¿Puedes ver al verdadero yo?, ¿puedes? Esta es la primera frase cantada por Roger Daltrey, vocalista de The Who en el álbum Quadrophenia, y eso es justamente lo que me interesa en este momento, “el verdadero yo” que surge de frecuentar esta música, a alguien escuché decir en cierto momento que somos lo que comemos, sin duda, pero evidentemente también somos lo que escuchamos, es decir, lo que escuchamos por voluntad y decisión propia. Es un buen parámetro para definir nuestra personalidad. Sí, definitivamente creo que para conocer a alguien es necesario preguntarle: “dime qué escuchas y te diré quién eres”.
Yo vi la película Quadrophenia en el cine cuando se estrenó aquí en Aguascalientes, la verdad no recuerdo la fecha, el disco es de 1973, la película es posterior, pero yo la vi a finales de los setentas o incluso a principios de los ochenta, no estoy seguro. Como sea, créeme si te digo que es una de las películas que más me han impresionado. La película inicia con una secuencia del protagonista recorriendo las calles del “Swinging London” en aquellos alocados años. Aunque el disco y la película son ya de los años setentas, la historia está ambientada durante los revolucionarios y ambiciosos años sesenta. Aparece el protagonista montado en su moto vespa ciao y enfundado en esos trajes de color oscuro y ajustados con camisa blanca y corbata oscura y delgada, moda muy característica de los años sesenta, al menos en su primera mitad, y esos impermeables largos y con capucha de color verde que daba a este grupo urbano su identidad de “mods”. Por lo que vemos en la película, no era cualquier cosa vivir en Londres y declararse un mod, esto representaba asumir y aceptar un compromiso que para aquel grupo de jóvenes, más que una ideología, implicaba una forma de vida por la cual valía la pena poner todo en juego, así, sin ánimos de parecerte exagerado, distinguido invitado a degustar de este banquete, estaba la dignidad de por medio, y eso es asunto serio.
Bien, pues te decía que Quadrophenia representó, para quien esto escribe, una especie de revelación, una puerta abierta hacia un mundo inagotable de posibilidades. Yo creo que para mí, Quadrophenia significó más que otro disco de The Who, fue, en cambio, un ejemplo de compromiso, de defender lo que piensas y las cosas en las que crees. Pero no, claro que no soy mod y nunca lo fui, ni comparto su ideología, creo que soy demasiado…, cómo explicarlo, demasiado…, no sé cuál es la palabra que estoy buscando, no sé, pero me dejo seducir fácilmente, casi diría que no opongo resistencia, por la comodidad. De ninguna manera podría simpatizar con estos extraños personajes que pululaban en Trafalgar Square, en Picadilly Circus, en el Hyde Park o en los típicos Bloomsbury o Notting Hill del misterioso y encantador Londres. Claro, me encantaría estar ahí, pero no montado en una vespa ciao ni enfundado en uno de esos impermeables verdes; por cierto, mi esposa tiene uno y debo aceptar que frecuentemente se lo pido prestado.
Pero bueno, todo este rollo, que muy probablemente consideres inútil, es para decirte que así como los mods están comprometidos con su forma de vida, yo lo estoy con la música que me gusta, para mí, escuchar determinado tipo de música, define nuestra personalidad de una manera incuestionable y dibuja tu perfil con trazos mucho más elocuentes que el más minucioso estudio psicológico.
Para mí, la frase “dime qué escuchas y te diré quién eres”, aunque suena a cliché, es algo más, es una verdad incuestionable, irrefutable, y a partir de esto, se dibuja con claridad nuestra personalidad.
La música es para mí algo mucho más serio que un simple e intrascendente gusto, algo mucho más serio que llevar alegre y distraídamente el ritmo de una canción con el pie o con la mano, la música es para tu servidor un acto devocional, un ritual con el que invariablemente me siento intensamente vivo. Yo creo que por eso me meto frecuentemente en problemas, por no tolerar tanta basura que algunos, cegados por el escandaloso brillo de la mercadotecnia, insisten en llamar música cuando no es más que un bodrio excesivamente maloliente. Seguramente para ellos no es tan importante, una vez alguien me dijo: “no te estreses, es sólo música”, pues sí, por eso me estreso, justamente por eso, por la importancia que esta tiene para mí. Ya una vez lo comenté contigo, amigo melómano, pero encuentro una buena razón para volver a decirlo, una de las cosas de las que más orgulloso me siento es que ahora, a mis 52 años de edad, me sigue gustando lo mismo que a mis 17 o 18 años: Pink Floyd, Le Orme, The Beatles, Chick Corea, John Coltrane, Paganini o Beethoven, eso que escucho es lo que me hace ser yo, o lo que esa música saca de mí, eso es en lo que me convierto.
Los seres humanos somos, en gran medida, lo que escuchamos, es parte incuestionable de nuestra esencia, define nuestra personalidad y da identidad a nuestras vidas. Si quieres conocer mejor a una persona no basta con pasar un rato juntos, es necesario que sepas qué música le gusta, yo creo que esto dice más de nosotros mismos de lo que nos podemos imaginar, y lo digo como una declaración de principios, este soy yo, el verdadero yo.
