Nuevo reto para la salud mental / Análisis de lo cotidiano - LJA Aguascalientes
22/11/2024

El suicidio ya es un asunto oficial. Los pasados días 10 y 11 de septiembre se realizó en nuestra ciudad el VI Congreso Internacional para la Prevención del Suicidio. Resultó un éxito en lo académico, lo social y lo político. Participaron autoridades civiles, sanitarias y educativas de nivel federal, estatal, municipal y la iniciativa privada. Asistieron conferencistas de Sudamérica y Estados Unidos. Se efectuaron conferencias magistrales, mesas de discusión, foros y talleres. Acudieron también un buen número de connacionales de varios estados de nuestro país. Convivimos psicólogos, médicos, sociólogos y personas sin profesión vinculada, pero con interés en el tema. O sea que aquella iniciativa que iniciamos unos cuantos amigos en febrero de 1998 con el primer teléfono celular para casos de emergencia y la fundación del Centro de Salud Mental Agua Clara en febrero de 2000 ya creció hasta niveles no imaginados. El suicidio saltó de las páginas rojas y las notas policíacas al campo de la salud mental. A partir de ahora la prevención y la atención del suicidio ya no se detendrá, continuará ampliando su cobertura y pasará a ser una de las campañas permanentes que realiza la Secretaría de Salud. El objetivo inicial ya se logró. Ahora comenzaremos a abrir un nuevo camino, la prevención y la atención del abuso sexual a niños. No es un problema nuevo, lamentablemente es muy antiguo y lo peor del caso es que va en aumento. Los medios de comunicación avisan de los casos de niños atacados sexualmente por adultos en las notas criminales. En este momento el abuso sexual es un delito, no es un asunto de salud mental. Con frecuencia las notas periodísticas informan sobre el “depravado sujeto”, o el “degenerado individuo” o incluso “asqueroso maniático” que violó a una criatura. Suelen comentar también que al ingresar a prisión será “ajusticiado” por otros reos quienes le violarán para que sienta lo que se siente y así reciba su merecido castigo. Ignoro si será verdad que esto sucede, pero el solo hecho de mencionarlo como una leyenda urbana es aberrante. Porque además los diarios no informan sobre la víctima. Presuntamente para proteger su identidad. Sólo que la ciudadanía se queda sin saber, ¿Qué ocurre con los niños maltratados? ¿Qué atención recibirán? ¿Quiénes son los especialistas encargados de este cuidado? ¿Cuál es la institución indicada?  La mayoría de los familiares de estas víctimas no lo saben. Y cuando se les informa suelen sentirse devastados, porque la atención que se ofrece es mínima. Sabemos que el abusador en la enorme mayoría de los casos es un familiar, entonces ¿qué le ocurrirá a la dinámica familiar? ¿Qué tipo de conflictos traerá el abuso, a los otros niños de la familia? Cuando el abusador es el padre, padrastro o abuelo y éste a su vez es el sostén económico de la casa ¿Qué hará la madre? ¿Recibirá ayuda oficial? Se nos dice que los niños son revisados por médicos para determinar la severidad del daño. Pero ¿además reciben seguimiento de sus lesiones? ¿Cuentan con apoyo psicológico? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Cómo se sabe si el niño sexualmente abusado ya superó el trauma? Y si el abusador después de estar en la cárcel vuelve a casa ¿qué pasará con el niño? El asunto es complejo, la madre suele ser cómplice, aunque con el atenuante de que lo hace por miedo. Aún así el niño le guarda rencor. ¿Cómo manejará la familia el cuidado a la integridad del niño abusado, con los compañeros de la escuela, sus hermanitos, sus primos y el resto de la familia? Y un asunto de fundamental importancia: el abusador sexual es un delincuente y por consecuencia va a dar a la cárcel; pero se olvida que también es un enfermo mental. El encierro no lo cura, ya que durante la reclusión tal vez reciba maltrato, pero no recibirá atención psicológica especializada. ¿Quién nos asegura que al salir de prisión no volverá a las andadas? Sí existen las instancias oficiales encargadas de apresar y enviar tras las rejas al abusador. Sí existen los centros oficiales que atienden a los niños. Pero no existe un sistema de atención total que incluya la víctima, su familia, su entorno y al mismo tiempo al victimario como enfermo mental que es. El psicólogo, el médico, el abogado y la trabajadora social hacen su trabajo, pero no se ha conseguido una labor integral. Esta es la tarea pendiente, este es el nuevo camino. Iniciaremos ahora la labor de conformar un centro o un método holístico para la prevención y la atención de los niños víctimas del abuso sexual.

 

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