Al primer concierto de los Sex Pistols en Manchester acudieron 42 personas solamente y casi todos ellos harían algo ese mismo año o en los años siguientes. Allí, el cuatro de junio de 1976, estaban Howard Devoto y Pete Shelley que, además de ser los organizadores del concierto, ya habían fundado The Buzzcocks. Allí estaban también los tres miembros de los Stiff Kittens, que junto a Ian Curtis, que no estuvo en ese primer concierto, fundaron Warsaw y después Joy Division. Allí estaba el pelirrojo Mick Hucknall, líder de Simply Red. Allí estaba un jovencísimo Martin Hannett, productor de la mayoría de los grupos de Factory que incluso llegó a producirle unas cuantas canciones a Nico. Allí estaba Tony Wilson, presentador de televisión, fundador de Factory y del club The Hacienda en Manchester. Todos los que estuvieron formarían, tarde o temprano, parte de la historia del postpunk en Manchester y en el mundo. Y allí, bailando sin cesar, estaba Jon the Postman, Jon el cartero, que era simplemente cartero.
A principios de los años setenta, Jonathan Ormond sólo tenía tres amores: los cigarrillos Woodbines, Frank Zappa y la música en general. Fue bueno en la escuela, especialmente en inglés y en historia, además de en cricket. Como la escuela no era lo suyo, combinado con una actitud rebelde, abandonó pronto los estudios para trabajar en la oficina postal de Newton Street en Manchester. Hablar de música en la Inglaterra de mediados de los años setenta es hablar de John Peel, el DJ que tanto y tanto haría por miles de grupos y para que la música que no tenía cabida en otras radios encontrara un lugar en que difundirse. Jon grababa y catalogaba todos y cada uno de los programas de Peel, programas en los que aprendió de nueva y vieja música. Para la época en la que el punk iba a estallar en Londres y en su ciudad natal, los grupos favoritos del cartero eran Soft Machine, MC5, los 13th Floor Elevators y todo el garage usamericano. Y, por supuesto, John no se perdía ni uno solo de los conciertos, tanto de grupos locales como de los grupos que visitaban la ciudad.
“Creo que los Buzzcocks ya se habían bajado del escenario y ahí estaba el micrófono y una vocecita me decía ‘Es tu momento, Jon’. Hasta el día de hoy no tengo ni idea de por qué canté ‘Louie Louie’, el himno garagero de los sesenta. Y tampoco tengo ni idea de por qué lo hice a capella ni por qué le cambié toda la letra excepto el coro. Supongo que era mi apuesta por la inmortalidad, uno de esos arrebatos de inspiración. Parece que lo hice bien. Supongo que era cosa de llevar el ethos punk hasta el extremo: cualquiera puede hacerlo. Antes del punk tenías que ser licenciado en música. Fue una liberación para alguien como yo que era totalmente musical pero quería una oportunidad”. Eso fue lo que le comentó a un periodista sobre la segunda vez que se subió a un escenario el dos de mayo de 1976, hazaña que repetiría en el primer concierto de los Pistols en Manchester, el de los cuarenta y dos espectadores, y que también acabaría con Jon invitando a los asistentes a corear el “Louie Louie” al final del concierto. Ese concierto, como a otros tantos, le haría convencerse de formar una banda.
Esa banda sería John (con una “h” añadida) the Postman’s Puerile. Antes de ellos había seguido subiéndose al escenario solo para corear con la ayuda del público no siempre tan entusiasta clásicos del garage, terminando siempre con el inefable “Louie Louie” del que algún contemporáneo suyo recuerda que en ocasiones llegó a durar, en un gesto nada punk, más de media hora. Una de sus espontáneas apariciones, de las que quedan más leyendas que registros, se daría en uno de los últimos conciertos de Warsaw, antes de convertirse en la Joy Division, el tres de junio de 1977 en que obligó a la banda, al invadir el escenario antes de tiempo, a tocar su canción emblema. Siendo su telonero el 29 de mayo de 1977 había tocado por primera vez con su banda y con su nombre en los carteles.
Puerile, como la mayoría de los grupos de aquella época, pasó pronto al olvido a pesar de haber grabado dos discos, “John the Postman’s Puerile” (este que ha pasado a la historia por ser la primera aparición grabada de Mark E. Smith) y “Rock’n’roll 5 skinners –Steppin’ Out (of Holts Brewery)” (donde aparecería su desternillante y estrambótica rendición de “Louie Louie”), en Bent Records. Con ellos, con Puerile, en realidad una banda de miembros de apoyo siempre cambiante, fue telonero de The Fall, V2, The Drones (que le dedicarían una canción con su nombre), Buzzcocks, Joy Division o del también siempre exótico John Cooper Clarke. Para esos conciertos normalmente tomaban prestado el equipo de la banda para la que abrían (ellos ni tenían equipo ni ensayaban nunca) y casi siempre terminaban con el inefable “Louie Louie”, marca de la casa.
Con semejante ritmo de vida, John Ormrod dejó el trabajo; es decir, fue despedido de su trabajo como cartero y se mudó a California, concretamente a San Francisco, y después a Alemania, a Berlín en concreto a la que consideraría su segunda casa, tanto que su sesenta cumpleaños lo iba a celebrar allí. Regresó a Manchester a principios de los noventa para volver a trabajar como cartero. Su último concierto (que terminó, como casi siempre, con su canción emblema) lo dio como invitado especial en un festival punk en su ciudad natal en 1996. Murió en 2015.
Su espíritu quedó capturado, mejor que en ninguna otra grabación, en un disco que no era el suyo. Cuando Electric Circus, el local de conciertos más famoso en el Manchester pre-Hacienda, cerró Virgin, aprovechando el tirón del post punk publicó un disco en directo en que estaban Joy Division, The Fall, Steel Pulse, John Cooper Clarke y los Buzzcocks que cerraron el concierto con, no podía ser menos, un “Louie Louie”, que no aparece en el disco, cantado por alguien a quien presentaron, presentación que cierra el disco, “Somos nosotros, pero el favorito de Manchester, el tipo que nunca aparece en los carteles pero siempre está ahí, Jon the postman”.
