Bruckner, el trovador de dios / Orquesta Sinfónica de Aguascalientes - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Sí, definitivamente el maestro Román Revueltas tiene esa conexión especial con el romanticismo, en este caso, no sé si tardío, me refiero a Anton Bruckner, finalmente este compositor austríaco murió en 1896, un año antes de Brahms, uno de los más dignos y nobles representantes del romanticismo, entiendo que Bruckner es un romántico desde un punto de vista estrictamente cronológico, pero muy adelantado a su tiempo en su discurso musical.

Definitivamente el maestro Revueltas entiende este repertorio, le gusta encarar este tipo de retos de los que suele salir indiscutiblemente triunfante. No es solamente Tchaikovski con quien se siente más cómodo el maestro, a mi entender, sus mejores trabajos los ha tenido dirigiendo a Mahler y a Bruckner, imposible olvidar aquella Novena de Mahler en…, ¿cuándo fue?, creo que en septiembre del 2008, una de las mejores noches del maestro Revueltas con la OSA. Esta Romántica del compositor de Ansfelden es un ejemplo de ello, nos ofreció una suculenta, exquisita interpretación de la Sinfonía Cuarta de Anton Bruckner. Y créemelo, amigo melómano, dirigir una de las nueve sinfonías compuestas por Anton Bruckner, “el trovador de Dios”, no es cualquier cosa, no es saborear un dulcecito de fácil digestión, claro que no, dirigir este repertorio es jugar en las grandes ligas, pero más aún, más allá de hacer un buen trabajo desde el podio, lo complicado es convencer al público.

Anton Bruckner no es exactamente un compositor que suele llenar las salas de concierto, al menos no aquí. En México no es popular. Déjame compartirte algo, cerca de mi asiento estaba un grupo de personas comentando algo acerca del concierto, uno de ellos decía haberle encantado la obra, aunque esta era la primera vez que tenía noticias de la existencia de un compositor llamado Anton Bruckner. En lo que a mí respecta, me cuesta trabajo digerir esto, sobre todo por el hechos de que considero a Bruckner uno de mis cinco compositores preferidos, junto a Bach, Beethoven, Brahms y Mahler, y bueno, así es esto, cuando te gusta algo, o consideras algo familiar, erróneamente pensamos que es igualmente familiar para todo mundo, y ya ves que no. Pero no importa, lo que realmente debe interesarnos es que esta persona, aun sin saber quién es Bruckner, se dejó seducir por los apasionantes encantos de su música, esa es la gran virtud del maestro Revueltas, convencer a un público ajeno a este repertorio, desconectado por completo de la deliciosa música del llamado “trovador de Dios”. La sinfonía es larga, como todas las de Bruckner, ligeramente rebasando la hora de duración, y sin embargo, al terminar la obra, estoy seguro que muchos teníamos la sensación de que apenas habían  transcurrido 15 o 20 minutos, esa es la gran virtud de nuestro director titular.

Román Revueltas supo entender perfectamente el espíritu colosal de esta partitura, no tiene la majestuosidad de la octava, una sinfonía soberbia, orgullosa, ni la delirante profundidad de la séptima, carece del místico encanto de la inconclusa novena cuya profunda religiosidad la hace ser casi un oratorio, aun cuando carece de un texto cantado. La Romántica tiene, sin embargo, la fuerza y el poder de un compositor que se siente seducido por el romanticismo medieval sin descartar ese infaltable elemento wagneriano al que era tan sensible el genio de Ansfelden.

Por otro lado podemos considerar la cuarta como la primera manifestación de agradecimiento de Bruckner a Dios, y eso no puede decirse con un discurso musical discreto, como un susurro, claro que no, es un grito enérgico, es monumental, resuena hasta la médula de los huesos, y es esto lo que hace complicada la cuarta de Bruckner, no se trata de hacer una buena lectura, eso, en honor a la verdad, cualquiera lo puede hacer, con conocimientos básicos de la dirección orquestal se puede hacer una más o menos digna ejecución de lo que se tenga en el atril. Pero no es este el caso, aquí se trata de interpretar, de entender el espíritu de la obra, de saber qué es lo que el compositor quería expresar y por qué utilizó esos sonidos para decir lo que consideraba necesario decir, y eso, de verdad, no es cualquier cosa.

La Romántica que nos propuso el maestro Revueltas fue apasionada, convencida y desinhibida, corriendo los riesgos que toda buena interpretación exige, una interpretación sin miedo a encarar las dificultades de un repertorio inteligente y ambicioso, desechando el vulgar y corriente facilismo que tanto daño hace al arte, en este caso, la música. El maestro Revueltas nos permitió conocer la incontenible fuerza de esta sinfonía, al mismo tiempo que su delicado y fino lenguaje.

Sin duda que Bruckner merece un capítulo aparte dentro de la historia de la música, no podemos ubicarlo en el romanticismo aun siendo un romántico, Bruckner es Bruckner antes de colgarle cualquier etiqueta y eso le hace merecer un capítulo aparte.

La próxima semana escucharemos un repertorio al que sin remordimientos podemos llamarle “romanticismo”, iniciando con la Obertura Manfred de Schumann, Sueño de una noche de verano de Mendelssohn, y finalmente, después del intermedio, vendrá el Haroldo en Italia, una suerte de concierto para viola y orquesta de Berlioz con la participación de la maestra Ana Catalina Ruelas en el instrumento solista. El director para este concierto será el maestro Armando Pesquería. La cita con su majestad la música es el próximo viernes 6 de noviembre a las 21:00 en el Teatro Aguascalientes, la casa de la Orquesta Sinfónica. Por ahí nos veremos si Dios no dispone lo contrario.

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