- Asesor de la Unicef, Unesco y el Banco Mundial impartirá conferencia en la UAA sobre centralidad de la comunicación y cambio social
- Sociedad civil organizada requiere implementar comunicación estratégica, sistematizada y continua para lograr objetivos
Las estrategias de comunicación son centrales en el mundo contemporáneo debido a la múltiple variedad de medios tradicionales y digitales que existen en la actualidad, por lo que es necesario que se fomenten nuevas prácticas de relación entre los actores de la sociedad, como el gobierno y la ciudadanía, las organizaciones de la sociedad civil y sus grupos, para así abonar un cambio en el desarrollo social; comentó en entrevista, Thomas Tufte, catedrático de la Roskilde Universitet, en Dinamarca, durante su estancia académica en la Universidad Autónoma de Aguascalientes.
Al hacer referencia a la conferencia La centralidad de la comunicación para el desarrollo y el cambio social, la cual impartirá hoy a las 17:00 horas en el auditorio Ignacio T. Chávez de la UAA; mencionó que la sociedad se encuentra en un momento en el que se cuestionan los paradigmas de desarrollo social, que actualmente se basan en un modelo de mercado libre y crecimiento económico que durante las últimas décadas ha tenido un costo social alto, lo cual da una explicación sobre las últimas movilizaciones sociales en el mundo, como en el mundo árabe y el sur de Europa; así como en México. Aunado a esto, el mundo cuenta cada vez con más medios de comunicación, tanto tradicionales como digitales, por lo que el papel de dichas mediaciones es central para el diseño de agendas de cambio social y su implementación.
Thomas Tufte imparte un curso sobre comunicación para el desarrollo y cambio social en la UAA, en el cual emplea como ejemplos algunos casos de Brasil y Malawi, África, para dar a conocer dos vertientes en la discusión sobre este tema. Por una parte, qué prácticas comunicativas realizan y cómo las hacen las instituciones gubernamentales, los organismos internacionales como la ONU, así como las organizaciones de la sociedad civil; y por otro lado, el análisis sobre los movimientos sociales y sus aportes para el desarrollo de otros espacios para la ciudadanía.
Al respecto, el asesor de organismos como la Unicef, Unesco y el Banco Mundial, sostuvo una reunión con activistas e integrantes de la sociedad civil organizada para charlas sobre sus prácticas de comunicación, en específico las relacionadas con nuevas tecnologías; durante la cual identificó que se tiene mucho énfasis en la denuncia y la promoción de actividades que realizan de manera emergente y momentánea, como eventos y marchas, pero necesitan adquirir una concepción estratégica sobre la comunicación para alcanzar los objetivos que plantean a mayor plazo, más allá de enviar correo electrónicos u organizarse a través de WhatsApp, por lo que sugirió trabajar de manera más sistematizada, pues este escenario no sólo se presenta en México, sino en el activismo de todo el mundo.
Destacó además que a pesar de que se continúa reduciendo la brecha digital en el ámbito internacional, una cosa es el acceso tecnológico a medios digitales y otra la capacidad de emplearlos para fines de inclusión social, por lo que también se necesitan reconfigurar agendas que impulsen el desarrollo integral y reflexionar sobre las nuevas tecnologías de comunicación e información, pues además ofrecer alternativas para forjar una nueva ciudadanía, también existen otros temas a considerar como la huella digital, es decir, el registro de las actividades de un usuario en internet y su relación con la vigilancia.
Mencionó que un elemento de preocupación e incluso de miedo para las instituciones gubernamentales, organizaciones internacionales y para las propias organizaciones civiles, es enfrentarse a nuevas formas de comunicación; pues se han acostumbrado a prácticas unidireccionales de sólo informar sobre lo que se tiene que saber e incluso lo que se debe hacer; mientras que las nuevas tecnologías plantean una comunicación dinámica y dialógica.
Debido a esto, invitó a promover la confluencia del conocimiento, incluso entre generaciones, para así incentivar nuevas estrategias de correlación y reducir la inercia que experimentan múltiples instituciones ante el cambio generacional y las nuevas tecnologías de comunicación.
Con información de la UAA