Está tranquilo. Mantiene la calma. Evita la confrontación. Le apuesta al diálogo. Los adelantados hervores electorales no le calientan. Las aspiraciones, sustentadas y legítimas, tendrán su tratamiento y su calendario, su circunstancia y su espacio. Mientras tanto, disfruta su empleo. No distrae su vista en el horizonte futurista.
Duerme bien. Mantiene buena salud. Está exento de tensiones ajenas al encargo público. Se percibe en la jovial expresión. El sonriente rostro. Los desinflamados párpados. Y la apacible mirada. Hace su trabajo como si fuera el primer día. Se dedica a servir todos los días de la semana a la gran capital-estado.
El nivel de sencillez. La cercanía con la gente. El trato afable. La sinceridad en el diálogo. Y la solución de una buena parte de los problemas comunitarios. Viven los mejores tiempos en el alcalde Antonio Martín del Campo. Así lo expresa la aldea. Los recientes resultados electorales federales en los Distrito II y III, a favor de su partido, reflejan la opinión y el sentir del ciudadano.
La última semana del mes reciente, en conferencia de prensa, Gabinete de Comunicación Estratégica presentó el documento de 28 páginas: Las ciudades más habitables de México, versión 2015, que “sigue siendo el referente -dice la empresa presidida por Liébano Sáenz-, como lo fueron las pasadas ediciones, para todos aquellos que buscan información comparativa, actualizada y metodológicamente válida sobre la evolución de las percepciones de los ciudadanos que residen en las ciudades más grandes del país acerca de la calidad de vida (INCAV), satisfacción con los servicios municipales/delegacionales (ISACS) y el desempeño de los alcaldes/jefes delegacionales (IDEALC), que son los tres grandes indicadores multivariados que construyó GCE para facilitar la comparación válida entre ciudades”.
De acuerdo a la encuesta telefónica aplicada por el GCE, entre el 16 de junio y el 7 de julio de 2015, a los residentes de 60 municipios y de 16 delegaciones del Distrito Federal, mayores de 18 años, Aguascalientes es la ciudad que sus habitantes califican como la tercera mejor para vivir, con 78.8 puntos sobre 100.
Para ocupar el digno tercer lugar en el Índice de Calidad de Vida (INCAV), los entrevistados en Aguascalientes evaluaron ocho variables: movilidad, medio ambiente, oferta de vivienda, centros de diversión, escuelas, museos y espacios históricos, naturaleza y ambiente de convivencia.
En este Índice Aguascalientes supera a Mazatlán, Cancún, Querétaro, León, Colima y Zacatecas, por citar algunas otras ciudades. Mérida ocupa el primer lugar con 83.3 puntos y le sigue Saltillo con 79.6 puntos. La ciudad peor calificada es Chilpancingo con 56 puntos,
En 2014 Aguascalientes ocupaba el cuarto lugar. En 2015 subió un escalón para recibir la medalla de bronce. Se quedó a 0.80 punto de obtener la de plata.
Además, la feligresía llevó a Aguascalientes al sitial quinto nacional en la calificación de la prestación de los servicios públicos con 76.8 puntos sobre 100, de acuerdo el Índice de Satisfacción de los Servicios Públicos (ISACS), que considera 16 rubros divididos en tres grupos: “los cotidianos” comprenden ambulantaje, desazolve, pavimento, fugas de agua, vialidades, alumbrado, parques y basura; “los comunitarios” se refieren a turismo, salud, actividad física, cultura; y “los especiales” corresponden a negocios, construcción, portal web y wifi.
La encuesta de GCE también informa de la percepción ciudadana que tiene la gente de su alcalde. Para la evaluación se consideraron “tres dimensiones”: calificación del Presidente Municipal/Jefe Delegacional; de si tiene o no las riendas del municipio/delegación y la de si el municipio va por buen o mal camino.
En el Índice de Satisfacción de Alcaldes, Martín del Campo, de Aguascalientes, está muy bien calificado, ocupa el cuarto lugar en el espectro nacional, sólo superado por sus homólogos de Nuevo Laredo, Mérida y Manzanillo. Este Índice no ofrece la puntuación respectiva.
Año y medio después puede decirse en buen castellano que la gente está contenta con Toño, el presidente capitalino, y su administración.
Porque alguien debe de escribirlo: En el texto anterior escribí “XLII Legislatura”, cuando debí decir LXII Legislatura. Igualmente redacté “XLIII Legislatura”, cuando debí redactar LXIII Legislatura.
Una disculpa a los lectores y a los diputados pertenecientes a ambas legislaturas. En mis tiempos de la primaria todavía no se usaba el ábaco romano. Pero para no tropezarme con la misma piedra, la próxima ocasión me remitiré a la numeración arábiga (62) o a la de mi invención (ele, equis, palito, palito), para referirme a la LXII Legislatura.
Pésame: Un abrazo solidario para la familia Acuña Medina, por el sensible fallecimiento de Adela y Ma. de la Luz, hermanas de Leticia, periodista y amiga de muchos años, quien saldrá adelante con su salud, porque es una gladiadora de mucho carácter. Seguro estoy.