Atenta invitación: Pensamiento Crítico es el título del coloquio que impartirán los maestros en Filosofía María Isabel Cabrera Manuel y Pável Ernesto Zavala Medina, de la Asociación de estudios éticos y filosóficos de Aguascalientes, invitados por los Amigos de Jesús Terán el martes próximo a las 7:00 pm; la cita es en la sala de conferencias Alfonso Esparza Oteo de la Casa Terán, a media cuadra del Parián. Le esperamos.
– o 0 o –
El día de hoy haremos un paréntesis en la serie sobre Civismo electoral, para tratar un asunto funesto para México y amenazador para América Latina: la culminación el 5 de octubre en Atlanta, Georgia, Estados Unidos, de las negociaciones emprendidas hace años por el gobierno de este país para tratar de contrarrestar el crecimiento incontenible de la economía de China.
Según el portal de Russia Today, al enterarse de la formalización del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (ATP), el presidente Barack Obama, en un exaltado arranque de absolutismo imperial exclamó: “No dejaremos a países como China escribir las reglas de la economía global.” ¡Claro! Desde su pedestal, el único que debe dictarlas es él, aplaudido por sus pajes.
A este respecto, cabe citar una anécdota histórica: en octubre de 1960 mientras Nikita Jruschov, al frente de la delegación de la URSS se presentaba en la asamblea general de la ONU en Nueva York, Anastás Mikoyán vino a México para cumplir alguna delicada misión; terminada ésta, al despedirse, el diario Excélsior aprovechó para hacerle una entrevista que cito de memoria en su parte medular:
Reportero: ¿Será la Unión Soviética la primera potencia mundial en el siglo XXI?
Mikoyán: No.
Con asombro, el reportero repregunta: ¿Entonces seguirán siendo los Estados Unidos?
Mikoyán: Tampoco.
Con aún mayor inquietud, el reportero insiste: ¿Entonces quién?
Mikoyán: China.
La historia le ha dado la razón a Mikoyán, pues de producir solo “el 2% de la riqueza del planeta” hace 30 años, en 2014 la producción china alcanzó la cantidad de 17,632 billones de dólares superando así la de Estados Unidos, que fue de 17,416 billones, con lo cual se colocó como la primera potencia económica mundial, “según se desprende de los últimos datos del Fondo Monetario Internacional (FMI)”, organismo que había pronosticado que este acontecimiento ocurriría hasta el año 2019.
Desde esta perspectiva ¿qué resultados se pueden esperar de la exaltada bravata de Obama?
Porque una es la aparatosa publicidad que se le da al nuevo organismo y otra su enclenque estructura: en las costas de la Cuenca del Pacífico hay 46 países soberanos. De estos, 33 están en Asia y 13 en América. Por su parte, los países firmantes de la ATP tan festejada, solo son 12: 5 del continente americano (Estados Unidos y Canadá y tres latinoamericanos de relleno: México, Perú y Chile); 7 son de Asia, de los cuales solo dos son potencias: los propios Estados Unidos y Japón.
En conclusión, es un organismo de fachada que Estados Unidos necesitaba solo para justificar la continuación de la guerra fría de tipo mercantil, como si eso le diera alguna posibilidad de nulificar no solamente a China, sino a otras potencias que la respaldan como son la Comunidad de Estados Independientes (antigua URSS) e India; solo estas tres naciones suman 4 mil millones de habitantes, de los 7,200 que constituye la población mundial.
Todos los imperios, como cualquier organismo, tienen un ciclo desde su nacimiento y desarrollo, hasta el final anunciado por su decadencia. El estadounidense está, a todas luces, en su última etapa.
Es lamentable que el gobierno mexicano, haciendo caso omiso de nuestra historia, se olvide de nuestra doctrina internacional resumida en el artículo 89 de nuestra Constitución aún vigente, a pesar de la salvaje demolición neoliberal a la que ha sido sometida.
El ejemplo que nos legaron los mejores constitucionalistas no consistía en ponerse del lado de los poderosos para regalarles nuestros recursos naturales y nuestra fuerza de trabajo, comer de sus migajas y engañarnos con las cuentas de vidrio y espejitos del TLC y el TLCAN -de probado éxito para ellos como fracaso y miseria para nosotros- y ahora, la ATP viene envuelta con el mismo maná celestial que nunca caerá.
No. Nuestros internacionalistas nos mostraron el camino de la solidaridad con nuestros hermanos latinoamericanos, con quienes construiremos nuestra Patria Grande para vivir en paz, armonía y respeto con todos los pueblos del mundo.
Una tarea, sin embargo, es necesario cumplir antes: re-educarnos para aprender a comportarnos como verdaderos ciudadanos en el cumplimiento de nuestras obligaciones y la exigencia de nuestros derechos: solo así llegaremos a tener gobernantes que se preocupen no por ser obsequiosos ante quienes nos explotan, sino por fortalecer nuestra propia Comunidad de Estados Latinoamericanos, conformada por ciudadanos libres.
Aguascalientes, México, América Latina