Un mal panorama tiene el Partido Revolucionario Institucional (PRI) frente a las próximas elecciones, tanto las extraordinarias del 2015 como las del 2016. Al menos en Aguascalientes las cosas para ese partido han ido en declive.
Por tradición desde luego autoritariamente el mando del partido se hace a contentillo. Si bien es cierto hay un dirigente estatal, en este caso Francisco Guel Saldívar, también lo es que él ha dado relevo a figuras que igual poco pudieron hacer ante la añeja costumbre de dar paso a los caprichos del gobernador del estado en turno. Nada nuevo, pues es sabido que en este esquema de virreinato se elige a dedo quiénes y dónde serán acomodados en el esquema de predilección del mandatario estatal.
Pero en lo que va del sexenio, para el PRI la cosa ha sido bastante complicada y, como dijimos, no parece que vaya a cambiar, por el contrario, realmente las futuras elecciones penden de un hilo del que bastantes se quieren colgar. La imposición que dio mal fruto cuando Paco Chávez fue candidato al gobierno de la capital salió cara, ¿quién era en ese momento Paco Chávez? Sin duda un personaje muy cercano al gobernador Carlos Lozano de la Torre pero totalmente desconocido para la ciudadanía que saldría a votar en aquellas elecciones, los resultados fueron desastrosos, no muy distintos incluso a los obtenidos en esa misma elección pero a nivel diputaciones, donde el PRI estuvo muy lejos de arrasar y apenas logró no ser vapuleado en el Congreso local, al mismo tiempo los distintos municipios que componen Aguascalientes se decidieron al final por otros partidos políticos haciendo a un lado nuevamente al PRI. Total que esas elecciones estrepitosamente fueron a la baja, pero el partido guardó silencio y se alinearon e hicieron que no pasó nada, Paco Chávez volvió al Instituto de Educación después de que lo intentaron acomodar en un puesto improvisado, así como él, entonces andaba de jefe de asesores del gobernador, al fin lo regresaron al IEA pese a que los resultados mostraban un fracaso rotundo, siguió y sigue siempre muy cerca, al menos en la foto del mandatario estatal.
Recientemente Aguascalientes vivió otro periodo electoral para los tres distritos electorales que componen el estado y va de nuevo el fracaso, pero esta vez con un ingrediente histórico, pues la terquedad y el todopoderío de la tradición partidista llevó a anular la votación en el único distrito que el PRI había ganado y desde luego las nuevas elecciones convocadas ya nada le aseguran, de por sí el margen con el que ganó su candidato Gregorio Zamarripa fue muy corto respecto al Partido Acción Nacional; ahora habrá que ver cómo salen de eso, cómo lo desatoran, porque de perder el Distrito I sería también la primera vez que el PRI no tendrá voz y voto por Aguascalientes en el Congreso federal, el costo de la terquedad fue muy alto, muy mal calculado y ante la sentencia definitiva del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de anular las elecciones para el único distrito que llevaría al PRI al Congreso de San Lázaro en la Ciudad de México se vuelve a hacer un silencio, pero esta vez parece estar a punto de estallar, por más que salga Paco Guel y diga que no hay culpa del gobernador y que el mismo Carlos Lozano minimice los hechos imprudentes cometidos, las consecuencias nos dicen otra cosa, los cálculos los hicieron muy mal y a saber ahora cómo respondan rumbo a la elecciones del 2016.
Y aunque en el PAN ya cantan victoria y se vanaglorian de la anulación de las elecciones del Distrito 1 la verdad es que también están en una crisis profunda, con todo y que el senador Martín Orozco ande filosofando citando a San Agustín, la realidad es que a la gente lo que haya dicho la corriente positivista muy pero muy poco le importa, porque los escándalos de corrupción y esa tremenda liga que los abraza a Luis Armando Reynoso Femat no tiene más vuelta, ahí también hay dedazo, también hay reinados y patrones y seguir apostando a que de chanfle ganen como ocurrió con la anulación de la elección del Distrito I francamente es bastante aventurado pensar siquiera que su partido puede subsistir de pura buena suerte. Sobre todo si tomamos en cuenta el padrón fantasma de más de la mitad de panistas que denunció el mismo senador Orozco. Aunque todos sonríen para la foto, es obvio que el PAN está fraccionado al interior entre sus grupos y que sólo esperan el momento oportuno para meterse el pie entre ellos. Respecto a la ciudadanía vamos a ver cómo se manifiesta en las elecciones extraordinarias la militancia panista, porque si comprobamos que al exterior el PAN está desdibujado será un duro golpe de cara al 2016.
Finalmente todo el otro montoncito de partiditos comenzando por el PRD que ahora pide o mejor dicho suplica una alianza con los pequeñitos, sus hermanitos, aunque primero va y los negocia y los borra mientras pudo para sentarse a platicar con el PAN que a su vez lo borró totalmente de la administración municipal y en el peor resultado de votaciones ahora sí suplica “alianza” con los otros, que igual tienen una severa crisis de representatividad ciudadana, unos a punto de desaparecer y otros arañando todavía el presupuesto.
Este es el panorama que cuesta millones y millones de pesos a la ciudadanía, un error grave de la democracia neoliberal creer que es a través de los partidos políticos que se logra la representatividad y lo único que nos han mostrado es que son un negocio redondo para unos cuantos, una franquicia y una bola de corruptos que nos cuesta muy caro mantener, o ¿creen que nos hemos olvidado del Partido Verde Ecologista de México?
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