Posterior al tercer informe, en todos los medios hemos sido testigos de una campaña de entrevistas al presidente de la República, en las que se han preguntado desde su estado de salud y si va, o no, a comprar otras propiedades. Peña por supuesto ha dicho que está muy sano y que aunque fuera dentro de la ley, no está interesado en comprar ninguna finca o propiedad.
Peña Nieto ha tratado de vendernos que el presupuesto del año que entra será el que nos lance al crecimiento, y a abatir la pobreza en el país. Sin embargo, sin ser expertos en finanzas, sabemos que la burocracia no se disciplinará y que la escasez de recursos se notará en el mercado, y que la carga del gasto estará sobre los impuestos que pagamos los ciudadanos, pues los ingresos petroleros, por el precio internacional y por la baja en la producción, hará que nos salga más caro el caldo que las albóndigas, pues con esa producción en Pemex y con sus gastos a la alza, originan que el costo de extracción y exportación del barril de petróleo no dejará margen al país.
En su tercer informe el presidente reconoció que la confianza de la sociedad hacia el gobierno estaba muy lastimada, y que estos tres años se buscaría recuperar esa confianza. Sin embargo, hay que recordar que la confianza no se da, ¡se gana! Por lo tanto, solo los resultados que la sociedad vaya percibiendo en su bolsillo y en su seguridad, podrá revertir este proceso de desconfianza.
Los últimos acontecimientos en Guatemala, en la que el presidente Otto Pérez ha sido desaforado y encarcelado por acusaciones de deshonestidad, son una sombra ominosa sobre todos los gobierno de Latinoamérica, ya encontramos países en problemas sociales como Venezuela, Brasil y Argentina. El caso de Brasil es más dramático, ya que después de ser el país con mejor desempeño económico de la región, ahora su calificación de los bonos soberanos están como “bono basura”, o especulativos, algo hasta hace poco impensable.
Aún con los recortes del presupuesto, se habla que será de 4.7 billones, ¡que son un dineral!, el cual, si se emplea con honestidad y cuidado, será suficiente para que no se entre en una recesión.
Es increíble que dentro de la austeridad, al Poder Judicial se le vaya a aumentar su presupuesto en un 25 %. Y que tanto al congreso, en las Cámaras de Diputados y Senadores, subirá, quizá modestamente pero subirá, un 1.6 %, cuando se nos había ofrecido que se bajaría el número de legisladores: cien en diputados y 32 en senadores. En lugar de eso seguirán con su ritmo de gasto.
Si bien a Sedesol se le seguirá apoyando con un 26% más, esperamos que dé resultados en abatir la pobreza, e incorporar a más mexicanos al progreso, y no que sirva para control en materia electoral, que sin duda es de lo más deleznable: subliminalmente, apoyos por votos. Recordemos que el presidente en su informe advirtió en contra de la demagogia y el populismo.
Así las cosas, esperamos resultados, que la confianza sea correspondida, y que el presupuesto realmente impulse el crecimiento y el empleo durante el 2016. ¿Será?