser un verdadero artista, entonces tu acercamiento al mundo tiene que ser muy diferente”, desde otro lugar mucho más productivo, comprometido e interesado con proyectos propios con cierto corte de crítica hacia lo que se vive en su comunidad.
La actriz de Cuatro Lunas explicó que aunque el talento es esencial para ejercer cualquiera de las artes, si no está acompañado de una gran disciplina personal y un interés real y sincero por la raza humana, es talento desperdiciado: “yo creo que mientras más pronto encuentres cuál es la esencia de tu camino y construyas una carrera propia, más rápido puedes encontrar el éxito, sobre todo el personal”, el cual es el más importante, por encima del profesional.
Entre despedidas y proyectos nuevos
Además de su proyecto televisivo, en donde conversa con actrices del cine mexicano en busca de explorar el papel de la mujer en esta disciplina artística, Gidi comenzó un documental sobre la despedida de Incendios principalmente por ser una obra que marcó a todos los participantes entre actores y público; este se concentra en las funciones efectuadas en Brasil como registro de esa entrega, cariño y transformación que vivieron con la obra: “es una despedida bien merecida, con este documental dejaremos irla, la soltaremos para entrar a una nueva etapa”.
Luego de un descanso cinematográfico de unos meses, Karina Gidi se prepara para regresar al cine con una película dedicada a la vida de la escritora mexicana Rosario Castellanos, será dirigida por Natalia Beristáin y estará acompañada del actor Daniel Giménez Cacho; se prevé el estreno para el segundo semestre del 2016. A su vez participará en la nueva película de Benjamín Cann titulada Fotografía en la playa, cuyo guión es una adaptación de Cann de la obra de Emilio Carballido, actuará en conjunto con los hermanos Bichir aunque aún no se tiene la confirmación de la fecha de rodaje.
Karina Gidi destacó que “el teatro ha sido una columna vertebral, es algo que me ha dado un sentido, un significado a mi vida; ahí descubrí una forma de pararme derecha frente al mundo, descubrir mi fuerza, mi belleza, mi todo; y decirles soy Karina y soy actriz”.