La primera de dos presentaciones del quinto concierto de temporada de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes se celebró el pasado viernes 11 de septiembre en el Teatro Aguascalientes en el horario acostumbrado, 21:00 hrs.
Salvo tu mejor opinión, me pareció un programa, no sé cómo calificarlo, demasiado monótono, no sé si decir denso, no por la duración, que fue más o menos el estándar en términos de tiempo de lo que suele durar un concierto sinfónico, sino por la selección de las obras, un programa cansado, creo que ése es el término que estaba buscando, si bien son obras muy conocidas, muy del gusto de las mayorías, me pareció, y es exactamente eso, una apreciación personal, que faltó algo más virtuoso, no sé, esa extraña sensación de que algo faltó.
Inició y terminó con dos obras que son un incuestionable referente de la auténtica música mexicana: Ferial de Manuel María Ponce con una ejecución muy digna. Es una partitura de intenso y profundo aroma nacionalista. Lejos de lo que podría pensarse, Ferial no tiene absolutamente nada que ver con Aguascalientes, a pesar del nombre y a pesar de la íntima relación de Ponce con esta tierra de la gente buena, se refiere a una tarde de fiesta, a una tarde de domingo típico en el pueblo de Tehuacán, en el estado de Puebla, es una obra de argumentos descriptivos muy explícitos, casi podemos ver a los niños correr en el atrio del templo, toda la vendimia y las campanas llamando a misa. Ahí está el talento de Ponce describiendo la vida tradicional del pueblo mexicano.
El concierto terminó con uno de los mejores y más dignos ejemplos de lo que es, orgullosamente, la música mexicana. Lejos de esas apologías al vicio y al machismo que suelen ser muy frecuentes en muchas de las expresiones musicales más populacheras que populares, el Huapango de José Pablo Moncayo, en cambio, dibuja en muy convincentes trazos musicales el hermoso rostro de México, ése del que debemos de estar orgullosos. Le he escuchado a la Sinfónica muchos y mejores Huapangos que el de esta noche, sin embargo, se cumplió con el compromiso.
En medio de estos dos referentes obligados de la música mexicana, escuchamos una serie de obras con buenos arreglos y dignas orquestaciones, como Las bicicletas, el celebérrimo vals Sobre las olas de Juventino Rosas, Lindas Mexicanas, Morir por tu amor, Jesusita en Chihuahua, y La Valentina. Después del intermedio escuchamos el Mosaico Mexicano de Mateo Oliva, un recorrido musical por toda la geografía nacional, después vino Olímpica, La Adelita y, como ya lo comentamos, el concierto terminó con el Huapango de Moncayo.
El director para este concierto fue el maestro Juan Tucán Franco, joven músico que debutó apenas en el 2009 al frente de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Guadalajara, de la que actualmente es director titular.
Entiendo que no es éste un programa que nos permita evaluar realmente el trabajo de un joven director, hizo bien las cosas, cumplió dignamente con el compromiso sin hacer nada de lo que estaba obligado a hacer, no se arriesgó, simplemente se concretó a hacer una sobria lectura de las obras que le fueron encomendadas más que hacer una verdadera interpretación, pero está bien, en realidad no esperaba yo otra cosa, insisto, el programa no nos ha permitido medir el verdadero potencial del maestro Tucán Franco.
Volviendo al tema de lo seleccionado para este programa de música mexicana, me hubiera parecido más interesante un programa menos popular, por ejemplo, Sensemayà o la inconmensurablemente bella e intensamente mexicana Noche de los Mayas, ambas de Revueltas, para un servidor, el más grande compositor mexicano, o la Sinfonía India de Carlos Chávez, o el Concierto para Piano de Ricardo Castro, aunque Ritter, el mejor intérprete de esta hermosa partitura, no es exactamente un joven talento, que es el perfil de la presente temporada, él es uno de los músicos más destacados y calificados de nuestro país. O hasta el Danzón No 2 de Márquez. México, así como es inmenso en su geografía, lo es también en la riqueza de su música y esto ofrece una gama de posibilidades definitivamente inagotables, y es de esa música de la que debemos y tenemos que sentirnos orgullosos.
El hecho es, definitivamente, que no se trata de darme gusto, eso lo entiendo muy bien, yo sólo ofrezco mi opinión pero sin duda tú, amigo melómano, tendrás la mejor opinión. Lo más importante es que al público que llenó el Teatro Aguascalientes le gustó, salió contento y agradeció de pie a la orquesta y al maestro Tucán Franco.
Hoy domingo a las 12:30 del mediodía se celebra el segundo concierto, exactamente el mismo programa también con el maestro Tucán Franco como director huésped, y para la próxima semana, en el sexto concierto de temporada, tendremos un programa que inicia con la Obertura La Scala di Seta de Gioacchino Rossini, el Concierto para Trombón, Op. 4 de Ferdinand David con la participación solista del maestro Carlos Meza. Después del intermedio escucharemos la Rueca de Oro, Op. 109 de Antonin Dvorak y de este mismo compositor bohemio, finalizamos con La Paloma de los Bosques, Op. 110, una vez más, y es algo de lo que sin duda debemos sentirnos contentos, dirige el maestro David Pérez Olmedo. La cita con su majestad la música es el próximo viernes 18 de septiembre a las 21:00 horas en el Teatro Aguascalientes, la casa de la Orquesta Sinfónica, por ahí nos veremos si Dios no dispone lo contrario. Hasta entonces.