- El feminicidio es un mensaje: si a ella le pasó esto, le puede pasar a todas; es un mensaje lamentable que se envía
- Se refuerzan estereotipos que colocan en una situación de desventaja y vulnerabilidad a las mujeres, las vuelve culpables
El delito del feminicidio es un mensaje de poder, de territorialidad y de supremacía, no sólo para la víctima o el género femenino, para la sociedad en general, y se debe entender como un problema sistemático y cultural.
En la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), durante la conferencia Epistemología del feminicidio, impartida por la especialista en la materia Faviola Esquivel Alcantar, se insistió en las deficiencias del sistema de justicia en México, compuesto en su mayoría por varones, que contribuyen no sólo a la revictimización de las mujeres asesinadas, sino a la falta de castigo para los responsables, lo que deriva en impunidad y envía un claro mensaje de permisividad: “hay todo un sistema que permite y promueve que exista el feminicidio, el trasfondo tiene que ver con una situación de poder, un problema estructural, de acceso a la justicia. Cuando un crimen no se castiga, se manda el mensaje a la sociedad de que lo puedes hacer”.
La formación de aquellos que tienen en sus manos la investigación y posterior sanción a quienes cometen crímenes de violencia en contra de las mujeres debe siempre centrarse en la perspectiva de género. Jueces, peritos, policías, médicos forenses e investigadores tienen la responsabilidad de la construcción de discursos e interpretaciones sobre la violencia de género: “Al momento de juzgar o de impartir justicia también existe o debería de existir algo que tenga que ver con la perspectiva de género, o que ésta se incorpore. Los jueces, los juzgadores, los ministerios públicos, al iniciar una averiguación previa deben de tener la sensibilidad respecto a cuestiones de género, no pueden tener prejuicios y estereotipos al momento de tratar la violencia contra las mujeres, en este caso el feminicidio. Un o una ministerio público no debe de poner en tela de juicio los motivos por los cuales una mujer desaparece o es asesinada”.
“El discurso médico fortalece, refuerza un estereotipo que coloca en una situación de desventaja y vulnerabilidad a las mujeres, las vuelve las propias culpables, a las prostitutas en el siglo XIX se les practicaba una autopsia que las revictimizaba y hacía poco castigable su asesinato, por diversos discursos, eso no ha cambiado mucho en nuestros tiempos. No es ajena la medicina forense a construir los discursos de género. Los médicos han construido la interpretación de la muerte y asesinato de las mujeres, ¿cuántos criminólogas existen en la actualidad, o peritas certificadas? Nos damos cuenta de que la mayoría de los peritos en este país son varones, ¿quiénes están interpretando y creando este tipo de discursos? Los varones. Las mujeres tenemos que incursionar en estas nuevas formas de prácticas en las que podamos aportar otro tipo de miradas.”
Como parte de la exposición se presentó una línea cronológica de los asesinatos de mujeres ocurridos desde el siglo XIX hasta nuestros días, con la que se estableció el poco avance en el castigo de los crímenes contra el género femenino: “El mensaje no es sólo para la víctima, sino que se está dando un mensaje para las y los demás, porque los cuerpos se encuentran, en su mayoría, expuestos, con señas de violencia, de tortura, el agresor, el victimario quiere decir algo a través del cuerpo de las mujeres. El feminicidio como un medio de control, de disciplinar a las mujeres que se salen de los cánones de la sociedad; la norma del control o posesión sobre el cuerpo femenino, la propiedad del cuerpo como territorio, el que el victimario puede poseer y que le pertenece; y está también la norma de la superioridad masculina. El feminicidio no es un acto íntimo, es un mensaje hacia el exterior, si a ella le pasó esto, le puede pasar a todas; es un mensaje lamentable que se envía”.
Las corrientes teóricas en torno al delito del feminicidio hablan también sobre su significación como prueba de masculinidad, de obediencia a pactos patriarcales implícitos que dotan de poder a los varones: “son crímenes de obediencia a la cofradía masculina, ¿cómo se adquiere la masculinidad? A través de pruebas y en muchos casos el feminicidio es una prueba de masculinidad para pertenecer al grupo de varones, hay ciertos pactos entre los varones que son tácitos, y en ese contexto podríamos hablar de que el feminicidio es una forma de adquirir la masculinidad”.
Esquivel Alcantar indicó que las nuevas generaciones de mujeres no son conscientes de la violencia a la que están expuestas; la modernidad y la apertura de pensamiento han ocasionado que muchas desigualdades dejen de visibilizarse: “Parece que ya no conectamos con las generaciones más jóvenes sobre la violencia extrema hacia las mujeres, no estamos conscientes y no hacemos evidente que todas estamos expuestas a cierto tipo de violencia y a ciertas desigualdades, mientras no lo hagamos consciente no vamos a poder revertir una situación que tiene que ver no sólo con incorporar a las legislaciones, protocolos o leyes, sino también es una cuestión de educación”.
Durante el evento estuvieron presentes Martha Leticia Salazar Garza, jefa del departamento de Psicología de la UAA, y Gabriela Ruiz Guillén, encargada del Comité Institucional de Equidad de Género de la UAA