Aunque usted no lo crea, en la pasada administración municipal, la entonces directora de control patrimonial, Lupina González García, ordenó matar a dos perros policías cuyos nombres hicieron historia entre la comunidad respetuosa de la vida animal: Katy y Tedy ¿El motivo? Haber cumplido seis años de vida.
Los perros policías asesinados integrantes del Grupo Canino K9 habían tenido, según la nota de Marcela González (Hidrocálido Digital 14/08/2012), un desempeño ejemplar como expertos en detenciones de delincuentes, rastreo de drogas y hasta en localización de personas. Su error fue llegar a la madurez con seis años de edad, su lealtad, honestidad, disciplina, eficiencia y servicio desinteresado no fue suficiente para salvarse de la inyección letal que los llevó a un profundo sueño del que ya no despertaron.
“Katy y Tedy, macho y hembra de la raza pastor alemán, estaban próximos a su jubilación y con ello a su derecho de ser adoptados por alguno de sus compañeros humanos; sin embargo no hubo oportunidad de ello. Control Patrimonial envió a la Secretaría de Servicios Públicos Municipales un oficio solicitando el sacrificio de los dos perros policías; la instrucción fue acatada aunque con la indignación unánime de la dependencia y de la Policía Municipal. La funcionaria que tomó la determinación nunca tomó en cuenta la trayectoria de estos ejemplares que pertenecieron a una generación que dio gran impulso al grupo K9 cuando estuvo al mando del comandante -que en paz descanse- Antonio Flores Salas. Cada uno de ellos es o fue muy especial, poniendo todo su empeño en sus funciones como policías, y a pesar de los actos heroicos desempeñados, para ellos no existió reconocimiento alguno como frecuentemente sucede con sus compañeros humanos.”
¿A qué viene lo anterior, cuando los infortunados servidores caninos ya duermen un sueño injusto y nada hay que pueda remediar su macabra jubilación? ¡Ah! Pues vaya usted por un chocolate bien calientito y espumoso, acompañado del pan de temporada, el de muerto ¡Claro! (lo digo por la tradición de muertos mexicana, no por los canes, que conste) porque ahora le cuento.
Jubilación honrosa. En 1986, esta “cocino-polis” graduó de profesora normalista temprana; así que en un año más, en el 2016, estaría jubilada bajo el plan anterior de pensiones que regía al magisterio. Tras 30 años de servicio, lo menos que merecería yo, y que merecería usted, apreciable lectora, estimado lector, es que nos mandaran a descansar, sí ¡pero para siempre! Luego entonces, es de aplaudir la acertada decisión tomada por mi Martincito Martín del Campo, presidente municipal de Agüitas, que a través de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal realizó la donación de siete equinos pertenecientes al grupo de la Policía Montada y tres perros del Grupo K9.
El general brigadier Pablo Godínez Hernández explicó que si bien los animales ya habían cumplido con su misión dentro de la corporación ellos podían aún realizar otras funciones, como las de compañía, terapéuticas u otras. Así que en vez de una jubilación mortuoria uno de los perros se entregó a la Asociación Civil Asís; un caballo fue acogido por el Grupo de Defensa de la Vida Animal y -generosa como siempre- Ángeles de Mascotas recibió seis caballos y un can.
Si como seres vivos hemos dado lo mejor de nosotros al desarrollar una labor en favor de los demás, considero que merecemos la honra y no la muerte, en agradecimiento a ello. La decisión de mi Martincito Martín, en el caso de los animales (seres vivos) que han prestado un servicio a los habitantes de esta ciudad capital, muestra que tenemos un presidente municipal que sabe agradecer y reconocer. Mi Martincito Martín, no mata.
Los que sí matan. Ignoro si matan o sólo colocan mantas con sus retratos en agresiva postura y portando armas. Lo cierto es que en el antro denominado Los Potrillos, en pleno paseo peatonal J Pani, se encuentra colocada una lona tipo espectacular, en la que aparecen dos individuos de mirada retadora, portando cada uno una pistola y una botella de algún licor. “Los Potrillos, el señor de las miches, arreeee”, puede leerse ahí.
En el ruidoso establecimiento se colocan a manera de “decoración” varios gallos enjaulados, a los que por supuesto no se les brinda agua ni comida durante su “jornada laboral”. la cual, indebidamente por tratarse de aves, se lleva a cabo de noche y madrugada: justo cuando por su naturaleza deberían estar dormidas.
Violación de las normas de ruido ambiental, maltrato animal e incitación a la violencia en su publicidad, son las faltas administrativas que se cometen día con día en el irregular establecimiento ¿Y la Dirección de Reglamentos Municipal? Por ahí ni se aparece ¿Será por lo de las armas? ¡Hágame usted el favor!
Nos vemos en la próxima. Recuerde usted que en esta su cocina, se come, se lee, se estudia y se conversa de todo; particularmente de política.
CODA ciudadano. Adopción (gratuita) de perros y gatos. Vet Pet. avenida Fundición 1305, colonia Altavista. Tel. 914-40-76.