- En los diez últimos años, los empleos mejor remunerados disminuyeron en 14.7 por ciento, mientras que el número de trabajadores en el sector informal se incrementó en 15 por ciento
- México se perfila a ser la economía número diez más importante en el mundo, pero el índice de desarrollo humano está en el lugar 80 de 200 países.
En los últimos diez años, los trabajadores con mejores salarios disminuyeron de forma muy importante, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), que indica una caída de los ingresos de los trabajadores formales del 14.7 por ciento.
El número de empleados de todos los rangos de percepción salarial disminuyó. Los que ganaban de uno a dos salarios mínimos disminuyeron 3.3 por ciento; de dos a tres salarios mínimos cayó 1.6; de tres a cinco disminuyó 6.0 y el número de trabajadores que ganaban más de cinco salarios mínimos se redujo en 3.6 por ciento: “De lo que nos habla el INEGI es que el número de trabajadores con percepciones estables y bien remuneradas disminuyeron en estos últimos diez años”, explicó Rubén Camarillo Ortega.
Durante la última década el empleo en la economía informal se incrementó de manera importante. Para el 2005 había 11.8 por ciento de la población económicamente activa en ese sector, cuyo nivel de ingresos no fue especificado por el INEGI; y para el 2014 este porcentaje aumentó al 26.5 por ciento: “Aquí están todos los que perdieron sus empleos formales por edad, por falta de oportunidades y permanecen ahí, sin protección social ni servicios de salud pero desarrollando alguna actividad productiva”.
Hoy son menos trabajadores mejor remunerados que hace diez años y ello se debe principalmente a la pérdida paulatina de empleos de alto valor agregado que otorguen mejores salarios.
Nos hemos convertido, dijo, en una entidad que ofrece capital humano muy bien preparado, pero con los peores sueldos del país, consideró Camarillo Ortega. En los últimos años se han generado una importante cantidad de nuevos empleos y ello ha sido de gran utilidad, sin embargo, los empleos generados ofertan muy bajos salarios, lo que mantiene deprimidos el poder de compra y el nivel de vida de los trabajadores.