Por primera vez el Seminario Iberoamericano de Ciencia, Tecnología e Innovación de Conacyt abrió sus puertas a la colaboración e interés de otros periodistas, reporteros y comunicadores; y esto era evidente al arribar a Jurica, Querétaro, donde los -asumidos- periodistas científicos se conocían entre sí. Observé que esto era un enclave, una endogamia, un grupo encapsulado y asumido como del centro, de la capital, quienes se identificaban distintos de “el resto”. Un elemento palpable durante el transcurso del evento, en el que las discusiones partían de los mismos discursos de años atrás, entre las mismas personas, quienes decían pugnar por la innovación y transformar el panorama del periodismo sobre ciencia considerando -aún- a la audiencia como inerte, consumidora pasiva.
Durante el Seminario, Manuel Meneses, director de la Agencia Investigación y Desarrollo, manifestó que los reporteros/periodistas deben impulsar la economía del conocimiento a través de la divulgación de las capacidades científicas y tecnológicas con las que cuenta México. Cierto es que se requiere de esta comunicación estratégica para incrementar la inversión, tanto extranjera como la nacional, que en varias ocasiones termina destinándose al extranjero, como se expresó durante el Seminario: las empresas de Slim solicitan los servicios del MIT, en Estados Unidos. Sin embargo, también la comunicación sobre la ciencia ofrece a los ciudadanos información útil en diferentes ámbitos. Pero ¿es posible realizar periodismo de ciencia en el país?
En el transcurso del evento se presentaron múltiples experiencias de éxito de organizaciones mediáticas que emanan de otras naciones; los intentos de comunicación pública de instituciones de educación superior y centros de investigación para transversalizar la ciencia en los temas que buscan publicar los medios; además del debate sobre el panorama del periodismo de ciencia en México, durante el cual destacó la ya desgastada visión de la crítica contra los “malvados” intereses económicos de las grandes industrias de comunicación, la falta de interés de los inversores o editores por los temas científicos, e incluso la -obsoleta- idea sobre las audiencias como una masa que sólo consume sin más capacidad de raciocinio para discriminar información o de acción. El periodismo de ciencia requiere de comunicólogos, sociólogos, investigadores sociales y no sólo de comunicadores que memorizaron a Kapuscinski y Chomsky, para, antes de cuestionar por qué no hay más notas sobre ciencia en portadas, entender el panorama mexicano que no posibilita que el periodismo científico, con las formas que se presenta, no sea atractivo para atraer a una mayor población.
Se manifestó durante el Seminario que el periodismo de ciencia impulsaría la inversión pública y privada para la ciencia, la tecnología y la innovación, lo cual redundaría en una mejor economía y en la consolidación de la educación; la ironía es que las organizaciones mediáticas que se ostentan con el adjetivo “de periodismo de ciencia”, no cuentan con algún científico de la comunicación o de otra ciencia social, ni se aproximan a la productiva investigación en comunicación que se realiza en México.
Considerando que el periodismo cuenta con una función social; la desigualdad, la pobreza, la exuberante violencia, la corrupción y la violación de Derechos Humanos en el país constriñen un escenario en el cual la población requiere conocer sus problemáticas, aún sobre los casos de censura y de intereses particulares, por lo que buscar información sobre ciencias sociales o desarrollos tecnológicos pasa a una necesidad de segundo nivel, considerando que por lo general este tipo de periodismo reducen el término científico a las ciencias naturales, exactas e ingenierías. Sin embargo, con este panorama es posible vislumbrar y plantear proyectos para construir la plataforma para una mayor presencia del periodismo de ciencia, y esto se encuentra en las ciencias sociales y humanidades.
La población requiere información primordial ante el escenario mexicano, lo cual posiciona agendas particulares y temas mediáticos que serán más consumidos, por lo que un área de oportunidad sería el emitir información sobre corrupción, visibilización de problemas de derechos humanos y la constante violencia desde el punto de vista científico, y aunque esto no implica que todo el trabajo de periodismo y reporteril se vuelque en ello, sí se presenta una opción en la que pueden y se requiere con urgencia la inserción de los científicos sociales; lo cual abonaría a una divulgación científica más equilibrada entre líneas del conocimiento.
Se debe destacar la importancia de la opinión académica, de la ciencia, para la solución de los problemas sociales que están relacionados con factores económicos y de legitimidad en el país, y para ello se requiere del interés de periodistas y reporteros, de la capacidad para equilibrar fuentes y voces, de la participación de las ciencias sociales, lo cual podría redundar en una mayor inversión para la investigación, mejores estrategias públicas para atender las necesidades de la población mexicano y un mejor escenario en el que la población pueda estar más atenta a los últimos desarrollos tecnológicos en vez de preocuparse si debe prepararse para sobrevivir al hambre, el desempleo o la violencia.
La urgencia de las ciencias sociales en la opinión pública es obligada. Muestra de ello fue el reciente caso de José Luis Morales, locutor y director de su radiodifusora, en la que manifestó públicamente en varias ocasiones “vieja estúpida”, “vieja amargada” para recomendarle “que se muera, que se suicide”, por cuestionarle que en la biblia -católica- que no existe fecha sobre el nacimiento de la virgen María, tema que había destacado el conductor, quien en múltiples ocasiones se ha declarado católico, al igual que su empresa. Si las ciencias sociales hicieran presencia, si los reporteros/periodistas buscaran a estos científicos para abordar diferentes problemáticas y discusiones públicas, se abonaría al desarrollo del Estado laico, a la concienciación sobre la diversidad social y los mecanismos para fortalecer un Estado de Derecho. En cambio, el obispado capturó gran presencia mediática al salir en la defensa de José Luis Morales.
Es necesaria la presencia de comunicólogos éticos en empresas mediáticas y la participación de científicos sociales en el periodismo, para abonar al desarrollo producción de noticias más allá de las visiones económico-políticas, además de la necesidad de un relevo generacional para transformar el periodismo y la comunicación.
Twitter: @m_acevez