Alertas Amber y de Género: el clamor por la solidaridad / Piel curtida - LJA Aguascalientes
22/11/2024

La activación cívica en medios digitales es visible con la viralidad de múltiples contenidos, pero es necesario impulsar a la acción fuera de las pantallas, y una gran oportunidad para ello es incentivar la colectividad ante las alertas ciudadanas, como la Amber y la de Género, instrumentos que más allá de la declaratoria por el Estado y la movilización de sus instituciones -en teoría y lo ideal-, son una convocatoria a la solidaridad de la comunidad.

Hace pocos días se activó con celeridad la Alerta Amber en el ámbito nacional por la desaparición de Luis Guillermo Martínez Díaz, de 8 años de edad, en la ciudad capital. En parte, gracias a que familiares y amigos de los mismos notificaron su desaparición y promovieron su búsqueda por medios digitales, además de la respuesta de las autoridades a cumplir con su labor y activar la Alerta. Días después, se informó en algunos medios de comunicación la búsqueda de Emanuel Tapia Reyes, de la comunidad El Relicario, en Aguascalientes; aunque este último sin estar reportado de manera oficial por el sistema de notificación de menores de edad desaparecidos. Sin considerar las posibles diferencias de acceso a medios de comunicación digital, las redes personales de las familias de los menores o la imagen de vulnerabilidad con mayor capacidad para provocar compasión; entre la población de la entidad se han dado muestras de movilización y difusión de imágenes para buscar a los niños, pero ¿hasta qué punto podemos hacer algo sustancial?

Las Alertas surgen desde la sociedad civil con el objetivo de visibilizar problemáticas para involucrar a la misma población, son instrumentos que al ser declarados por el Estado encienden un foco rojo para la colaboración entre los individuos. Ante una Alerta Amber, la comunidad puede reconocer que un vecino, un compañero, es vulnerable o se encuentra ante una vicisitud que requiere de las y los demás, y aunque éstos no puedan dar una respuesta directa, sí pueden abonar al proceso de resolución.

En el caso de las Alertas por desapariciones, las personas debemos compartir datos, tratar de recordar las fotografías de las y los afectados, abrir bien los ojos en caso de observar alguien que pueda parecerse a la persona extraviada, reportar cualquier tipo de información o situación extraña que pueda emitir signos de una posible retención o traslado forzados. Ante civilizaciones cada vez más pobladas, con mayor infraestructura y medios de transporte, es necesaria la colectividad para la protección mutua.

En el tema de las Alertas de Género, que producen mayor escozor para las instituciones debido a su relación con aceptar la existencia de feminicidios, se trata de una promulgación por la conciencia ciudadana, promover la denuncia y la protección ante la violencia simbólica y estructural contra las mujeres que, aunque siempre está presente, se hace más notable y exponencial. Se trata de la declaración de una consigna por evidenciar escenarios de violencia latente, implementar círculos de protección, vigilancia y concientización. Aunque también sigue como pendiente la implementación de una Alerta de Género más global, no sólo ante la vulnerabilidad de la población femenina, sino que también por homofobia ante el surgimiento de crímenes de odio contra la población no heterosexual.

Recuerdo con frecuencia que durante algunos cursos de autoprotección para las mujeres se les enseña que ante un intento de violación sexual es más efectivo gritar ¡fuego! que ¡auxilio!, así como a niñas y niños se les recomienda gritar ¡quiero a mi mamá!, o a mi papá. Sin embargo ¿cómo pueden ayudar estas sugerencias si nosotras y nosotros, la ciudadanía, no actuamos con solidaridad? Si bien, los escenarios son múltiples y las represalias pueden ser latentes, podemos optar por la denuncia de sucesos inusuales, su difusión por medios digitales, para al menos dejar evidencia, convocar a la colectividad y ofrecer elementos para que actúen aquellas instancias que tienen la responsabilidad de prevenir y atender este tipo de terribles sucesos.

Es cierto, la ciudadanía común y corriente, nosotros, los hijos de vecino, no tenemos grandes recursos para atender o solucionar problemáticas, pero podemos solidarizarnos al hacernos conscientes de que el infortunio de los demás puede ser el de nosotros en el futuro. Las Alertas Amber y de Género son el clamor del prójimo que solicita nuestra ayuda en la medida de nuestras posibilidades y si algo podemos realizar es hacer calle, compartir información, estar a la expectativa y denunciar.

 

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Twitter: @m_acevez

 


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