- Casos como el de la reciente zanja en Jesús María pudieran replicarse en el municipio capital
- Es apremiante profundizar estudios sobre geología en la zona citadina para anticipar posibles riesgos
El Colegio de Ingenieros Geólogos de Aguascalientes no descarta que en la mancha urbana se abran zanjas como la que recientemente dividió una carretera en el municipio de Jesús María.
El pasado 25 de octubre, tras la intensa lluvia causada por el huracán Patricia, se formó una enorme fisura de 200 metros de longitud, un metro de ancho y más de cinco metros de profundidad sobre la cinta asfáltica de la carretera 28 (Jesús Gómez Portugal-San Antonio de los Horcones), en la entrada del residencial Santa Paulina.
De acuerdo al presidente del organismo, Arturo Sotelo Rodríguez, dicho hundimiento se debe a la presencia de un sistema de grietas muy antiguas bajo el valle de Aguascalientes, originadas por los movimientos distensivos y tensionales a los que está sujeto el terreno: “No se trata de una falla, en donde un bloque se desliza con respecto de otro, sino de dos agrietamientos principales que corren paralelamente, con tres y cinco metros de separación entre sí, que se han movido desde siempre y nada tienen que ver con la excesiva explotación de los mantos acuíferos”.
Según un estudio técnico, el agua que se infiltró al terreno producto de la inundación, alimentó las corrientes subterráneas entre las grietas, lo que desgastó las paredes conformadas por depósitos arcillosos altamente susceptibles a la erosión, hasta colapsar la superficie.
La zanja resultante pudo haber sido siete veces más ancha, debido a que bajo el pavimento existen una serie de grietas paralelas con la principal, además de que en la parte más hundida hay depósitos arcillosos de más de cinco metros de espesor, debido a que el lugar está situado en una antigua llanura de inundación -áreas de superficie adyacentes a ríos o riachuelos, sujetas a inundaciones recurrentes-.
“Lo verdaderamente grave y significativo del fenómeno es que este tipo de fenómenos sucediera dentro de la mancha urbana”, refirió el especialista.
Aseguró que la falla que afectó al fraccionamiento Casa Blanca en el 2003 reúne las mismas condiciones que la que se registró cerca de Santa Paulina: “en ambos casos, los vecinos afectados aseguran haber escuchado el ruido de corrientes de agua debajo de sus viviendas”.
Sotelo agregó que se han manifestado agrietamientos en diferentes puntos de la capital de Aguascalientes, sobre todo en el cruce de Guadalupe González y avenida Universidad.
Señaló que es apremiante estudiar a fondo la geología citadina para anticipar riesgos que puedan afectar a la población: “ la pregunta obligada sería cuántos fraccionamientos se encuentran en las mismas circunstancias geológicas y qué piensan hacer las autoridades para enfrentar el fenómeno”.
El estado, de acuerdo al ingeniero geólogo, está asentado sobre una fosa tectónica que limita al oriente y al poniente por dos enormes fallas de 70 y 150 kilómetros de longitud respectivamente.