Pasear en Progrebús, una forma más de perder elecciones
Fernando Aguilera Lespron
Tras la decisión del Tribunal Federal Electoral de anular la elección en el primer distrito federal de Aguascalientes con motivo de la “placeada” que dio el gobernador Carlos Lozano de la Torre a los candidatos del PRI y su séquito en el bautizado “Progrebús”, realizo el siguiente apunte.
El Tribunal con la anulación del proceso electoral no castiga al partido político ni al candidato, es la primera llamada que hace a los ejecutivos estatales para empezar a forzarlos a no meter las manos en los procesos electorales, máxime cuando se hace con prepotencia y a todas luces violando la veda electoral. La burda acción (ya sea la del Tribunal o la del gobernador) afecta la decisión que tomaron los ciudadanos que asistieron a depositar su voto en las urnas, aunque la diferencia entre el primer y el segundo lugar fuera de 436 sufragios y cinco mil 533 hayan anulado su voto.
Los consejeros del Instituto Nacional Electoral a pesar de la decisión del Trife de anular la elección decidieron no suspender sus vacaciones, por lo que los preparativos para llevar a cabo el nuevo proceso se vieron retrasados (tal vez con esa intención), por lo que apenas este 7 de noviembre iniciará la campaña que habrá de terminar el 2 de diciembre para celebrar la jornada electoral el 6 de ese mes.
Mientras los priistas aguascalentenses coreaban las canciones de Alejandro Fernández, en la Ciudad de México el pleno del Partido Nueva Alianza aprobó la coalición electoral con Acción Nacional, para participar en la elección extraordinaria; lo que obligó a las dos corrientes del partido del magisterio que existen Aguascalientes a jugar juntos, con la causa de no permitir la llegada de Rafael Ochoa Guzmán, ex secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y actual candidato a diputado plurinominal de Movimiento Ciudadano, quien va en la segunda posición por la tercera circunscripción.
En la elección ordinaria la suma de los votos que obtuvieron Acción Nacional y Nueva Alianza fue de 44 mil 557, mientras que lo logrado por el Revolucionario Institucional y el Verde fueron 39 mil 239, lo que hace una diferencia de cinco mil 318. Sin embargo, la participación en la elección federal intermedia fue del 36% de la lista nominal, la más baja que se ha registrado en Aguascalientes. ¿Será del interés del electorado del Distrito I volver a las urnas?
Queda claro que la elección se resolverá con el voto duro de cada uno de los partidos que concursarán, lo que hubiera sido un gran mano a mano PAN-PRI, sin embargo, el panorama cambia drásticamente si se considera el movimiento de profesores que puede hacer el día de la elección Nueva Alianza, sobre todo en municipios bastiones turquesas como Pabellón de Arteaga, Asientos, San José de Gracia.
Mientras el primer priista del estado (como le gusta a los tricolores llamar al gobernador) ha girado la orden de que nadie se mueva para buscar cualquier cargo de elección en el proceso local del siguiente año; los panistas se mueven buscando aliados y vistos buenos para llegar a algún palacio municipal o a una curul en el Congreso local.
No hay que perder de vista que a Manlio Fabio Beltrones no sólo se le prendió el foco rojo en Aguascalientes, le tumbaron al gobernador electo de Colima, ¿usted a que pondría más atención?
Lo cierto es que a pesar de que Aguascalientes se encuentra entre los estados con mejores resultados en los indicadores nacionales, los priistas locales no han ganado elecciones; lo que podría deberse a dos cosas: a tener un pésimo detector de buenos candidatos o al canto de sirenas que escucha quien los elige.
Por lo pronto parece que ningún priista escuchó la instrucción de enfocarse a sacar la elección extraordinaria (tal vez por no cargar esa cruz) y se ha visto a un candidato que lucha contra corriente; un dirigente estatal coartado de la libertad de tomar decisiones y manejar sus finanzas y una molestia generalizada entre los grupos políticos que sienten que no se les toma en cuenta.
¿Será que el único que puede poner el piso parejo del priismo aguascalentense es el presidente nacional para evitar que se sigan tomando decisiones unilaterales y evitar que sigan perdiendo elecciones?
@aguileralespron
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Segunda vuelta que pone a prueba a todos
Gilberto Carlos Ornelas
La elección extraordinaria del primer distrito electoral federal de Aguascalientes, a celebrarse el próximo 6 de diciembre, constituye un evento inédito en la vida política del país y del estado. Estamos frente a la aplicación de nuevos criterios jurídicos, nuevas tácticas electorales y, por supuesto, la posibilidad de nuevos resultados con sus eventuales consecuencias, que pondrá a prueba a todos los actores políticos.
Como lo establece nuestra legislación desde 1996, la actual normatividad prohíbe la intervención de los servidores públicos en procesos electorales. Sin embargo, siempre se ha sabido de la intromisión de funcionarios y gobernantes a favor de algún partido y sus candidatos, con mayor o menor discreción y eventuales escándalos. Lo normal ha sido que esos hechos, aunque fuesen denunciados, quedaran en la impunidad o recibieran alguna sanción intrascendente.
La novedad ahora fue que una “sencilla” acción del gobernador del estado, como trasladar en el autobús oficial a los candidatos de su partido para votar en sus respectivas casillas electorales, haya culminado con una inédita anulación. No ha faltado quien opine que fue una sentencia desproporcionada, pero a estas alturas eso ya resulta una retórica partidista. Todos sabemos que la intervención de los gobiernos y funcionarios en las campañas electorales va mucho más allá de una “placeada” en vehículo oficial; se da en el reparto de dádivas, el desvío de recursos, la inducción del voto a través de programas sociales, y hasta en groseras consignas e indicaciones a los empleados subordinados para que apoyen a tal partido o candidato.
El hecho que marcó la diferencia fue que los órganos jurisdiccionales del Trife decidieron no soslayar la intervención gubernamental en una elección tan cerrada como la del Distrito I de Aguascalientes. Podían haber dictado una sanción menor o un extrañamiento público como lo hicieron a Fox en 2006 y a Peña Nieto en 2012, pero ahora resolvieron que debía anularse esa elección.
Lo peligroso de una sentencia de tales características es que fuera una decisión aislada, ya que tomaría el cariz de consigna política en un país acostumbrado al abuso impune y al autoritarismo arbitrario. En ese sentido, fue una buena la señal el que un criterio similar se haya usado para la anular la elección de gobernador en Colima. Como ya viene siendo costumbre, un órgano judicial resuelve los vacíos y lagunas que los legisladores, por conflictos políticos y conveniencias partidistas, han dejado indefinidos durante largo tiempo en nuestra normatividad.
A nuestra incipiente democracia le hace bien que se sancione con rigor la intervención de los funcionarios de gobierno en los procesos electorales. Ahora el máximo órgano jurisdiccional electoral está obligado a aplicar ese criterio en todos los casos en que se comprueben hechos y violaciones similares. Si no lo hiciera así, abonará a su propio desprestigio y de todos los órganos electorales.
Por lo pronto, en la práctica y en virtud de que la legislación no precisa que los nuevos comicios deban realizarse en las mismas condiciones que la elección ordinaria, la elección extraordinaria que se avecina vendrá a ser una segunda vuelta, y en ese sentido las fuerzas políticas modifican sus objetivos, sus alianzas y tácticas electorales.
Para el Partido del Trabajo y el Partido Humanista será una posibilidad extraordinaria de defender su registro legal que precipitadamente el INE les había retirado antes de que terminara el proceso electoral. El PT seguramente alcanzará los votos para lograr el 3% nacional, mientras que para el PH, si bien le es imposible lograr el 3% nacional, bien puede lograr el porcentaje para buscar su registro como partido estatal.
Es obvio que la disputa principal se reciclará entre los contendientes con posibilidad de victoria: el PRI y el PAN, así como las fuerzas políticas formales e informales que se aglutinan a su alrededor. Nuestro amigo, el maestro Aguilera Lesprón, en su colaboración de hoy, describe una tormenta perfecta para el candidato del PRI en esta elección. Sin embargo, todos los estrategas que están al frente de la coyuntura saben que no hay resultados predestinados y que las campañas electorales, aunque sean de 26 días, no son operaciones mecánicas ni aritméticas, sino procesos de realineación de fuerzas e intereses políticos. Como la elección del 6 de diciembre será la primera fase de la elección estatal de 2016, los encuadrados de cada bloque son su principal activo, pero los damnificados y malquerientes dejaron de ser una variable para ser ahora una constante que determina resultados, justo como se ha visto en la historia local reciente.
Un factor que nadie ha logrado medir con precisión es el voto de los electores libres y críticos: los indecisos, que cambian o hasta anulan su voto y que también son los portadores del “voto útil” a favor de un competidor cercano a lograr un objetivo asible y perceptible. Habrá estrategas que apuesten sólo al voto duro de sus partidos y refuercen sus mecanismos de control a través de “promotores” con padrón en mano, empujando votantes. Afortunadamente para nuestra democracia, cada día crece y se vuelve más determinante el electorado crítico que emite su voto a favor de las posiciones más claras y convincentes.
Interesante segunda vuelta inédita, que pone a prueba a todos: a las autoridades que deben respetar la ley; al Tribunal, para demostrar constancia y rigor en la aplicación de la norma; a los ciudadanos libres, que determinarán el resultado de una elección competida; y a los partidos, que deben mejorar sus tácticas, entusiasmar electores y denunciar con vigor cualquier violación a la ley.
@gilbertocarloso