John Lennon nació el 9 de octubre de 1940, murió, como sabemos, el 8 de diciembre de 1980 en la puerta del Edificio Dakota en la ciudad de Nueva York, en el corazón de la Isla de Manhattan en la ciudad de Nueva York asesinado por el hawaiano Mark David Chapman; sólo 40 años de edad, por alguna razón tenemos la sensación de que Lennon vivió más tiempo, de que su vida fue larga, seguramente esa sensación surge como consecuencia del inmenso e inmortal legado con el que enriqueció, no sólo a la música, sino en general a toda la cultura y el pensamiento occidental, imposible pretender entender la cultura de la segunda mitad del siglo XX sin las aportaciones de este músico de Liverpool, Inglaterra.
“Vive rápido y muere joven”, creo que esta sería una de las mejores sentencias para definir en gran medida el paso por la vida de John Lennon. Ya sabemos qué es lo que sucedió, ya sabemos de la importancia e influencia de Los Beatles en la música y más allá de las fronteras que fija la música, incluso el arte, la manera en que Los Beatles impactaron en todo el mundo, es uno de los fenómenos socioculturales más evidentes, después, en su muy rica aunque breve trayectoria solista, su impacto siguió siendo fulminante, sus canciones se constituyeron en artículos de fe y sus declaraciones en fundamentos políticos. Ahí radica su importancia, no sólo en el hecho de haber sido miembro de uno de los grupos más grandes en la historia de la música del siglo XX, Los Beatles, ni en haber grabado algunos de los discos más influyentes en la siempre inconclusa historia del rock, sino en cómo, desde la trinchera de la música, supo impactar en todos los ámbitos de la sociedad, desde lo artístico hasta la política, se encaró al tú por tú con Richard Nixon, desafío a las autoridades del país, políticamente, más poderoso del mundo, desdeñó la monarquía de su país y se comprometió con una bandera, tomó partido del lado de la disidencia y ahí militó manteniéndose coherente con su manera de pensar.
Desde sus años con The Beatles nos enseñó que no era simplemente un músico más en las filas del rock and roll, sino que sus pretensiones iban mucho más allá de eso, sus canciones son una prueba de ello, me parece evidente que no podemos juzgar con el mismo criterio a un músico que ha compuesto cincuenta veces la misma canción, sólo cambiándole el nombre esas mismas cincuenta a veces, o a otros como el caso de John Lennon que tienen la profunda sensibilidad de escribir canciones como de amor Girl sin sonar cursi, o intensamente poéticas como Across the Universe, o con cierta profundidad de pensamiento como You’ve got to hide your love away, Julia, All you need is love, o bien, con intenso y delicioso surrealismo como I’m The Walrus o Come together.
En su producción solista es en donde mejor definió sus posturas sociales en canciones como Give Peace a Chance (Dale una oportunidad a la paz), o Working Class hero (Héroe de la clase trabajadora), en donde asume con todo compromiso y responsabilidad una posición respecto a la vida y cómo interpretarla, por supuesto, sin olvidar la poesía que brota a flor de piel en temas como Jealous Guy, Watching the Wheels, Woman o Mind Games.
En pocos músicos como en John Lennon podemos descubrir al compositor comprometido y coherente con su pensamiento, sus canciones son una contundente declaración de principios, no hace falta leer entre líneas, los principios fundamentales del pensamiento están claros y descaradamente explícitos en cada frase musical.
Seguramente por eso la música de John Lennon con Los Beatles y como solista, resulta sorprendentemente vigente, o ¿no crees tú, amigo melómano, que en estos tiempo violentos que nos ha tocado vivir, sigue teniendo sentido lo que Lennon dijo en su canción All you need is love, todavía como integrante de The Beatles, o un poco más tarde, 1969: “Todo lo que pedimos, es una oportunidad a la paz”?
Cuando John Lennon murió yo tenía 17 años de edad, estaba estudiando en la Prepa de Petróleos y su asesinato fue un hecho que nos conmovió a todos, me refiero a mis compañeros de la escuela y a tu servidor. Pero ahora, 35 años después de la muerte de alguien que luchó incansablemente por la paz y que fue víctima de la violencia, los jóvenes de ahora, o algunos de ellos, siguen siendo sensibles en cuanto a asumir las posturas de Lennon, algunos de los jóvenes de este 2015 siguen pensando que, efectivamente, “todo lo que necesitas es amor”, o que “el amor es la respuesta” o que debemos “dar una oportunidad a la paz”, algunos se siguen dejando seducir por esta música sin fecha de caducidad en lugar de entregarse dócilmente, sin exigir su derecho a escuchar buena música, a los falsos y perecederos encantos de la mercadotecnia. Lo menciono por lo siguiente, tengo el privilegio y el honor de impartir la cátedra de Historia de la Música en la Escuela Diocesana de Música Sacra, y hace unos días, uno de mis alumnos, no debe de tener más de 17 o 18 años, llegó rebosante de felicidad conmigo portando en sus manos con orgullo un ejemplar en formato de vinilo del álbum Revolver de The Beatles, producción de 1966, me dijo que lo acababa de comprar y que aunque ya lo tenía en disco compacto, lo quería conseguir en formato de 33 1/3 rpm, lo vi con esa alegría y me quedé pensando que sin duda, todavía, a pesar de todo, hay esperanza.