Debido a mi labor como diputado, que propicia la cercanía con diferentes grupos de la sociedad, he tenido recientemente la oportunidad de convivir con personas que presentan una discapacidad debido a una disfunción física. Precisamente el pasado día 5 tuvimos el Torneo de Boliche Sobre Sillas de Ruedas, ocasión propicia para estrechar los lazos de amistad con los participantes y nuestras familias que nos llevaron a la conversación y al intercambio de experiencias.
En esa convivencia, aparte del juego, las bromas y pláticas de todo tipo, llegamos al tema de la denominación que habría de darse a esas ciudadanas y ciudadanos ya que, debido a nuestra idiosincrasia, tendemos a usar eufemismos con mucha frecuencia pero que en muchos de los casos pueden resultar inadecuados o insultantes aún sin proponérnoslo; y de esta manera llegamos, buscando el término correcto, al tema de los derechos de las “personas con discapacidad” y a compartir datos muy interesantes.
De acuerdo con la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud, las personas con discapacidad “son aquellas que tienen una o más deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales y que al interactuar con distintos ambientes del entorno social pueden impedir su participación plena y efectiva en igualdad de condiciones a las demás”. Interesante conocer que en el mundo, según datos de las Naciones Unidas, hay alrededor de mil millones de personas con discapacidad, incluyendo las víctimas de conflictos armados; en nuestro país, INEGI en el 2010 reporta que cinco millones 739 mil 270 personas, el 5.1 % de la población, tienen algún tipo de discapacidad.
La Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 13 de diciembre de 2006, México la firmó el 30 de marzo de 2007 y la ratificó el 17 de diciembre del mismo año, entrando en vigor el 3 de mayo de 2008.
La convención pretende que los Estados firmantes se comprometan con las personas con discapacidad, aplicando las leyes locales para que tengan los mismos derechos que todas las demás personas; que los gobiernos aseguren dar a las personas con discapacidad todas las oportunidades para que puedan desarrollar su vida libremente y con proyecto de futuro; los países no deben tratar a las personas de manera diferente o injustamente debido a la discapacidad que tengan.
Las personas con discapacidad deben ser respetadas y contar con las mismas oportunidades y posibilidades, considerando que son parte de la sociedad y que son libres de tomar sus propias decisiones.